sábado, 24 de julio de 2010
Los grandes logros de Calderón
Jesusa Cervantes
MÉXICO, D.F., 23 de julio (apro).- Finalmente los mexicanos conocemos ya el impacto de la crisis mundial de octubre de 2008 en nuestro país: 6 millones de pobres más. Sin embargo, esto no acaba ahí, el gobierno de Felipe Calderón se empeña, a diario, en deteriorar cada día más la economía de los mexicanos y fortalecer las finanzas de los poderosos que los llevaron al poder. Y parece que lo va logrando; si no, veamos.
El pasado 21 de julio, Ernesto Cordero Arroyo, secretario de Hacienda y Crédito Público admitió que había seis millones más de mexicanos pobres. La noticia, obviamente, impactó a la opinión pública, sin embargo, era el principio de lo que vendría. Al día siguiente, una estocada más contra la clase trabajadora: la Suprema Corte de Justicia de la Nación decidió reducir de 25 a 10 salarios mínimos el monto máximo para calcular las pensiones por invalidez, vejez, cesantía o muerte de los trabajadores que cotizan el Instituto Mexicano del Seguro Social.
Del asombro al coraje en menos de 24 horas, pues la decisión, tomada el 9 de julio por la Segunda Sala de la Suprema Corte, causó indignación. Con el fallo de la Corte, ahora un trabajador que desee jubilarse recibirá, como máximo, una pensión de 17 mil pesos mensuales, en lugar de 42 mil que prevé el cálculo de 25 salarios mínimos que actualmente se viene realizando.
Por si fuera poco, un día después nos enteramos que el IMSS durante este año hará uso de 16 mil millones de pesos de sus reservas de Fondo Laboral y del de Operaciones para Contingencias.
Si hacemos memoria el dato no sólo genera estupor, sino enojo. Esto porque resulta que, según reveló la revista Proceso en su pasado número, el Comité Técnico del IMSS decidió tomar a lo largo del sexenio pasado y parte de este, esa misma cantidad del mismo Fondo de Reservas para invertirlo en la llamada “deuda corporativa”.
Nos enteramos que el IMSS decidió tomar de ese Fondo de Reserva, en donde se encuentra también el Fondo de Pensiones, 16 mil millones de pesos para jugar en la ruleta de la Bolsa Mexicana de Valores. En honor a la verdad en algunos casos la jugada resulta eficaz e incrementa los recursos del inversionista, sin embargo, en otros, como en el caso de Metrofinanciera y Comercial Mexicana, que salieron con saldo negativo y perdieron lo invertido o no han podido recuperarlo.
Pero ese no es el problema, el gran dilema que abrió el Instituto fue su determinación de jugar 16 mil millones de pesos, dinero de los mexicanos y producto de su trabajo, para adquirir bonos no gubernamentales, esto es, bonos de empresas privadas.
¿Cuál es el resultado de ello? Que en palabras llanas el IMSS “entregó” dinero fresco a 24 empresas privadas. Estas son, Carso, Cemex, CIE, varias Sofome --como Metrofinanciera, Hipotecaria Su Casita--, Navistar, Telefónica, Finanzas México, Bimbo y Coca Cola, entre otras.
¿Cómo funcionó esto? Sencillo: cada una de estas empresas emitió bonos que se pusieron a disposición del público en la BMV, el IMSS compró, por un monto de 16 mil millones de pesos, estos bonos no gubernamentales, los cuales tuvieron cierto interés de ganancia para el propio Instituto.
Al adquirir el IMSS estos bonos, les inyectó dinero freso a más de 20 empresas privadas, en lugar de utilizar esos recursos para la compra de medicamentos, construir hospitales, reparar otros, comprar instrumentos quirúrgicos… o para pagar las pensiones.
Ese dinero se fue de manera directa a empresas privadas, es decir, el IMSS --con el dinero que los patrones retienen a sus trabajadores y envían a las arcas del Instituto para que, cuando los empleados terminen su vida laboral se les paguen de ahí sus pensiones mensuales--, utilizó recursos públicos para “capitalizar” a empresas privadas.
Uno se pregunta, ¿acaso requieren empresas internacionales y tan ricas como Cemex, Bimbo o Coca Cola, que le gobierno las capitalice con el dinero que los mexicanos devengan día con día con su trabajo? La respuesta es obvia: No.
Sin embargo, los dos gobiernos federales panistas han recurrido a esta práctica, de retirar dinero del Fondo de Reservas del IMSS para dárselo a empresas privadas.
Todo esto viene a cuenta porque ahora el IMSS ha anunciado que utilizará para este año otros 16 mil millones de pesos del Fondo de Reservas para cubrir su déficit, lo cual no significa otra cosa que cubrir los gastos por compra de medicina, pago de pensiones, construcción o rehabilitación de hospitales y adquisición de material quirúrgico.
Uno puede justificar que utilice el dinero del Fondo de Reserva para cubrir estos gastos pero no para financiar o capitalizar a empresas privadas.
El IMSS es el único instrumento médico al que puede recurrir la mayoría de la población, pues sólo los de clase pudiente acuden a hospitales privados cuando tienen una emergencia médica.
Pero si el dinero del IMSS es utilizado para capitalizar empresas, pues es lógico que su Fondo de Reservas baje y, por consiguiente, el dinero que puede disponer para actualizar y mantener en óptimas condiciones sus hospitales.
Si a todo esto le sumamos la decisión de la Corte de reducir la pensión el monto máximo para calcular las pensiones, de 25 a 10 salarios mínimos, entonces entendemos que esto le pega directamente a la clase trabajadora que cotiza en el IMSS. El impacto será principalmente para la clase media.
Si de acuerdo con los datos del Inegi, existían hasta antes de la crisis económica de hace dos años 50 millones de pobres, ahora existen 56 millones de pobres, esta cifra, sin duda, aumentará en caso de que el IMSS decida poner en práctica la determinación de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y que, dicho sea de paso, de justa no tiene nada.
Esta nueva clase de pobres que año con año aumenta es la que puede acudir --en algunos casos--, al IMSS para atender sus problemas de salud, pero de poco le vale cuando el propio Instituto en lugar de destinar sus fondos de reserva los utiliza para financiar a empresas privadas inmensamente ricas.
Ayer el IMSS usó 16 mil millones de pesos para capitalizar empresas, hoy anuncia que usará otros 16 mil millones de pesos para cubrir su déficit y, a la par, la Corte avala un recorte sustancial en el pago de pensiones. ¿Y a los trabajadores que son los que mantienen el Instituto con su trabajo, quién los apoya? La verdad es que este gobierno no.
Por lo pronto existe una pequeña esperanza: el Comité Técnico del IMSS aún no decide si pondrá en práctica la determinación de la Corte; por el bien de los mexicanos y del país, esperemos que no lo haga, de lo contrario al malestar social que ya existe por el escaso valor adquisitivo de su dinero, se sumará la inconformidad de 3 millones y medio de trabajadores cautivos a pagar las cuotas del IMSS.
Este descontento estará presente, sin duda alguna, en las próximas elecciones presidenciales del 2012. A ver si la gente vota por el gobierno panista que gusta de usar el Fondo de Reserva del IMSS para aligerar la carga económica de empresas privadas y no de sus trabajadores.
mjcervantes@proceso.com.mx
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