Serpientes y Escaleras | Salvador García Soto
Esa fue la petición, directa y sin cortapisas, que el presidente Felipe Calderón le hizo a congresistas de oposición con los que negociaba, hace algunos meses, nombramientos y reformas importantes a varios órganos del Estado mexicano, entre ellos la estratégica Comisión Federal de Telecomunicaciones. “A mí sólo déjenme la Cofetel, la necesito para meter en cintura a estos cuates (los radiodifusores y empresarios de la televisión); con lo demás no hay problema, pero déjenme la Cofetel”.
Al parecer aquella negociación tuvo éxito y, ayudado por la Suprema Corte de Justicia, Felipe Calderón logró frenar cualquier intento de reforma que diera autonomía plena a la Cofetel o que permitiera al Senado ratificar o revisar los nombramientos de los comisionados. Calderón y los ministros evitaron así la injerencia de otro poder y dejaron totalmente en manos del Ejecutivo federal el manejo y nombramientos del órgano regulador del mercado más importante y de mayor crecimiento de los últimos años en México: las telecomunicaciones.
Tras el apoyo de la Corte, y conforme se acerca la sucesión del 2012, Calderón se quitó la careta y tomó por asalto el control de la Cofetel con miras al manejo político de las concesiones en la complicada batalla que tendrá el PAN para tratar de mantener la presidencia y evitar el regreso del PRI a Los Pinos. Eso significa, en términos llanos, la llegada de un inexperto pero incondicional presidente de la Cofetel como es Mony de Swaan.
El amigo personal y eterno asesor del secretario Juan Molinar es el alfil que Calderón necesita para operar desde la Comisión los amarres, las presiones, los arreglos y los chantajes para que los poderosos varones de la radio y la televisión se sometan al interés del Presidente y su partido en los futuros comicios presidenciales. Ese es todo el fondo de la cuestionada designación en Cofetel: un Presidente que ya está en campaña y que ha definido que, para él —quién sabe si para el país— no hay más prioridad ni meta que evitar a toda costa ser el Presidente que le regresó el poder a un partido que detesta como es el PRI. Si para ello hay que usar los órganos del Estado no hay problema.
NOTAS INDISCRETAS… Hasta ayer en Los Pinos no tenían nada definido sobre el relevo de Fernando Gómez Mont que ya todos dan por hecho; tampoco había un sucesor decidido por el Presidente… Manuel Espino niega ser de los perdedores del 4 de julio en el PAN. “No considero haber perdido nada, los resultados dan la razón a los miles de panistas que consideramos que hubo una mezcolanza de siglas con un solo propósito: ganar espacios de poder en forma pragmática externa. Padecimos una promiscuidad ideológica y la institucionalización del ‘haiga sido como haiga sido’”, señala el ex presidente del PAN en carta a esta columna, y asegura: “si este tipo de coaliciones vuelven a triunfar, los panistas podremos citar al rey Pirro y decir: ‘Con otra victoria así, estaremos perdidos”… Antes de partir a China, de donde ya volvió, Enrique Peña Nieto tuvo una comida con Miguel Osorio Chong y Jesús Murillo; el tema: la sucesión en la dirigencia del PRI en 2011 para la que ya empiezan a moverse en el viejo partido… A Xóchitl Gálvez ya la dejaron sola en Los Pinos y en el PAN, no le ven mayores posibilidades a su impugnación, contrario a Veracruz, donde César Nava se la está jugando con Miguel Ángel Yunes y si va Nava, va el Presidente… Escalera de los dados. Mejoró el tiro
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