lunes, 24 de enero de 2011

Zapatero, a tus zapatos De La Redacción EL DIARIO Ciudad Juárez, Chihuahua


Cuando Patricio Martínez estaba a punto de terminar su sexenio dijo en tono de broma, ante las reiteradas preguntas que se le hacían, que tras dejar el cargo se sentaría en una mecedora a tejer.

El presidente Felipe Calderón, a quien le queda prácticamente un año y medio de gobierno, ha dicho que aún está muy joven y, por lo tanto, seguirá muy activo cuando culmine su mandato.

A juzgar por sus comentarios tan reiterativos que ha expresado durante el último año, sería bueno que si aún le quedan muchas energías, se dedicara a dirigir un periódico para que conociera de primera mano la realidad de lo que tanto ha estado hablando sin estar bien enterado.

El viernes, Calderón volvió a insistir en que publicar sólo malas noticias, y no las buenas, causa un efecto demoledor en el ánimo nacional, lo que afecta a la gente y a la economía.

Incluso, dijo que debería existir un periódico que se llame Balance, “en el cual en primera plana vengan de un lado las buenas, y del otro lado las malas y en medio las regulares, las neutras”.

Como dice el dicho, “zapatero a tus zapatos”. Si Calderón optó por la función pública y quiso ser presidente de la República, pues entonces que se dedique a tratar de gobernar bien y que deje a los comunicadores hacer su trabajo.

La imagen que el primer mandatario deja entrever de lo que deberían ser los periodistas, es que se trata de publirrelacionistas cuya obligación es estar divulgando sólo buenas noticias.

Como si el mundo fuera de un solo color.

Además, las palabras del Ejecutivo federal reflejan que, o no lee los periódicos –como su antecesor, Vicente Fox–, o los lee mal, porque no hay ningún rotativo que publique sólo información de las cosas negativas que suceden en el país y en el mundo.

Ser periodista no es ser un encargado de relaciones públicas de los gobiernos para estar ensalzando sus probables logros o lo que pudieran hacer bien, porque eso es precisamente para lo que fueron elegidos.

Si eso es lo que quiere el presidente de los periódicos, entonces también refleja que le gustaría regresar a aquellas oscuras épocas en que los medios se dedicaban a publicar las gacetillas pagadas de los gobiernos en turno, algo que el partido del que proviene cuestionó sistemáticamente.

Así como los gobernantes se deben a sus gobernados y, por tanto, están obligados a dedicar el mayor ahínco en sacar adelante sus tareas de servidores públicos, también los medios respondemos a los que nuestros lectores desean ver publicado en nuestras páginas.

Cuando un medio pierde esa retroalimentación, esa correspondencia entre lo que publica y lo que esperan ver sus receptores, entonces malgasta su confianza, su credibilidad y, por tanto, deja de tener seguidores.

Lo mismo sucede en la función pública. Las encuestas de todos los medios y empresas de investigación del país, arrojan una caída sucesiva de la confianza de los mexicanos en la gestión del presidente Calderón. Así que mejor debería esforzarse por gobernar bien si quiera estar en las primeras planas de los periódicos. Y que nos deje hacer nuestro trabajo.

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