El “Señor Presidente” inauguró más de 200 obras y espectáculos que manifiestan “que el país está de la chingada y no tenemos nada que celebrar”, sostiene el artista y organizador
El museo al aire libre permanecerá abierto hasta el 15 de mayoFoto María Luisa Severiano
Ángel Vargas
Periódico La Jornada
Domingo 2 de mayo de 2010, p. 6
Y sonaron pomposas palabras, exultantes, en la que salieron a relucir los héroes que nos dieron patria. El “Señor Presidente”, carismático, había henchido el corazón de la multitud con un discurso emotivo, cargado de sentimiento nacionalista.
En medio de una lluvia multicolor de confeti, el “Señor Presidente” cortó un listón rojo y con ello dio por inaugurada la muestra La Ira/ El Deseo, con la que el camellón central de la avenida Miguel Ángel de Quevedo quedó convertido desde ayer y hasta el 15 de mayo en un museo al aire libre.
Todo como en los viejos tiempos añorados. Muy marcada fue la ausencia de medidas de seguridad. Ni soldados, ni policías, ni vallas. Confianza plena, en todo sentido.
Pero el performance de Víctor Sulser como el “Señor Presidente” no terminaría allí, siendo la primera actividad de dicha muestra, sino que a lo largo de todo el sábado se la pasó inaugurando cuantas pudo de las más de 200 obras y los espectáculos que integran esta gigantesca colectiva interdisciplinaria.
Distribuida a lo largo de tres kilómetros lineales de dicha avenida, entre Universidad y Pacífico, la exposición está integrada por pintura, fotografía, escultura, instalaciones, performance y video, además de recitales de poesía y conciertos de música clásica, experimental, trova y tradicional mexicana.
Como se informó en estas páginas el pasado lunes, se trata de una acción artística colectiva e independiente, convocada por diversos colectivos y promotores culturales, “en respuesta a los anodinos ‘festejos’ oficiales del bicentenario de la Independencia y centenario de la Revolución”.
Obras contra el poder
En su doble papel, como organizador y artista participante, Antonio Ortiz, Gritón, destacó ayer en entrevista que esta experiencia desbordó las expectativas de los organizadores, por el número y el interés de los artistas participantes (cerca de 250, entre colectivos, grupos y de forma individual), no obstante que cada uno debió encargarse del montaje y los gastos de su obra.
“Imposible que los gobiernos de la República, de la ciudad o incluso de Coyoacán hubieran organizado una actividad como ésta, porque hay obras muy fuertes contra el poder, donde no se baja de rateros ni corruptos a los políticos. Además de la crítica aquí vertida, lo más importante de esta muestra es que es autogestiva y con total libertad de expresión”, señaló.
“Como dice una canción, una obra –el arte– no comienza una revolución ni nada, pero sí echa fuego a la gasolina de la revolución. Entonces, estoy convencido de que ésta sí es una acción con sentido, porque igual ayuda a despertar la conciencia de la gente.”
Autor de la instalación Infinita tristeza, creada a partir de pendones luctuosos colgados en los árboles, con la que busca expresar su dolor por el estado actual del país, Gritón se mostró emocionado y satisfecho por el interés que La Ira/ El Deseo provocó entre transeúntes y automovilistas.
“Hay interés en la gente por acercarse y preguntar, y congenian con lo que se expresa en la mayoría de las obras: que el país está de la chingada y que no tenemos nada que celebrar”, subrayó.
“La sociedad, el pueblo está enojado, y creo que en determinado momento ése puede ser el factor que organice. El título de la muestra, La Ira/El Deseo fue tomado de un texto de Adolfo Gilly, en el que menciona que la ira hace que la gente se organice.
“Sostiene que ni la independencia ni la revolución pueden explicarse sin la ira. Si uno está siempre con la esperanza de que las cosas cambien, entonces termina por ocurrir nada; la esperanza no propicia algo, lo que hace es impedir la organización, al mantenernos en la espera. Enojarse, muchas veces implica organizarse.”
Visión crítica
En efecto, en la mayor parte de las obras participantes, así como en las acciones, lo que prevalece es el desencanto y el enfado, la visión crítica de cómo se maneja el país y la situación de extrema violencia prevaleciente, con el narcotráfico como poder de facto.
También se hace referencia a la enorme brecha económica en México, donde cada vez hay más pobres y menos ricos, pero más acaudalados, así como a la doble moral imperante, que sataniza el aborto y los matrimonios entre personas del mismo sexo, al tiempo que tolera y esconde la pederastia del alto clero.
Hay una instalación en la que se encuentran dos supuestas tumbas en las que yacen sepultadas la Revolución y la democracia; una serie de cuatro excusados con letreros que piden perdón por los malos manejos; una instalación más lúdica en la que zapatistas en bicicleta, “los de ayer y los hoy”, demandan democracia y justicia social; otra instalación de la que cuelgan corazones sangrantes, “como se halla hoy la patria”.
Entre los performance, destaca el de Niña Yhared, en el que personifica a la curvilínea y sensual Miss Bicentenaria, quien, con un uncido y corto vestidito, cananas y banda tricolor en el pecho, y sombrero cacahuatero, se toma fotos con “todos aquellos que seguramente no están ni forman parte de los festejos oficiales” de este año.
Titulado De la Independencia a la Dependencia, también fue muy llamativo el que realizó el artista visual Jorge Ismael Rodríguez, vestido de Ángel de la Independencia –con sostén y todo–, quien regaló café frente a una cafetería trasnacional, al tiempo que solicitaba a los transeúntes anotar en una bitácora la deuda que tiene con ellos la patria y, a manera de firma, una frase panfletaria.
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