miércoles, 24 de febrero de 2010

Astillero

Frontera sin Pinos

Dólares directos

Desestabilización

El norte hierve

Julio Hernández López

Oratoria felipesca de presunto latinoamericanismo comprometido en Cancún mientras en el norte crecía la desestabilización mediante rumores y atentados y la mano solícita de la administración gringa se aprestaba a meter dinero directamente a municipios mexicanos fronterizos para que a nombre del Caballo de Mérida-Troya se protocolicen formas expresas de anexión política y económica al interés de Washington.

Fiesta internacional y desgracias nacionales. Anfitrión que se acomide a aparecer como deshacedor de pleitos entre vecinos internacionales y que se muestra discursivamente dueño del escenario y seguro servidor de los más caros ideales de la América en lucha mientras la zona de guerra a la que los vecinos consideran patio trasero parece incendiarse sin remedio y ellos, los quisquillosos dueños de la casa principal, deciden intervenir para que el fuego no pase de ese depósito de trebejos a los linderos residenciales. Tamaulipas de terrores que parecen provocados naturalmente por los bandos nacionales en pugna por el rediseño comercial del gran mercado de la droga (bandos con credencial oficial y sin ella) pero que también abren la puerta a preguntas respecto a forasteras intencionalidades mayores, a diseños externos de desestabilización que pretendan alzarse con las mayores ganancias posibles ante la crisis mayúscula, el abandono de responsabilidades gubernamentales, la masacre cotidiana, el fracaso histórico del calderonismo avasallado.

No sólo es la sangre, el horror, la deshumanización. También es el golpe sicológico oportuno, el impacto social que provoca pánico colectivo, la inserción profunda de la convicción de que lo único viable es buscar la salvación individual, el escondrijo, el apartamiento. Reynosa, Nuevo Laredo y Matamoros como laboratorios de comprobación de tesis de control social externo mediante el miedo y de presión política superior al desgobierno institucional. Ciudades fronterizas como campos de batallas no solamente entre grupos de narcotraficantes sino, más allá, entre una administración mexicana incapaz, rebasada, refugiada en el armamentismo, y la voracidad histórica del vecino que ha estado diseñando la institucionalidad colonizada (México como asunto de seguridad nacional gringa al que no debe permitirse ni siquiera el darse gobiernos populistas; Washington empujando la comisión de fraudes electorales para que no quede en su traspatio una amenaza “izquierdista”).

Por eso, mientras el responsable burocrático del país se entretenía “llamando a crear una OEA sin Washington”, Estados Unidos llamaba a los presidentes municipales fronterizos a recibir millones de dólares sin Los Pinos. En la Washington excluída de Cancún, el presidente municipal de Ciudad Juárez, el muy rechiflado José Reyes Ferriz, dijo ante funcionarios de la Casa Blanca que él quiere 16 millones de dólares y, a nombre de la Conferencia Nacional de Seguridad Pública Municipal, que también preside, informó que otros 38 jefes de administraciones que hacen frontera con Estados Unidos harán peticiones similares al subsecretario gringo de Estado, Arturo Valenzuela. Por lo pronto, David Johnson, secretario de Estado para Asuntos de Narcóticos Internacionales, dijo que Washington tiene especial interés en encarar el caso Ciudad Juárez.

El norte mexicano hierve y no sólo Ciudad Juárez, también lugares como Reynosa y Torreón. Padres de familia asustados cotidianamente por las versiones de balaceras y enfrentamientos (en Tamaulipas ayer fue insistente el rumor de secuestros masivos de estudiantes para forzar la salida del Ejército de esa entidad). Comerciantes, profesionistas y clase media en migración hacia lugares más seguros (si los hubiera), hartos de la impunidad, el cinismo, la extorsión y las amenazas diarias a la vida y la propiedad. Ayer se decía aquí mismo lo que servirá para cerrar por hoy lo correspondiente a este asunto: Felipe, “fundido farol anfitrión de Latinoamérica e inepta oscuridad de su casa”.

Astillas

Gabino Cué ha quedado investido como candidato de una alianza plural que buscará impedir el continuismo de la camarilla sangrienta y corrupta que actualmente encabeza Ulises Ruiz. Electoralmente es la única opción real de cambio, aunque el batidillo de banderías realizado para darle viabilidad al proyecto comicial hace temer que en caso de triunfo lo único que se dé sea un cambio de elites, con predominancia del ingrediente panista significado por Diódoro Carrasco, el guía de Cué. Por cierto, César Nava dijo ayer que en esa elección el PAN “apuesta el capital que ha construido en setenta años”. No explicó la cuantía de la ganancia que espera alcanzar con tamaño envite... En Puebla, las mismas estrellas aliancísticas de Oaxaca (Chucho Ortega, César Nava y Luis Walton, éste, de Convergencia) fueron significativamente acompañadas por Jorge Kahwagi, el panalero representante de la verdadera ganadora de este mole poblano, la profesora Elba Esther Gordillo, de quien Rafael Moreno Valle se considera ahijado político... En San Luis Potosí, mientras tanto, el gobernador priísta, Fernando Toranzo, va mostrando una personalidad alterada. Con La Jornada San Luis se mostró enojado porque se publicó una entrevista en la que priístas le acusan de pretender la imposición de un empresario como líder. Ayer, a estudiantes opuestos a un incremento en tarifas de transporte público les exigió que no lo injuriaran al pedirle que gobernara para todo el pueblo y no nada más para 17 concentradores de concesiones camioneras. Irritado por esas palabras, dijo al joven interlocutor: “Respétame, para que yo te respete”... Peor está el gobernador panista de Aguascalientes, Armando Reynoso Femat, quien pretende me- ter a la cárcel al candidato a la sucesión designado por el CEN del PAN, Martín Orozco (quien así desplazó a Raúl Cuadra, el preferido del góber), y ha descalificado al delegado especial del blanquiazul, Jorge Ocejo... ¡Hasta mañana, en esta colum- na que no cae en simplismos exculpatorios y oportunis-tas de presuntas generaciones no!

Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx




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