Cumple 30 días la protesta y 17 de ellos han tenido que ser hospitalizados de urgencia
Martín Esparza, secretario general del SME, visitó a los trabajadores en huelga de hambre en el Zócalo capitalino poco antes de encabezar una conferencia de prensaFoto Cristina Rodríguez
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Martes 25 de mayo de 2010, p. 16
La huelga de hambre de los trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) en el Zócalo capitalino cumplió ayer 30 días sin que alguna autoridad federal se haya acercado a negociar el levantamiento de la protesta. Incluso ayer dos ayunantes tuvieron que ser trasladados a servicios de urgencias del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) por dolor abdominal agudo, con lo que ya suman 17 los trabajadores que han tenido que ser hospitalizados.
De igual forma, cerca de 40 integrantes del SME se extrajeron sangre frente a la Secretaría de Energía y con el plasma hicieron pintas en la fachada y paredes de vidrio de la dependencia, además de que elaboraron mantas de protesta, en las que se leía “Con sangre defendemos la huelga de hambre”, “Kesell y Calderón, no oculten la información”.
A las oficinas centrales de esta secretaría, ubicadas en Insurgentes Sur y Eje 5, llegaron desde temprano los trabajadores y uno a uno se fueron sacando sangre con jeringa, apoyados por enfermeras que en poco tiempo acumularon decenas de tubos llenos del fluido, el cual usaron para pintar una esvástica al lado del nombre de la titular de la dependencia en la misma fachada del edificio. Incluso en una de las mantas pintaron con sangre el escudo del SME.
Cuando realizaban las pintas llegaron decenas de policías capitalinos que formaron una valla humana frente al acceso principal de la Secretaría de Energía, lo que generó roces con los trabajadores que fueron movidos por la fuerza y les impidieron hacer más pintas. Sin embargo, los electricistas organizaron un mitin en ese lugar. En los discursos denunciaron que la “cerrazón del gobierno y la ceguera de las instancias de justicia del país” los han orillado a estas acciones extremas por recuperar su fuente de trabajo.
En tanto, en el Zócalo la situación no era menos difícil, pues alrededor del mediodía dos trabajadores fueron trasladados a urgencias del Seguro Social. Se trata de Celestino Ovando Salvador y Víctor Téllez Martínez, el primero por un diagnóstico preliminar de íleo paralítico, que consiste en una obstrucción intestinal no mecánica, y el segundo por dolor abdominal agudo relacionado con gastritis ulcerosa.
Al respecto, el doctor Alfredo Verdigued explicó que 17 trabajadores ya fueron hospitalizados y quedan 63 en huelga de hambre en este campamento. Dijo que ante el prolongado ayuno de los trabajadores, en el que algunos llevan 28, 29 y hasta 30 días sin probar alimento sólido, sí está en peligro su vida, por lo que se ha extremado la vigilancia, ya que varios presentan hipertensión, hipoglucemia y descenso del ritmo cardiaco.
El parte de la situación de los trabajadores en huelga lo dio José Antonio Almazán, ex secretario del exterior del gremio y ex diputado federal, quien dijo que en promedio cada ayunante ha perdido 8 kilogramos de peso; sin embargo, los que primero se pusieron en ayuno han perdido entre 15 y 16 kilos.
Sostuvo que ante la prolongación del ayuno, además del apoyo de los médicos del mismo SME, se pedirá que doctores de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, de las áreas de salud del Distrito Federal y la propia Cruz Roja tengan presencia permanente en el campamento.
Hizo ver que en total los trabajadores que participan en la huelga masiva suman 600 kilogramos de peso perdidos, por lo que sí están poniendo en riesgo su vida “frente a un gobierno que no ve ni escucha, ni a ellos ni a ninguno de los trabajadores de este país”.
El líder del gremio, Martín Esparza, señaló por su parte, que “sólo la Suprema Corte de Justicia de la Nación puede detener esta injusticia y lo puede hacer de inmediato, por qué los ministros no tienen porque actuar con dilación”, ya que el acto de extinción de Luz y Fuerza del Centro fue un “acuerdo político del gobierno de Calderón para privatizar un sector prioritario del país en beneficio de intereses de grandes empresas nacionales y extranjeras”, pero no fue legal y ellos lo saben.
Mientras, todavía con ánimos, los trabajadores corearon en el mitin en el Zócalo: “¡estamos aquí por convicción; huelga de hambre, solución!”
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