Bajo Reserva
28 de febrero de 2010
Quien está listo para hacer un escándalo en el PAN es el ex diputado federal Gerardo Buganza. A mitad de la próxima semana dará detalles de los motivos por los que su partido lo hizo declinar como aspirante a la candidatura para contender en la elección para gobernador en Veracruz. Buganza Salmerón está dispuesto a revelar los tejes y manejes que se hicieron en el proceso interno de Acción Nacional para dejar el camino libre a Miguel Ángel Yunes. Desde ahora sostiene que el ex director del ISSSTE no es una opción viable para el partido, ni mucho menos que la razón para elegirlo como candidato del blanquiazul en Veracruz sea porque tiene todas las de ganar. Más bien, todo lo contrario, que tiene todas para perder. Ya se dice en círculos cercanos al panismo que Yunes Linares será la moneda de cambio para resarcir parte del enojo del PRI por las alianzas ilógicas entre el PAN y el PRD. Es decir, que Yunes será la pieza sacrificable en Veracruz para dejar ese enclave político al tricolor. Parte de la trama la podría destapar el propio Buganza en su aparición ante los medios el miércoles próximo a más tardar. Habrá que estar muy pendientes.
El presidente Felipe Calderón visitó ayer la ciudad de Querétaro, pero no para entrevistarse con las fuerzas vivas o desahogar algún pendiente de la agenda oficial. Fue a ver el partido de futbol en el que participó su hijo, Felipe Calderón Zavala. Felipe Jr. forma parte del equipo “Águilas” de la ciudad de México, en el que porta el número 19. La escuadra logró su pase a la final de la 14 Convivencia Deportiva de los colegios Asunción. El viernes derrotaron al equipo representativo de Querétaro, lo que le dio su pase a la final. El mandatario estuvo acompañado por su esposa, Margarita Zavala, para observar el partido de la final, que tuvo como sede las instalaciones del CREA. La presencia de Calderón se hizo notar sobre todo por el espectacular operativo de seguridad.
El PRD iniciará mañana el registro de las corrientes internas a fin de darles vida institucional y terminar con su actuación como grupos de poder en el interior de ese organismo político. Primero se registrará ante la dirigencia nacional de Jesús Ortega su corriente Nueva Izquierda, y casi de inmediato el grupo leal a Andrés Manuel López Obrador, Izquierda Democrática Nacional, los Bejarano. Entre los candados más importantes que pretenden imponerse los perredistas se encuentra la fiscalización de sus corrientes o, mejor dicho, de sus tribus. Cada tres meses presentarán informes para someter sus recursos financieros a fiscalización.
Apunte final: Quienes recibieron un jalón de orejas fueron senadores de la bancada del PAN. Esto, luego de que el miércoles pasado no lograron reunir quórum en comisiones para aprobar varios dictámenes en materia de seguridad. En su reunión previa a la sesión del jueves pasado, los legisladores reconocieron ese error y aceptaron que muchas veces no se programan con oportunidad sus reuniones y suelen “cruzarse” con otras. Prometieron tener más cuidado con la organización de su agenda, con el fin de poder acudir a las comisiones, pero sobre todo para no dejar colgados de la brocha dictámenes impulsados nada más y nada menos que por el presidente Felipe Calderón. El jueves pasado, nada más tres senadores panistas acudieron a la reunión: Felipe González, Alejandro González Alcocer y Alejandro Zapata Perogordo. ¿Y los demás? Bien gracias, y siguen cobrando lo mismo. Con razón la secretaría técnica de la Comisión de Justicia peleó para que el encuentro fuera privado, cerrado a la prensa. Cabría preguntar: ¿dónde quedó la transparencia?
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