Su única diferencia está en el copete. |
Alma E. Muñoz y Fabiola Martínez
Periódico La Jornada
Viernes 31 de diciembre de 2010, p. 6
Este año concluye con la lucha anticipada de las fuerzas políticas por el 2012. La discusión y las críticas giran alrededor de la violencia que ha generado en el país el combate al crimen organizado, cuya estrategia el presidente Felipe Calderón se ha negado a replantear, pese a los más de 30 mil muertos registrados hasta ahora y el incremento de la criminalidad en general.
Quienes apenas hace cuatro años eran enemigos “por el fraude electoral cometido por el Partido Acción Nacional (PAN) en perjuicio de la izquierda” y en particular contra Andrés Manuel López Obrador, han puesto en marcha supuestas fraternidades para detener el ascenso de su principal amenaza, el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Las elecciones del 5 de julio de 2012 abrieron la puerta a la negociación entre César Nava y Jesús Ortega para firmar alianzas en Durango, Puebla, Oaxaca e Hidalgo, con candidatos cuyo origen (a excepción de la hidalguense Xóchitl Gálvez) los vincula al PRI: José Rosas Aispuro, Rafael Moreno Valle y Gabino Cué Monteagudo.
Ese juego político abrió boquetes en el PAN y en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
En el partido del sol azteca, sus principales líderes se deslindaron de esos acuerdos. Cuauhtémoc Cárdenas señaló que hubo “traiciones”, y Andrés Manuel López Obrador advirtió que la izquierda quedará “borrada” si persiste en mantenerse junto al panismo. En cambio, su principal oponente por la candidatura presidencial del partido, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubon, está en favor de las alianzas.
El escenario se calentó cuando en julio, López Obrador aseguró: “voy por la Presidencia en 2012”, precedida por el anuncio de que nuevamente recorrerá el país, con base en el apoyo de un movimiento nacional, y el Partido del Trabajo (PT) dispuesto a registrarlo como su candidato.
Dos meses después, el tabasqueño inició una gira por el estado de México, donde arreció sus críticas a la dirigencia nacional del PRD y anunció –frente a la posibilidad de una eventual alianza con el PAN– que su movimiento tendrá candidato propio en esta entidad.
Ante la manifiesta ambigüedad de Alejandro Encinas para aceptar ser el abanderado del sol azteca en el estado de México, se aplicó una encuesta en la que resultó ganadora Yeidckol Polevnsky .
Las baterías de la izquierda van dirigidas sobre el gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto, quien es el aspirante más visible del tricolor a la Presidencia de la República.
En tanto, los partidos se preparan para la contienda de 2012.
Humberto Moreira, gobernador de Coahuila, se perfila como el sucesor de Beatriz Paredes al frente del PRI; Gustavo Madero llegó a la presidencia del PAN, y el PRD deja en la incertidumbre el cambio de su directiva nacional.
Mientras López Obrador continúa al frente de un movimiento nacional, Ebrard lanzó la fundación Equidad y Progreso, trampolín para promover “un gobierno justo para 2012”, aunque al mismo tiempo debe atender la creciente oposición de habitantes de la delegación Magdalena Contreras por la construcción de la “supervía sur poniente”.
Con los panistas se barajan diversos nombres de quienes aspiran a la candidatura presidencial: los secretarios Alonso Lujambio; Heriberto Félix; Ernesto Cordero; el gobernador de Guanajuato, Manuel Oliva; la coordinadora de los diputados albiazules, Josefina Vázquez Mota, y el senador Santiago Creel.
Los polémicos acuerdos electorales con el PRD calaron fuertemente dentro del PAN.
El jueves 4 de marzo, obligado por el gobernador Peña Nieto, César Nava admitió que firmó con el PRI un pacto antialianzas, a cambio del respaldo al paquete económico de 2010. El ex secretario de Gobernación, Fernando Gómez Mont fue testigo del documento consumado en Bucareli. El hecho evidenció la endeble unidad panista y provocó la renuncia de Gómez Mont al PAN.
Con ello, su salida del gabinete estaba anticipándose y finalmente fue destituido el 14 de julio, en medio de diferencias con otros secretarios por la forma de intentar resolver el conflicto derivado de la extinción de Luz y Fuerza del Centro.
El círculo más íntimo de Felipe Calderón tuvo reacomodos con la llegada de Francisco Blake a Gobernación; la salida de Patricia Flores de la Oficina de la Presidencia, para dar paso al regreso de Gerardo Ruiz Mateos, quien fue sustituido en Economía por Bruno Ferrari; y el enroque de Max Cortázar como vocero del PAN en el epílogo de la presidencia de Nava.
A la par arreciaron las críticas de Manuel Espino quien abiertamente critica a Calderón por su “intromisión” en la vida del partido y a quien señala como responsable de una errada estrategia contra el narcotráfico.
Las controvertidas alianzas dieron un viraje al rejuego político que hizo crisis en agosto cuando el PRI se lanzó contra Calderón; le advirtió que ya no sería “complaciente” y que hará todo por recuperar la silla presidencial. Fue más allá: le recordó que gracias a ellos pudo llegar a Los Pinos.
Como jugada estratégica orquestada desde Los Pinos, las alianzas permitieron reposicionar al PAN y al PRD en la lucha por el 2012. Qué hacer frente a la inseguridad, la impunidad y para fortalecer el estado de derecho se convirtió en materia prima de la propaganda.
Los embates contra perredistas arreciaron. Generó polémica, en este contexto, que el presidente de Cuba, Fidel Castro, declarara el 15 de agosto que desde 2004 se fraguó un complot contra López Obrador para evitar que llegara a la Presidencia de la República. Posteriormente, Vicente Fox reconoció que le echó la mano a Calderón.
El 6 octubre, el jefe del Ejecutivo admitió que en 2006, el tabasqueño “sí era un peligro para México”, y aseguró estar dispuesto a entregar a un priísta la banda presidencial si gana la elección en 2012.
En medio de la disputa, continuó incrementándose el número de fallecimientos como consecuencia de la guerra contra el crimen organizado.
En agosto, Calderón convocó a partidos políticos, sociedad civil y legisladores a participar en diálogos por la seguridad para hacer frente con mayor eficacia al crimen organizado. Pero a la disposición manifiesta, el jefe del Ejecutivo respondió, durante la presentación de su carto Informe de gobierno, el 3 de septiembre: “seguiremos adelante porque está en juego la seguridad de nuestras familias”.
Presumió que en el más reciente año de su gestión fueron capturados 5 mil 108 sicarios y cayeron 125 líderes y lugartenientes del narcotráfico, entre ellos, de los más importantes capos: Arturo Beltrán Leyva e Ignacio Nacho Coronel. Luego vinieron las detenciones de Édgar Valdez Villarreal La Barbie y de Sergio Villarreal El Grande.
La violencia del crimen organizado provocó que Ciudad Mier, uno de los municipios que integran la llamada frontera chica en Tamaulipas, dejara de ser un “pueblo mágico” para convertirse en fantasma, por las amenazas de Los Zetas a sus habitantes para que salieran de la zona o serían “arrasados”, al igual que sus viviendas.
Mientras, los ataques contra indocumentados centroamericanos se elevaron. El 24 de agosto 72 fueron asesinados en el municipio de San Fernando, también en Tamaulipas, tras ser plagiados por un grupo armado cuando intentaban llegar a la frontera norte, y al cierre del año se investigan más secuestros en Oaxaca.
Los reflectores se dirigieron contra Julio César Godoy Toscano, por sus presuntos vínculos con la organización criminal La Familia Michoacana. El 24 de septiembre, arropado por perredistas, tomó protesta como diputado federal, con lo cual obtuvo fuero constitucional durante un corto lapso, tras filtrase una conversación que sostuvo con el capo Servando Gómez La Tuta.
El colofón del año fue la filtración de cables diplomáticos por parte del sitio Wikileaks. Entre el cúmulo de información se reveló la preocupación del gobierno calderonista por la supuesta injerencia del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, en el país y presuntos financiamientos al PRD para la campaña electoral de 2006.
El secuestro de Diego Fernández de Cevallos también marcó el 2010. Suscitó un escándalo mediático que alcanzó el clímax con su liberación no sólo por dilucidar la autoría del plagio sino porque este hecho regresó al ex candidato presidencial a la lista de aspirantes, suspirantes y precandidatos para el relevo de Calderón, según algunos.
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