jueves, 29 de julio de 2010

“Los misteriosos desaparecedores”

Julio Ricardo Blanchet Cruz

• “Bazbazeando”…
• Entre tragedia griega y zarzuela española…
28 julio 2010
jrbc@diariolibertad.org.mx

Después de que sin mucho chistar la sociedad ha aceptado con silencio las aberrantes e irrazonables declaraciones de la Procuraduría del Estado de México en torno al asesinato de la pequeña Paulette…

Cuyo cobarde e impune homicidio, en el colmo de los colmos, está siendo aprovechado para sacar de alguna manera ventaja, con libros, declaraciones y contradeclaraciones que ponen en mal a todos los que de una u otra manera intervinieron en el oprobioso caso…

Y por supuesto que nada aportan al esclarecimiento del crimen que Peña Nieto encubrió de la manera más cínica que alguien hubiera podido pensar. Ya que solo a un orate se le hubiera ocurrido semejante incoherencia…

Fácil se le ha hecho al cártel gobernante continuar por el mismo camino de los cuentos descabellados (“Bazbazeando” ¡pues!) y primero nos salen con que los presos de Durango salían a matar gente en Torreón, en vehículos y con armas oficiales (¿R 15 oficiales?) de los custodios…

Desde luego con la anuencia de la Directora del Penal, doña Margarita Rojas, que los tenía tan bien controlados, que después de efectuar sus fechorías regresaban como angelitos a dormir a sus respectivas celdas…

Ahora nos tratan de engatusar (distraer sería aceptable) con la reaparición, siempre teatral (y oportuna) de Diego Fernández de Cevallos, con una foto y una carta a su hijo (como Douglas Mc Arthur, pero chafa) con la que intentan hacernos creer lo increíble…

Eso de la “pasmosa astucia”, y de los “Los Misteriosos Desaparecedores”, está de telenovela. Sin omitir que la carta no está firmada; y que su redacción, la que debe de haber sido supervisada por sus captores, si es que los hay, hace evidente una manifestación del Síndrome de Estocolmo, cuando los captores y sus secuestrados empatizan…

Por no comentar de la cobardía que manifiesta el manuscrito, al urgir el secuestrado don Diego a su hijo, a que solucione prontamente el problema, haciéndoles a sus captores una oferta que puedan negociar; enfatizando en su sufrimiento…

“Diego: No puedo describirte el infierno que vive tu Padre, y no sé cuanto aguante más”; parecen ser frases construidas en tercera persona: y hasta podría dar la lectura de que está de acuerdo con sus captores, que solos se echan porras…

El caso es que desde mi muy personal punto de vista, sus “captores” lo van a mantener así, con apariciones periódicas, como un buen tema para desviar la atención ciudadana cuando los asuntos se encuentren álgidos, como deben de haberse puesto para algunos después de la reunión del Zócalo el domingo pasado…

Para terminar…

Intentando normar un criterio me comuniqué con nuestro Director General, Don Fausto Fernández Ponte, y le pregunté su opinión respecto al tema de Diego y su reaparición…

Mira Julio Ricardo, me respondió Don Fausto, el espinoso asunto viene siendo una combinación de tragedia griega y zarzuela española…

Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.

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