domingo, 28 de febrero de 2010

Alianza Zedillo-Calderón-PAN

Vuelta prohíbida
Néstor Ojeda

2010-02-28•Al Frente
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Ernesto Zedillo, ex presidente de México. Foto: Alessandro Della Bella/EFE Sería injusto e incorrecto negar la buena voluntad, decencia y méritos de la mayoría de los firmantes del desplegado “No a la Generación del No”, muchos de ellos académicos, intelectuales y periodistas a quienes mueve una legítima preocupación por la parálisis que vive México desde hace más de 15 años.

Sin embargo, entre los abajofirmantes, por lo menos un tercio no es sólo parte de un grupo de destacados ciudadanos independientes preocupados por el futuro del país.

En realidad, en ese listado aparecen personalidades y ex funcionarios en buena medida identificados con el ex presidente Ernesto Zedillo —que firma el desplegado—, quien con esta manifestación fija de manera abierta su posición en la actual disputa política, como aliado de Felipe Calderón y el PAN, partido al que entregó la Presidencia en 2000.

Más allá de las bondades o perversiones de la iniciativa oficial de reforma política, es evidente que el objetivo de Calderón no es modernizar el sistema político-electoral, sino construir una corriente de opinión adversa al creciente avance electoral del PRI frente a la caída del PAN en las preferencias ciudadanas. Si no es así, ¿cómo se explica que el Presidente abra el debate sobre la reforma política precisamente en 2010, cuando se disputan 12 gubernaturas y en vísperas de la sucesión presidencial?

En este contexto, vale la pena preguntarse a quién sirve el debate sobre la reforma iniciado por el Presidente, si en realidad se trata de una iniciativa que tiene como objetivo beneficiar a los ciudadanos y si es en verdad la principal prioridad de la agenda nacional.

¿No hay otros temas que requieran de gobierno, Congreso y partidos, diálogo y acuerdos urgentes? Los focos rojos están encendidos en múltiples frentes. Ahí están la seguridad nacional y la violencia del crimen; la opacidad en sindicatos, partidos e iglesias; el atraso en que el SNTE tiene sumida a la educación pública o la crisis fiscal.

Si en verdad no querían contaminar el debate de la reforma política con la disputa electoral, ¿por qué la iniciativa no incluyó un artículo transitorio que fijara su entrada en vigor el 1 de enero de 2012? ¿O sólo les urge imponer la segunda vuelta al PAN, Calderón y Zedillo para neutralizar al PRI? El desplegado, pues, abre otro capítulo de un pleito cuyo único objetivo son Los Pinos.

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