martes, 28 de diciembre de 2010

Los discursos huecos = Sergio Conde Varela Abogado


Todos los juarenses, chihuahuenses y mexicanos, conocemos los discursos políticos sin sustancia, sin médula; discursos huecos que se repiten una y otra vez con distintas palabras y que ya han producido en la vida local, estatal y nacional, sueño para oírlos y flojera salvaje para leerlos.

Parece que los círculos políticos que siempre se dicen muy enterados de todo, no se dan cuenta que los discursos que siempre aplauden sus más allegados colaboradores y la propaganda que utilizan en todos los medios, han cansado hasta los extremos de la resistencia, a los ciudadanos de todos los niveles.

Se ha perdido entre las cifras de las corruptelas la persuasión para convencer, influir y cambiar un estado de cosas que francamente pisa con fuerza los terrenos del caos. Se ha utilizado una serie interminable de anuncios que pretenden impactar a la población con palabras, haciendo una omisión dolosa de hechos con los cuales se podría avanzar en soluciones porque éstas lamentablemente no existen.

En los discursos y en las noticias oficiales, se emplean a rabiar los infinitivos. Hace cerca de un año, aquí en nuestra tierra, cuando se dio el doloroso problema de Villas de Salvárcar en las cuales murieron infinidad de jóvenes, el presidente Calderón, usó copiosamente el modo infinitivo en sus intervenciones. Dijo: “Vamos a hacer…”; “Vamos a emprender…”; El propósito es realizar…” y así con estos verbos acondicionó sus intervenciones.

El hacer, el emprender o el realizar son infinitivos que no se han dado en la realidad fronteriza. Han causado en un porcentaje muy elevado de la gente un desaliento brutal, porque a los verbos no se les ha agregado la acción.

Lamentablemente la cultura de los infinitivos se ha instalado en la clase política y no quiere salir ni remotamente de ella y esto ha originado que los famosos verbos no se conviertan en realidades provechosas para el bien y la marcha positiva de nuestra sociedad.

A los juarenses, decíamos líneas atrás, se nos han cansado los oídos por escuchar promesas y más promesas, que se han dicho o escrito para terminar con este “tsunami” de muerte, secuestros y violencia de todos tipos. No ha pasado de ahí, porque las medidas que se dicen se han dictado han caído al vacío y no han producido una respuesta provechosa y firme a favor del pueblo, el cual vive angustiado, con pánico y sabedor de que muchos de los que antes vivían aquí, han salido huyendo al extranjero porque no pueden, por miles de factores, hacerle frente a lo que en Juárez se vive.

De acuerdo a lo escrito, la conclusión lógica no se deja esperar: los discursos y noticias que brotan del oficialismo, son huecas, sin columna vertebral, poco serias, que demuestran que no se tienen elementos técnicos ni profesionales para terminar de una vez por todas con esta infamia que agobia sin justicia alguna a una población entregada en su generalidad al trabajo y a las realizaciones comunitarias.

Es notable en todo esto que, a pesar de tantas denuncias, señalamientos, manifestaciones de todo tipo de los fronterizos, las respuestas brillan por su ausencia. El sector oficial está encementado, no entiende cómo moverse y da la impresión de no saber cómo resolver de fondo y forma esta necesidad colectiva.

Las noticias de periodistas ágiles y de articulistas o comentaristas interesados, no llegan a impulsar a los detentadores del poder público a comprometerse con medidas concretas y medibles; dan la impresión de que no están obligados a responderle al pueblo, y mucho menos a quienes son vehículos de la voz popular. Parece que en este asunto se diera la frase de Isaac Bashevis Singer: “El tiempo cambia las cosas, Dios cambia las cosas, pero los escritores no pueden cambiar nada”.

Sin embargo, de plano, muchos queremos que se terminen los infinitivos; son demagógicos y engañan a la gente para que piense una cosa y salgan con otra y eso… eso no se vale.

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