Salvador García Soto
Serpientes y Escaleras
14 de noviembre de 2009
Los obuses declarativos que el presidente Calderón mandó desde el aire, a bordo del avión presidencial, a los principales grupos empresariales del país confirmaron lo que aquí le adelantamos hace dos semanas: la relación entre el titular del Ejecutivo federal y una buena parte de la iniciativa privada, sobre todo de los nombres más influyentes, se ha deteriorado al grado de que hoy sale a la luz pública un enfriamiento que lleva ya meses, pero que se agudizó al punto de la confrontación en la actual discusión por el paquete económico 2010
Con sus declaraciones, Felipe Calderón reflejó una guerra económica sórdida entre los grupos empresariales que se intensificó esta semana
Los obuses declarativos que el presidente Calderón mandó desde el aire, a bordo del avión presidencial, a los principales grupos empresariales del país confirmaron lo que aquí le adelantamos hace dos semanas: la relación entre el titular del Ejecutivo federal y una buena parte de la iniciativa privada, sobre todo de los nombres más influyentes, se ha deteriorado al grado de que hoy sale a la luz pública un enfriamiento que lleva ya meses, pero que se agudizó al punto de la confrontación en la actual discusión por el paquete económico 2010.
El reclamo del Presidente por lo que llamó una campaña “descalificación genérica, intensa y continúa” de los empresarios a su paquete fiscal, que ocasionó que el Congreso rechazará su impuesto del 2% para combatir la pobreza, fue la expresión de molestia acumulada de la administración calderonista por lo que sienten como traición y hasta sabotaje de un sector fundamental para el triunfo de Calderón en 2006, pero que paulatinamente le ha ido retirando el apoyo.
Aunque Presidencia intentó enmarcar la escaramuza verbal sólo en el actual debate sobre el plan económico del gobierno para 2010, y argumentó de manera algo ingenua la “libertad de expresión” del Presidente para haber lanzado su acusación a los hombres del dinero, la realidad es que el tema de los incrementos de impuestos, la propuesta de 2% y sobre todo las modificaciones al régimen de consolidación fiscal, que tanto irritó a los conglomerados privados, sólo fueron el efecto visible de un distanciamiento que ya existía entre la IP y Los Pinos.
Reflejo de ese distanciamiento es que desde hace tiempo buena parte de los principales capitanes de empresa en el país dejó de acercarse al gobierno y comenzó a tender puentes con grupos del PRI. De hecho, la estrategia que denuncia el Presidente fue abierta para torpedear un plan fiscal con el que nunca estuvieron de acuerdo, porque a diferencia de otros años, aun en esta misma administración, no se les tomó en cuenta en su elaboración ni se cabildeó nada con ellos.
LA GUERRA ECONÓMICA
Pero hay otro trasfondo detrás de la confrontación gobierno-empresarios. Entre algunas grandes empresas y monopolios se libra desde hace algunos años una guerra por los mercados que se recrudeció esta semana. El triple play que puso en marcha el gobierno y que se consolida en la Ley de Ingresos 2010, con la disposición de exentar de impuestos por cinco años a las nuevas empresas que entrarán el próximo año a prestar servicios de telefonía fija y celular en el país, entre las que está Televisa, hizo que la guerra comercial entre los gigantes de las telecomunicaciones se intensificara.
El “regalito” a la televisora de San Ángel, como lo llamaron algunos congresistas, hizo que toda un ala del empresariado se alineara en la batalla que dará Carlos Slim porque, así como a sus competidores más fuertes les abrirán el mercado de la telefonía con todo y exención de impuestos, a su grupo se le permita incursionar ya en los medios electrónicos, concretamente en la tv. Francisco Hernández Juárez, líder del sindicato de Telmex, amenazó esta semana con que si no dan la concesión de tv a Slim, los trabajadores de la telefónica iniciarán plantones y manifestaciones ante la SCT para presionar el otorgamiento de la concesión.
El enfrentamiento entre las grandes empresas, sumado a la decisión del gobierno de cobrar a los empresarios sus adeudos con el fisco con plazos específicos y más cortos en el régimen de consolidación fiscal, se trasladó al terreno político al reclamarle al gobierno el tomar partido por uno u otro bando del empresariado.
Lo que reflejó Calderón con sus declaraciones, tanto donde acusa a grandes empresas de no pagar sus impuestos como donde las culpa de sabotear su plan fiscal, fue finalmente una guerra económica sórdida que se intensificó esta semana entre los grupos empresariales, y que con la intervención del Presidente subió a guerra política explícita.
¿DEVALUACIÓN EN PUERTA?
Un trasfondo más que podría esconderse detrás del pleito entre gobierno y empresarios es el más preocupante. Analistas y expertos aseguran que en los últimos meses hay una corrida muy fuerte de divisas que se están yendo de México, y buena parte de ese dinero que está saliendo del país es de grandes empresas mexicanas. El Banco de México ha tenido que entrar a inyectar cada vez montos más fuertes para mantener la estabilidad del peso, precisamente porque se ha incrementado, de manera paulatina pero constante, la fuga de capitales.
Los agentes financieros internacionales han mantenido el grado de inversión a México, que no ha bajado, pero esta semana en reportes de distintas corredurías de Wall Street se afirmó que nuestro país “dejo de ser atractivo para la inversión extranjera”. Hay analistas que ya comienzan a hablar de la inminencia de una devaluación a final del año y habría empresarios fuertes que ya se protegieron, por lo que se podría esperar una corrida fuerte contra el peso mexicano, y eso sería parte de lo que les reclama, en sus ataques, Calderón.
En resumen: tras el enfrentamiento entre la administración calderonista y los capitanes de empresa hay tres hechos: 1) el realineamiento político de los empresarios con el PRI; 2) las pugnas entre los monopolios por controlar sus campos de negocio; y 3) la corrida financiera que capitales mexicanos están haciendo contra el peso y que podría desencadenar una devaluación que sería, políticamente, la tumba de este gobierno.
NOTAS INDISCRETAS... El diputado Luis Enrique Mercado se fue en banda con sus declaraciones en las que aseguró que a los gobierno de PRI y PAN les darán más recursos por haber aprobado el alza de impuestos. ¿A los gobiernos del PRD los van a castigar y les darán menos recursos por votar en contra? Al legislador se le olvidó que la repartición de los recursos federales se rige por la Constitución, las leyes y los convenios de coordinación fiscal que hacen posible una Federación. ¿O sugiere el diputado que todo eso que está en la ley no se aplica y que el reparto y la asignación de recursos es discrecional por parte de Hacienda, que premia o castiga a gobiernos amigos y no amigos? Tan delicado fue el resbalón declarativo del legislador del PAN que hasta Agustín Carstens tuvo que reunirse con los diputados del PRD, a los que ni siquiera han tomado en cuenta en la negociación del presupuesto… Los dados se trepan al puente. Escalera doble.
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