miércoles, 19 de enero de 2011

‘Méxodo’ Jorge Ramos Periodista


Miami– Los mexicanos se han malacostumbrado a la violencia. En México se vive una masacre tras otra. Pero son tantas y tan seguidas que a veces ni siquiera se reportan en la prensa.

Y cuando se reportan ya no causan sorpresa en la población. Los políticos, incluyendo al presidente, ni las mencionan en sus discursos.

Qué diferencia, en cambio, con lo ocurrido en Tucson, Arizona. Ahí asesinaron el pasado fin de semana a seis personas e hirieron de gravedad a una congresista, Gabrielle Giffords. El hecho conmocionó al país entero, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, asistió a un emotivo acto para recordar a las víctimas y se ha iniciado un intenso debate nacional sobre las causas que lo provocaron.

Ese mismo fin de semana en Acapulco, México, se encontraron 15 cuerpos decapitados.

Y no pasó nada. Nada. No hubo una ceremonia pública para recordar a los muertos. El presidente Felipe Calderón no fue a Acapulco a dar un discurso. Y no cambió para nada el debate en México sobre cómo enfrentar la violencia por el narcotráfico.

“Dime como mueres y te diré quién eres”, escribió Octavio Paz en El Laberinto de la Soledad. México se ha definido en los últimos cuatro años por sus muertes violentas. Y así, violenta, es también la vida de los mexicanos. Basta ver las cifras.

Desde que Felipe Calderón tomó posesión como presidente han sido asesinadas 34 mil 612 personas en crímenes vinculados al narco, según cifras oficiales. El 2010 ha sido el año más violento desde la revolución mexicana. Fueron asesinadas 15 mil 273 personas.

Más de tres mil de esas muertes ocurrieron en Ciudad Juárez. Los niveles de violencia en México son equivalentes o superan las de una zona de guerra. Hay muchos días en que se reportan más muertes violentas en México que en Irak o Afganistán.

El presidente Felipe Calderón, sin embargo, lo ve con otros ojos. Él dijo en una entrevista de radio que “la buena noticia” era que se ha “avanzado en el combate a las organizaciones criminales de México.”

Pero eso suena a autoengaño. Lo que para el presidente es una “buena noticia” para muchos mexicanos es un reverendo fracaso. Y la reacción es una: se están yendo del país.

“Méxodo” es el nuevo término que se está utilizando para describir la salida de mexicanos de su país, particularmente hacia Estados Unidos, debido a la violencia. Es un fenómeno relativamente nuevo y difícil de cuantificar, pero es real.

El doctor Alejandro Alvarado, de la Universidad Internacional de la Florida, ha sido uno de los primeros en utilizar el término “Méxodo” y está iniciando una investigación al respecto. “Hasta ahora, la política de seguridad nacional del gobierno de Calderón ha fracasado”, me dijo. “La militarización del problema del narcotráfico ha creado un clima de guerra y muchos mexicanos de las zonas más afectadas están buscando seguridad en el país vecino. Para ellos, el mexicano, es un Estado fallido, como lo es para todos aquellos que salen de sus países por razones de seguridad.”

Hay poblaciones de México que están quedando vacías, particularmente cerca de la frontera con Estados Unidos, debido a la lucha entre cárteles de las drogas. El problema central, desde luego, está en el gigantesco consumo de drogas en Estados Unidos y en el fácil acceso de armas norteamericanas que tienen los narcotraficantes mexicanos.

Pero la estrategia del gobierno de México frente a esa realidad no ha funcionado y como prueba están los miles de muertos. Cada muerto es una muestra más de que urge un cambio radical. Ese cambio ya no se prevé con Calderón en la presidencia. Habrá que esperar al nuevo residente de Los Pinos en el 2012. Y mientras tanto, los muertos y las masacres se acumulan.

Durante un discurso en Panamá en 1995, el premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez dijo que “mi impresión es que el tráfico de drogas es un problema que se le salió de las manos a la humanidad”. Una década y media después el problema sólo se ha acrecentado.

La legalización de la droga es, por ahora, un simple debate académico. Y la estrategia de mano dura de Calderón contra los narcos sólo ha resultado en más muertes y violencia. Así que, ante la falta de una solución real que pacifique al país, lo único que le queda a muchos mexicanos es irse para salvar la vida.

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