miércoles, 17 de marzo de 2010

García Luna desata iras al afirmar que bajó 40% la violencia

Exigen al presidente Felipe Calderón dar un “manotazo” en materia de seguridad

Reprueban juarenses triunfalismo oficial; “la ciudad sigue en llamas”
Con gráficas, Genaro García Luna quiso demostrar que disminuyó la violencia en esa frontera


La urbe fronteriza vivió una jornada de protestas durante la visita presidencialFoto Reuters
Claudia Herrera Beltrán
Enviada
Periódico La Jornada
Miércoles 17 de marzo de 2010, p. 3
Ciudad Juárez, Chih., 16 de marzo. Convulsionados por los asesinatos cotidianos en esta ciudad, los juarenses reaccionaron con enojo y rebatieron al secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna, cuando quiso demostrar con gráficas la disminución de la violencia. Eso llevó a Miguel García, representante de la sociedad civil, a exigir al presidente Felipe Calderón dar un “manotazo” en materia de seguridad, porque Juárez “sigue en llamas”.

Desde ese momento, Calderón no pudo cambiar su gesto adusto, porque vinieron una andanada de críticas a las cifras oficiales expuestas por su gabinete y de cuestionamientos a la estrategia de seguridad, que incluso fue comparada con el fracaso del ejército estadunidense en Irak, lo que no hizo desistir al mandatario de mantener a los militares en esta ciudad.

En contra de los señalamientos de que los secuestros también van a la baja, los asistentes a la tercera sesión del foro Todos somos Juárez; reconstruyamos la ciudad, denunciaron que el hijo de Pablo Cuarón, un empresario y ex precandidato a gobernador, seguía plagiado. “Es una mentira” su liberación, expresaron.

Presionado por las recriminaciones, el Presidente debió reconocer que más allá de si “les laten” o no estas cifras, que denotan una reducción de la criminalidad, no se puede hablar de una tendencia hasta ahora, pero también les pidió tener una justa percepción de los hechos. Y les anunció que sus 160 compromisos para solucionar la violencia ya están en una página de Internet.

El power point de García Luna

La tormenta se desató cuando García Luna, auxiliado de gráficas incluidas en una presentación power point, quiso convencer de que los homicidios habían disminuido 40 por ciento desde octubre a la fecha, y que los secuestros también van a la baja.

El procurador general de la República, Arturo Chávez, ya había dado una visión similar cuando expuso que del 15 de enero al 11 de marzo atendieron 26 secuestros, liberaron a 21 víctimas y detuvieron a 28 plagiarios.

No fue el único, porque Abelardo Escobar, secretario de la Reforma Agraria y representante de Calderón en esta ciudad, celebró los avances registrados desde la implementación de la estrategia actualmente aplicada, para luego asegurar: “Vamos en la dirección correcta” y en menos de cien días “esperamos menores índices delictivos”.

La respuesta de los representantes ciudadanos fue inmediata. Miguel García, de la mesa de seguridad, enumeró algunos hechos “terribles” ocurridos desde la primera visita presidencial (el 11 de febrero), como el homicidio de una madre de familia que estaba en un juego de beisbol y los asesinatos de personas del consulado, que han provocado “mucha tensión” con el gobierno de Estados Unidos.

A partir de ello, preguntó: “¿Es posible ganar la guerra así como está planteada? Porque ni el Ejército más poderoso del mundo ha podido, cuando se combate en terrenos urbanos, salir con éxito. Irak está entre otros ejemplos. ¿Es posible replantear esta lucha después de 15 mil asesinatos en México y 5 mil en Ciudad Juárez?”, redondeó.

Fue cuando le pidió al Presidente dar un manotazo en materia de seguridad, porque “nuestra ciudad sigue en llamas, sigue ardiendo, los empleos se siguen perdiendo, los jueces siguen liberando delincuentes”.
Mientras la esposa del mandatario, Margarita Zavala, no dejaba de anotar, Calderón respondió que esto “no se arregla” con sacar al Ejército de la ciudad y le pidió pensar qué pasaría con el retiro de 5 mil elementos castrenses, mil 500 que laboran como policías municipales y mil 500 federales.

Y es que la intervención de García había sido aplaudida por los representantes de la sociedad civil que estaban aletargados después de escuchar discursos gubernamentales que describían un mundo “fabuloso”, como lo definió la sicóloga Guadalupe Díaz Rodríguez.

A punto del llanto, la mujer deploró que la sociedad “está enferma, no de adicciones, sino de depresión, de ansiedad, de angustia, de paranoia, de no saber si cuando salimos de nuestra casa vamos a regresar”.

En el foro, Hugo Almada también fustigó los informes triunfalistas. “Tenemos 4 mil muertos sin rostro, 10 mil niños huérfanos, 40 mil familiares de personas ejecutadas, muchísimas personas torturadas, lo que nos tiene en una situación de miedo, de pánico y de estrés muy agudo. Si no queremos que nuestra sociedad se acabe de enfermar más necesita priorizarse” una solución, exigió.

El primero que había puesto en duda las cifras fue Arturo Valenzuela, titular de la mesa ciudadana de seguridad, cuando planteó que los números no correspondían con la percepción ciudadana ni con los 500 homicidios que llevan contabilizados en lo que va del año y superan los del anterior.

Reprochó además que no se coordinan los tres niveles de gobierno, lo que llevó al gobernador de Chihuahua a participar fuera del programa para precisar que no habían ido a una reunión por sugerencia de la Federación. Y ante la falta de indicadores que “reflejen la realidad”, anunció que la sociedad generará los suyos.

Los ciudadanos también manifestaron sus preocupaciones sobre el uso electoral que se dé a la violencia en la entidad a tres meses de los comicios para gobernador. Rafael Hernández demandó que las intervenciones no se partidizaran, porque “Juárez es más que un botín electoral”.

Olga Rosa Ortiz lo secundó e hizo ver que cada hay más noticias de secuestros, asesinatos, amenazas y violaciones de los derechos humanos por parte de la policía y del Ejército, y puso el ejemplo de unos estudiantes que fueron “salvajemente golpeados” por militares y agentes.

El doctor no es responsable

Ante la desesperación expresada por los ponentes, Chávez, también ex procurador estatal, intentó defenderse al decir que “es evidente que a un doctor se le puede exigir la cura más pronta de la enfermedad, pero no se le puede hacer responsable de ella”.

Más aún, reviró, son evidentes las carencias en seguridad y los homicidios son absolutamente innegables y totalmente lamentables, pero el proceso para recuperar la seguridad no se va a construir en un día.

El gobernador José Reyes Baeza tuvo que admitir que ha habido una escalada de homicidios en la entidad al pasar de 350 en 2007 a 2 mil 400 en 2009 y lamentó que se excluya a algunos funcionarios de las reuniones.

Así que en medio de las recriminaciones de la sociedad, Reyes Baeza pidió no convertir en deporte “pegarle a la ciudad” y se pronunció por instrumentar una estrategia de comunicación social y mercadotecnia para vender sus “virtudes”.

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