El feminicidio, concepto mundialmente conocido e inspirado por los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez, está llegando a niveles insólitos de crecimiento, como indican las estadísticas. Las actuales condiciones de inseguridad y anomia permiten un genocidio sin precedentes donde se asesina por igual y cotidianamente a hombres, mujeres, niños(as), jóvenes, ancianos(as) y no se ve para cuándo acabe esta masacre.
En las condiciones de criminalización de la sociedad juarense por el estigma federal de “combate” a los cárteles de la droga (donde el estado y principalmente Juárez son sinónimo de “tierra de narcos”) no podemos aspirar ni esperar mucho del Estado mexicano, más interesado en maquillar cifras minimizando su fracasada misión en sus tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) que en combatir la violencia, particularmente hacia las mujeres, pues poco comprometidos se han visto a pesar de la presión mundial y exigencias como el de la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos por el caso de las asesinadas en el campo algodonero.
El caso del feminicidio es emblemático porque lejos de desaparecer el fenómeno en Juárez, se incrementa desde que inicia la tristemente famosa “guerra” contra las drogas emprendida por el gobierno federal de manera unilateral e irresponsable.
En las últimas semanas a partir de septiembre, los medios de información hacen saber de ejecuciones de mujeres prácticamente todos los días y con particular saña. Uno de los últimos casos, el de la mujer secuestrada, videograbada y luego aparecida muerta, es una señal inequívoca de una dialéctica negativa y dañina en cuestión de género: en vez de mejorar la condición de la mujer, se deplora en el ámbito de la anomia incrementando el genocidio sin distinción de sexo.
No se trata de poner el tema de las mujeres por encima de otros igual de urgentes (de hecho la ciudad vive una situación de emergencia no reconocida) pero llama la atención el perjuicio total hacia la mujer, de por si desprotegida y vulnerable en una sociedad machista y patriarcal, más en las condiciones actuales.
La misma “guerra” está llevando la vida cotidiana juarense a niveles inadmisibles de gobernabilidad, pues no hay instituciones que respondan a los cada vez mayores reclamos de paz y armonía que exige la sociedad.
Llama la atención en esta nueva etapa del feminicidio, los motivos por los cuales se les está matando: por sus vínculos con el narco y/o el crimen organizado; para secuestrarlas y cobrar rescate o simplemente robarlas; por vendettas y rivalidades; por “limpieza social”. Además se debe agregar el incremento de asaltos, extorsiones y demás delitos que acosan a la sociedad juarense en general y a la mujer en particular. No es una situación fácil y por conocimiento de causa, no es posible esperar mucho de los nuevos gobiernos municipal y estatal; del federal sólo se espera más anomia.
Las nuevas circunstancias de inseguridad y crisis económica están cambiando nuestros hábitos cotidianos y costumbres. Por esta razón las mujeres han tenido que ceñirse y enfrentar el porvenir oscuro en que el estamos parados: mujeres policías, sicarias, extorsionadoras, choferes, agentes de tránsito, son los nuevos roles, mientras se incrementan los de masajistas, prostitutas, traficantes, viudas y huérfanas. Es doloroso constatar además la situación de empobrecimiento, desempleo, depresión y miedo que ambientan la ciudad y donde las mujeres se encuentran tanto y más desamparadas que los hombres.
La situación parece insostenible y sin embargo la ciudad sigue su marcha. El miedo y la enajenación no son todavía lo suficientemente “alarmantes” para lograr la cohesión social necesaria que pueda poner fin a tanta desgracia, lo cual festejan estos gobiernos que no gobiernan ni dan resultados, ni se comprometen a nada (verdaderos “ni-nis”).
De hecho el Estado mexicano es tan responsable de este genocidio (casi siete mil asesinatos tan sólo en Ciudad Juárez desde el 2008) como quienes se dedican específicamente a ello. La “guerra contra el narcotráfico”, además de ficticia, es una guerra perdida que sólo está debilitando al gobierno, arriesgando a la población y destruyendo la economía.
El 19 de octubre por propuesta de la Organización Mundial de la Salud, se celebra mundialmente el Día internacional de la lucha contra el cáncer de mama. Desde el 2006 es la primera causa de muerte de mujeres mayores de 25 años en México, según datos de la Secretaría de Salud aunque de acuerdo al diario Milenio (Milenio semanal del 9 /5/10) en el 2010 la violencia intrafamiliar es ya la primera causa de muerte de mujeres en México.
De seguir las cosas como van para el 2011 ó 12 el asesinato será la primera causa de muerte femenina en México, como de seguro ya lo es o está cerca de serlo en Ciudad Juárez.
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