Plácido intervencionismo
EU corrige a Gómez-Mont
2012 preocupa a la DEA
Devolución Democrática
Julio Hernández López
Unas horas después de que el secretario de Gobernación había hecho optimistas cálculos de declinación de la narcoviolencia en México se le aparecieron declarantes estadunidenses especializados en el asunto para hacerle ver que no sólo está equivocado en el corto plazo, sino que la oficina controladora de la guerra contra el mercadeo de drogas, con sede en Washington, considera necesario acelerar y profundizar ese proceso bélico, con las naturales consecuencias sangrientas por doquier, antes de que deje el poder el personaje con el que han podido hasta ahora instrumentar esas políticas de exterminios civiles programados.
Fernando Gómez-Mont, jugándole al adivino sin ser el dueño de la bola de cristal, había dicho que el próximo mes habría una baja notable en la violencia y que a fin de año los reportes serían menos cargados, pero Kevin Perkins, un director adjunto de la División de Investigación Criminal de la FBI, anunció ayer ante el Congreso estadunidense que la horripilante violencia en México podría empeorar antes de mejorar, mientras el subdirector de inteligencia de la DEA, Anthony Placido, hablaba sin tapujos de los planes inmediatos que se desarrollan en la colonia sureña cuya capital es la ciudad de México: “Tenemos que ganar todo lo que podamos en esta gestión. En el nivel táctico operativo, quisiéramos tumbar a los jefes de los cárteles durante los próximos dos años”.
Plácidamente, el gringo funcionario Plácido se metió en los entretelones de la sucesión mexicana al expresar que el actual es un momento importantísimo, estamos llegando a los fines de la gestión del presidente Calderón y no sabemos quién va a estar en la próxima y si va a tener las mismas ganas de combatir el narcotráfico. Indirectamente, los operadores estadunidenses de las acciones mexicanas contra los cárteles locales están parafraseando las arengas foxistas para cambiar de jinete sin cambiar de caballo. Dado que el asunto del narco mexicano ha sido convertido en asunto de seguridad nacional estadunidense, natural sería que a esos intereses imperiales en peligro se supeditaran los resultados de los próximos comicios mexicanos. Siempre se ha especulado que Estados Unidos habría sido una ficha decisiva en el impulso político del fraude electoral de 2006. Ahora, a cuenta del narcotráfico convenientemente convertido en eje fronterizo del mal, la Casa Blanca y el Pentágono podrán sentirse aún más autorizados a impedir que a Los Pinos llegue una opción popular y ligeramente izquierdista.
Por lo pronto, el comisario gringo en México, Carlos Pascual, ha hecho historia menor al ser el primer embajador estadunidense en visitar oficinas del Partido de la Revolución Democrática en vísperas de los desinflados festejos que ayer realizó para conmemorar 21 años de existencia. Desesperados por aparentar modernidad, pluralidad y buena conducta colaboracionista, los dirigentes perredistas tuvieron un encuentro de buena voluntad con el jefe del intervencionismo en México. La fotografía diplomática con Pascual preparó el escenario para la sesión de ayer en que Jesús Ortega confesó que el PRD ha dejado de ser un partido... de personalidades para ahora serlo de instancias colegiadas. Chucho pretendió habilitarse como una especie de Plutarco Elías Calles del sol azteca que estuviera llevando a esa organización electoral de la etapa de los caudillos a la de las instituciones. Pero esa treta para explicar la ausencia de sus personajes centrales no es suficiente, pues a fin de cuentas el déficit de ese partido no está en el rubro de los apellidos relevantes, sino en el oportunismo y el mercantilismo que rigen la mayoría de los actos de alta dirección de ese negocio electoral. El PRD, asociado ahora lamentablemente con el PAN en algunas aventuras estatales, enfrenta el reproche de quienes creen que ha llegado la hora de la Devolución Democrática, es decir, la salida de quienes han pervertido y traicionado los objetivos de esa organización y el replanteamiento de sus metas.
Astillas
Solamente duró unas horas en Internet el sondeo tendencioso que Los Pinos necesitaba para proclamar artificialmente que el pueblo habría pedido a Felipe Calderón que viaje a Sudáfrica a presenciar el partido inaugural de la Copa del Mundo. La presunta encuesta fue cerrada de la misma manera irregular en que había sido abierta, sin explicaciones ni claridad, acompañada esa extraña decisión de los resultados oficiales que sin base de datos disponibles ni mayor sustento anunciaban la victoria de la opción inducida en tres de las siete preguntas realizadas: sí debe de ir el lic. Calderón al arranque de la máxima contienda deportiva del orbe. Aun cuando las cifras ofrecidas carecen de credibilidad por cuanto surgieron de un ejercicio opaco y tramposo, resulta poco alentador para el calderonismo que el número de participantes haya sido fijado en tan sólo 2 mil 516 pues, si a partir de ese universo de votantes ha tomado una decisión, parecería natural que otras de mayor importancia que la meramente futbolística (la continuidad de la guerra contra el narco, y la permanencia del propio FC en Los Pinos, por ejemplos) pudieran ser tomadas a partir de que 2 mil 517 personas participaran. Nulas esperanzas hay, sin embargo, de que los aires consultivos del felipismo tengan continuidad y suban de importancia. Esta vez tan sólo se usó fraudulentamente la apariencia de una consulta para convalidar un viaje futbolero que el Señor de Los Pinos pudo haberse regalado, como en otros casos, sin tomar en cuenta a nadie... Y, mientras la orden nacional del PT contra las alianzas es refutada por algunas camarillas estatales, ¡hasta mañana, con el reporte de otro menor de edad asesinado, esta vez en Acapulco, presuntamente por miembros de esa especie de perfiles indefinidos, y por ello mismo acomodable a toda versión oficial, llamada sicarios!
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