jueves, 28 de enero de 2010

Astillero


Botas caminan
 Fox, con el PRD
Korrodi, vetado
Cristo Rey de Los Pinos
Julio Hernández López



Vicente Fox podría participar cuando menos en la próxima campaña electoral de Hidalgo al amparo de las banderas partidistas coaligadas, entre ellas la del sol azteca que formalmente lo ha acusado de ser el principal causante del fraude de 2006. Xóchitl Gálvez ha anunciado que cuenta con “todo el apoyo del ex presidente” panista, y que “si se lo pidiera, haría campaña” junto a ella. Formalmente no hay nada que pudiera impedir que el esposo de la señora Marta participe en actos formales de la coalición perreánica, pues los socios de izquierda no han puesto ninguna condición o veto, a diferencia de la derecha que ha exigido, y conseguido, reconocimiento a la condición presidencial de Felipe Calderón y promesa de futuro trabajo conjunto con él. La electorera amalgama temporal del PRD con el PAN significa la máxima ofrenda de legitimación al felipismo que alguien podría imaginar hasta hace unos días, pero las botas vicentinas montadas en un templete bajo las mismas banderas de los partidos que lo acusaban de crímenes electorales sería una virtual exoneración del jefe real de las operaciones que terminaron con el robo de la Presidencia de la República y su endosamiento precario a un débil sucesor.
Por lo pronto, el mismo Fox ha logrado un triunfo en el proceso perreánico de Tamaulipas, donde fue descarrilada la posible candidatura del empresario Lino Korrodi a la gubernatura. El fallido precandidato fue recolector estelar de fondos para la campaña del ex gobernador de Guanajuato, pero comenzó a distanciarse de su amigo de toda la vida, Vicente, en la misma proporción en que éste sucumbía a los influjos de la dominante Marta, hasta llegar Korrodi al extremo de volverse incesante y ácido crítico de la pareja presidencial, en especial de su blandengue componente masculino, con el agravante de que Lino conoció a detalle los entretelones oscuros de la construcción de la candidatura presidencial de ese presunto ranchero con botas que el pasado domingo, luego de ir a misa, se lanzó contra su ex financista porque, dijo, el PRD, “desesperado ante nada, agarra lo peorcito que queda, lo último que queda, ese señor Korrodi”.
Sin que el organizador histórico y extrabancario de los Amigos de Fox pudiese ser identificado con la izquierda, su candidatura habría sido, en el abanico de panismo y ex priísmo latente que abanderará el Perrean en algunos estados, el único aspirante a gobernador que no fuera bien visto por la cúpula panista. Pero el veto de Chente Reloaded se impuso, la cúpula Chucha le puso obstáculos y ayer Korrodi anunció su declinación a un empeño sabidamente perdido, pues Tamaulipas es una especie de museo priísta en el que aún se puede ver el control político total de parte de un gobernador, Eugenio Hernández, que sin problemas instaló a quien quiso como candidato priísta a la sucesión (el médico Rodolfo Torre Cantú, diputado federal) y, según se ven las cosas, con la misma tranquilidad entregará la estafeta a quien él eligió. Con un PRD fantasmal y un PRI-gobierno aplanadora, la participación de Lino hubiera sido nada más un factor colorante, pero ni eso le permitieron.
La Procuraduría General del Episcopado, a cargo del monaguillo Arturo Chávez Chávez, impugnó ayer ante la Suprema Corte Derechista las modificaciones legales hechas en la capital de la República para que personas del mismo sexo se puedan casar e incluso adoptar menores. La acción de inconstitucionalidad presentada por el Héroe de las Muertas de Ciudad Juárez (y tal vez redactada en la Academia Esteban Arce) coloca sin duda alguna a la administración felipista y marianita en la línea de concertación con el alto clero mexicano que ha negociado con gobernadores de varios estados para que los congresos locales fueran sumando decisiones adversas a esos matrimonios y adopciones hasta llegar al plano federal en que el calderonismo, urgido de alianzas que lo ayuden a sobrellevar su déficit político creciente, cierra la pinza jurídica y deja en la conservadora cúpula del Poder Judicial la determinación de dar reversa o no a la decisión tomada por el órgano legislador adecuado en el Distrito Federal. ¡Viva Cristo Rey de Los Pinos!
Astillas
El tribunal electoral federal ha dado un golpe al partido que hasta ahora ha procurado mantenerse en lo más que le ha sido posible en las directrices marcadas por López Obrador. Los puntos estatutarios que ese tribunal ha ordenado corregir parecen necesitarlo, según la enumeración hecha por los magistrados, quienes vieron concentración del poder entre sus dirigentes, relección indefinida, faltas de garantías en litigios internos y el uso del voto por aclamación. En sí, la reposición de procedimientos y la eliminación de artículos antidemocráticos no debería ser fuente de problemas para los directivos reales del Partido del Trabajo (nucleados alrededor de Alberto Anaya, aunque el mando está a cargo de una instancia colectiva), pues políticamente no hay expresiones de disidencia interna importantes, sobre todo porque la más notable de ellas, a cargo de José Narro (homónimo y familiar del rector de la UNAM), pasó al perredismo chucho a cambio de candidaturas. Lo grave del asunto sería, sin embargo, que las resoluciones de ese tribunal constituyeran una trama intencional para fortalecer esas oposiciones internas casi diluidas y meter en un embrollo jurídico al partido que abrió las puertas a candidaturas como las de Fernández Noroña, Cárdenas Gracia y Di Costanzo y que constituye la única opción hasta ahora confiable para impulsar una candidatura presidencial de López Obrador en 2012... Y, mientras suena por todo el país el gran éxito del momento, Ya lo pasado... pasado, con el Príncipe de la Concertacesión, Manué Manué, ¡hasta mañana, en esta columna que escucha a una fuente confiable decirle que en el caso Bar Bar participó “gente” de La Barbie que ya pegó el vuelo y que por ello no se aprehenderá a los responsables de un sonado intento de homicidio!
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