En estos momentos, cuando más que nunca nuestra comarca está hundida en el cenagal de la iniquidad y la infamia, y cuando el clamor general es de justicia, Marisol Valles García es nombrada directora de Seguridad Pública en Praxedis G. Guerrero.
Y, como reza un romance español de la Edad Media, “Cosas veredes, Mío Cid”, somos testigos de que, como suele pasar, los extremos se juntan. O bien, la realidad se contrapone a veces de manera sublime, cuando la vida busca su camino por senderos en apariencia inaccesibles.
Difícilmente podría haber un rumbo más castigado que el Valle de Juárez, con iglesias quemadas, ex presidentes municipales y seccionales asesinados, a la par que regidores, así como cuadras enteras de casas incendiadas y abandono de viviendas. Todo esto en un clima acorde al de la nación entera, en el que, estando ausente la justicia, el principal reclamo de los gobernados hacia las autoridades es en el sentido de que ésta se manifieste para que las cosas vuelvan a la normalidad.
Verdaderamente, no parece haber complicaciones, si el problema se reduce a la falta de justicia, ese elemento traducido en una virtud cardinal que para Ulpiano es, simplemente, “la constante y perpetua voluntad de dar a cada quien lo suyo”.
Tal voluntad, por parte del Estado, es lo que se pide ante los que matan, frente a quienes envenenan a la sociedad, y de cara a aquéllos que les quitan el honrado fruto de su labor a los ciudadanos, esquilmándolos en sus hogares y fuentes de trabajo.
Mediante estos ilícitos millares de niños han quedado huérfanos y sin un pan que llevarse a la boca, a la vez que infinidad de mujeres son ahora viudas. Y las comunidades agonizan. Y la gente vive encerrada, con angustia, entre cuatro paredes.
A partir de este fenómeno por cuya causa la sociedad está infamada, tanta es la necesidad de justicia, que por distintas latitudes surgen resplandores de uno que otro faro que, en ocasiones engañadoramente, prometen la deseada reivindicación.
Esto porque de algún modo han de encauzarse el miedo, la indignación y los intereses, ya sean limpios o perversos, y hasta la genuina preocupación ciudadana o institucional, por la propia seguridad o el afán de ejercer un buen gobierno.
Por ello tiene lugar la acción social espontánea, debido a que la ciudadanía, al no aguantar más, principalmente en varios puntos del estado de Chihuahua, ha linchado a algunos delincuentes y ha estado a punto de prenderles fuego a otros.
También fue ésa la causa de que al difundirse por Internet el caso de una mujer extorsionadora después ejecutada, el mensaje haya obtenido respaldo, en algo que hace pensar en la buena acogida de la gente hacia los grupos “justicieros”.
En este contexto de impunidad, atropellos y desesperanza, en el que innumerables ciudadanos están dispuestos a agarrarse de un clavo ardiendo, como alborada plena de promesas aparece en el horizonte esta joven de 20 años, estudiante de criminología.
Más que Juárez, Praxedis G. Guerrero sufrió antaño el flagelo de los apaches, por lo que los ancestros de Marisol, para sobrevivir, asumieron decisiones heroicas, lo cual debe de haber contribuido a forjarles un carácter indomable que subyace en sus genes.
Acaso sea ése el origen de su entereza, en un ejemplo esperanzador que dio la vuelta al mundo. Y del norte tenía que ser, que es donde surgen las reivindicaciones de la patria, aunque su frágil imagen sea diferente a la de los formadores primigenios del Chihuahua “bárbaro”.
Empero, su actitud señera sirve de inspiración. Ella, como titular de Seguridad Pública, se limitará a la prevención, intentará recomponer el tejido social y, en un contacto directo con las familias, inculcará valores humanos en la gente de su comunidad.
Para ello tendrá el apoyo que representan las iniciativas aprobadas por el Congreso local, a instancias del gobernador, para que se castiguen con cadena perpetua algunos delitos del crimen organizado, entre ellos los asesinatos de periodistas y policías.
Mas el mérito de Marisol no tiene paralelo, con un sueldo raquítico, en una administración sin fondos, y erigiéndose en medio de un cenagal de abusos, sinrazón e impunidad como una flor emblemática que simboliza el anhelado cambio.
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1 comentario:
Marisol:
Pertenece a la GENERACION SISI.
Si Puedo y Si cuento con ustedes.
Con todo el empuje de su juventud y el apoyo que le podamos brindar, ella demuestra que los Jovenes de Hoy SI tienen Madera para comprometerse con la Sociedad.
La Otra parte nos corresponda, no solo la felicitemos, veamos desde nuestros lugares de origen como apoyarla.
Todo el poder del pueblo con Marisol.
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