Miguel Ángel Granados Chapa
El viernes pasado, la ceremonia anual en memoria del profesor Carlos Hank González -que ese día habría cumplido 82 años de edad- sirvió para sumar a la familia de aquel poderoso político a la cauda de apoyos con que el gobernador Enrique Peña Nieto espera ser el próximo Presidente de la República.
En 2004, Carlos Hank Rhon, heredero directo de su padre, pretendió ser candidato a la gubernatura que su padre desempeñó de 1969 a 1975. Con su prosapia y su dinero, su aspiración parecía imparable. Fue, sin embargo, convencido por el gobernador Arturo Montiel de apartarse del camino en beneficio de Peña Nieto. Lo hizo, pero tan dolido quedó que no asistió siquiera al acto de postulación formal de quien ahora gobierna en la entidad natal de su padre. Este 28 de agosto (del 2009), sin embargo, fue uno de los más entusiastas asistentes a la recordación del profesor, en Santiago Tianguistenco, encabezada por Peña Nieto. La reconciliación de ambos quedó sellada por la presencia de doña Guadalupe Rhon, la viuda de Hank González, y el reconocimiento de su hijo al papel de Peña Nieto en el proceso electoral recién concluido: Le pareció "padrísimo" que el estado de México se volviera "a pintar de PRI". Le dio "mucho gusto" y admitió que ese logro se debe "a la gran actividad y presencia del gobernador". Consideró que la victoria fue posible porque "tenemos un gran partido... y nuestro gobernador tiene una presencia increíble" (Reforma, 29 de agosto).
Ese acto no era la primera manifestación del hankismo de Peña Nieto, que no puede prescindir del equipo que trabajó con Hank González en el estado de México y en la política federal. Como ejemplo de esa proximidad está la publicación del libro Carlos Hank González, fuerza expresiva y vigencia de un gobierno innovador, editado por la fundación que lleva el nombre de ese magnate y está encabezada por Humberto Benítez Treviño. Éste fue el primer secretario de Gobierno de Peña Nieto y ahora es uno de "sus" diputados, miembro de la numerosa bancada que tendrá gran influencia en la LXI Legislatura que hoy abre su primer periodo de sesiones ordinarias.
Aunque con mayor fortuna en los negocios que en la política, la dinastía Hank ofrece diversas muestras de su vigencia en el ámbito público. Derrotado y venido a menos Roberto Madrazo, que por su cercanía con el profesor era su heredero político, Peña Nieto se ha colocado a la cabeza de esa fracción del Grupo Atlacomulco. Eso no borra a Carlos Hank Rhon, presidente del consejo de administración de los dos consorcios empresariales que aglutinan a sus negocios, el Grupo Financiero Interacciones y el Grupo Industrial Hermes. Especialmente a través de su actividad financiera (que incluye un banco, una aseguradora, una casa de bolsa y una operadora de fondos de inversión), Hank Rhon está en la política: su banco llegó a ser el principal acreedor del PRI, que acudió a él en busca de crédito luego de que la multa de mil millones de pesos que le impusieron los órganos electorales lo dejó en la penuria. Igualmente ejerce influencia en gobiernos estatales porque una línea principal de Interacciones es financiar proyectos municipales y de infraestructura de los gobiernos estatales. Es de preverse que si prospera esa nueva forma de endeudamiento de las gubernaturas priistas que es la bursatilización, su casa de bolsa estará presente en las principales operaciones de esa modalidad.
Si bien el grupo Interacciones no ha estado exento de tratos con la justicia (la norteamericana, particularmente) Carlos Hank Rhon representa el lado claro de los negocios familiares (iniciados por el profesor hace más de sesenta años). A su hermano Jorge, en cambio, le han correspondido los aspectos más sombríos de la actividad familiar. Fue alcalde de Tijuana -donde vive hace casi 30 años- y no estuvo lejos de ganar el gobierno de Baja California, pero lo hizo a contrapelo de su deplorable reputación. Ha sido expresamente acusado, aunque sin repercusiones judiciales, de ser autor intelectual del asesinato de Héctor Félix Miranda, fundador con Jesús Blancornelas del semanario Zeta. Una cosa es cierta: que el jefe de vigilancia del hipódromo tijuanense administrado por años por Hank Rhon está preso por su comprobada autoría material de aquel asesinato.
El sino oscuro de Jorge Hank -dueño del grupo Caliente, la red de casas de apuestas más grande de la República- acaba de manifestarse en un nuevo hecho de sangre en que se involucra a uno de sus 19 hijos. El 15 de agosto murió asesinada la señora Angélica María Muñoz Cervantes, madre de una hija de Sergio Hank Krauss. La pareja había pasado la tarde en Rosarito, en una boda, y al volver ella se quedó en el departamento en que vivía con la hija de Hank y dos más procreadas por ella con anterioridad. En la madrugada siguiente ella pidió auxilio a su novio, pues alguien pretendía entrar por la fuerza en su casa. Quienquiera que haya sido lo consiguió e hirió de muerte a la señora. Al llegar a socorrerla, Hank Krauss la condujo al hospital donde falleció. Está implicado en la investigación.
En cambio, su primo Carlos Hank González brilla en los ambientes empresariales. Resulta tocayo integral de su mítico abuelo porque su padre Carlos Hank Rhon casó con Graciela González, hija de Roberto González Barrera -el dueño de Maseca y Banorte-, casi tan afamado y rico como su consuegro. A sus 38 años, el nuevo Hank González dirige con eficacia y éxito las operaciones de Hermes e Interacciones.
Reforma
01/09/2009
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