La Jornada
Viernes 29 de octubre de 2010
Las corrientes políticas contrarias a la gestión de Jesús Ortega Martínez al frente del Partido de la Revolución Democrática convocaron ayer a la conformación de un “movimiento de insurgencia perredista desde las entidades y municipios” para rescatar el partido e impedir que la actual dirección continúe “desdibujándolo” al aliarse con la derecha panista.
En conferencia de prensa dieron a conocer un plan de acción que incluye reuniones nacionales y estatales para sumar fuerzas e insistir en la necesidad de que hacia 2012 tengan una candidatura de unidad.
Gilberto Ensástiga, de la Unidad Nacional de las Izquierdas, indicó que a partir del 31 de octubre y hasta el 5 de diciembre se llevarán a cabo las reuniones, con el propósito de “articular el trabajo de destacados perredistas” y de otros personajes, como intelectuales y los aspirantes a la candidatura presidencial por el PRD: Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard Casaubon, a quienes extenderán una invitación a participar.
Destacó la última fecha, por ser el día en que, con base en el mandato del Congreso Nacional Refundacional y la ruta crítica aprobada por el Consejo Nacional, “tendríamos que llevar a cabo la renovación de la dirección nacional actual”.
Adelantó que según acuerdo del secretariado nacional, el próximo 4 de noviembre se instalará la mesa de diálogo que permita encontrar una salida a esa renovación.
Según el pronunciamiento consensuado por Izquierda Democrática Nacional, Unidad Nacional de las Izquierdas, Democracia Social, Izquierda Social, Grupo de Acción Política, Unión Patriótica, Red de Izquierda Revolucionaria-Movimiento de Liberación Nacional y Movimiento Cívico, es urgente rescatar al PRD porque sus actuales dirigentes “han impuesto una política de colaboración con el gobierno de (Felipe) Calderón y el panismo, opuesta a la que definió el 12 congreso nacional, y contraria también a los principios que han dado razón a su existencia como partido de lucha”.
Además, las alianzas con “la derecha panista –como en el estado de México y Nayarit– y la actitud de complicidad con el gobierno de Calderón dividen a las izquierdas y al movimiento democrático nacional, desdibujando al PRD como partido de oposición”, y lo alejan de las luchas sociales, “impidiéndole un papel relevante en la apremiante transformación de México”.
Camilo Valenzuela confió en que la celebración de los foros obligue “a los compañeros que han venido imponiendo una dinámica de operación puramente burocrática a entrar al debate, que es a lo que han estado sacándole la vuelta, confiados en que por su colaboración con el gobierno de Calderón y el PAN están teniendo espacios en los medios de comunicación, y no les importa que la vida del partido siga empobrecida”.
Se refirió a los dirigentes de Nueva Izquierda, apoyados por los de Alternativa Democrática Nacional y Foro Nuevo Sol.
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