Astillero
Felipe regresa a Casa (Blanca)
Personalidades múltiples
Dólares y baile canino
Es probable que ni siquiera el propio Felipe Calderón sepa bien a cuál de sus múltiples y encontradas personalidades habrá de privilegiar este jueves, cuando concurra a la Casa Blanca para una cita de última hora que le fue programada en función del creciente descontrol en México a causa del narcotráfico y en especial por el asesinato de un agente del espionaje diplomático acreditado aquí.
En la mayor debilidad política posible en 2006, según valoraciones hechas por el entonces embajador Tony Garza y de acuerdo a las filtraciones de Wikileaks que fueron entregadas a La Jornada, Calderón dedicó sus mejores esfuerzos posteriores a la tarea de agradecer el apuntalamiento estadunidense, convirtiéndose en el ocupante de Los Pinos que en términos concretos y medibles mayor sometimiento ha mostrado hacia Estados Unidos (presea de entreguismo ni siquiera alcanzada por el orgullosamente proyanqui Vicente Fox, cuyas limitaciones personales le impidieron hacer peores cosas). Pero, a pesar de todo lo que ha hecho para tratar de conseguir un trato de socio, de cómplice, de servicial contraparte, el poder estadunidense nunca ha mostrado el reconocimiento que Felipe cree merecer, ni ha dado ayuda económica suficiente a través de la Iniciativa Mérida siempre en regateo, ni ha hecho guiños creíbles de atención a las peticiones de freno al tráfico de armas, ni ha hecho homenajes ni festejos a quien ha hecho correr ríos de sangre, al sur, para que en el norte fumen, ingieran o se inyecten las mercancías que allí son de virtual libre tránsito.
Calderón, pues, se ha enojado con los desdeñosos estadunidenses, y en especial con el embajador del momento, Carlos Pascual, especialista en estados fallidos a quien no soporta el comandante mexicano en jefe que en materia política está actualmente disparando en redondo, cuidadoso de no verse frente a un espejo y soltar una metralla retórica en contra. Felipe trágicamente peleonero, a quien disminuyen y atosigan las constantes declaraciones intervencionistas de altos funcionarios estadunidenses, no solamente la Napolitano destapada, sino también la precursora Hillary Clinton que ayer deploró ante congresistas de su país que en ese ámbito no se ponga la suficiente atención y cuidado a lo que pasa cruzando la frontera sur. La secretaria de Estado mencionó, entre otras cosas, para tranquilizar a los legisladores deseosos de saber que los intereses de las barras y las estrellas son bien defendidos en el extranjero, que no se han podido entregar con la rapidez deseada los fondos de la Iniciativa Mérida porque “las complejidades, negociaciones, requerimientos técnicos con México, lo que esperamos a cambio de nuestro dinero, lo que esperamos cuando les damos nuestro dinero y la necesidad de aumentar nuestro personal para un programa de esta magnitud, han tomado tiempo”. Con dinero baila el perro, pero ese can debe precisar qué pieza musical utilizará, la duración en escena y las gracias dancísticas que habrá de ejecutar.
Danzas macabras e injustas, pues puede asegurarse que para el gobierno gringo la paridad cambiaria en materia de preocupación por asesinatos es de casi 40 mil a uno: nunca antes se había producido en las cúpulas del poder imperial una declaración de pesadumbre y desasosiego por el uso criminal de las armas libremente compradas en Estados Unidos y luego introducidas ilegalmente a México, más que ahora que un agente, sólo uno, uno nada más, fue asesinado en San Luis Potosí. Por ello, el procurador federal de justicia, Eric Holder, ha dicho sin recato que su preocupación es por el riesgo de que “el creciente número de agentes de la DEA que tenemos en México, de ATF y de la FBI (...) estas armas que son compradas en Estados Unidos y llevadas ilegalmente a México sean usadas contra ellos, y esa es una tragedia que espero podamos evitar”.
Para efectos domésticos, sin embargo, Felipe no cede. Está a punto de lograr que el Senado autorice a la Sedena a habilitar sin trabas a personal administrativo para que se convierta súbitamente en combatiente: del quirófano, la oficina o la ingeniería, por ejemplo, al cambo de batalla, sin escalas ni tardanza. Y esa propia secretaría ha anunciado su propósito de comprar 250 unidades blindadas y equipadas para patrullajes urbanos y suburbanos, en una confesa aceptación de que realiza tareas propias de la policía y no de la milicia, sobre todo con la vista puesta en los narcobloqueos y otras expresiones de lo que es llamado delincuencia organizada (las unidades podrán librar o remover obstáculos de hasta cinco toneladas). El gasto de la Sedena será de 649.6 millones de pesos y los vehículos especiales serán colocados en Tamaulipas, Nuevo León, Chihuahua, Durango, Michoacán y Sinaloa, pero podrán ser movidos a cualquier parte de la República. Pareciera que a las protestas de ciudadanos convocadas por moneros y organizaciones sociales el poder felipista estuviera respondiendo, con el fast track combatiente y el presupuesto patrullador: sí más sangre. Ah, pero eso sí: en junio está programado Calderón como orador en la ceremonia de fin de cursos de la Universidad de Stanford, y ya empezaron las críticas y protestas de una parte de esa comunidad, como puede verse directamente en http://bit.ly/g72XIL, que es el periódico oficial de la mencionada universidad, o en http://bit.ly/fnlUNE, que es una versión en español de esa noticia.
Y, mientras se ha caído uno más de los movimientos con que ciertos inversionistas de control remoto y fondos inexistentes o dudosos o triangulados han querido quedarse con Mexicana de Aviación, y al mismo tiempo aparecen otros tiradores, en una suerte de ruleta empresarial en que la casa gerencial en turno siempre se garantiza el ganar, ¡hasta mañana, con Pemex dando inicio al acariciado proyecto de asignar contratos incentivados a firmas privadas para que le entren al gran negocio siempre dispuesto a salpicar!
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