Calaveras lozanas
Las leyes, un peligro
Hechos consumados
Julio Hernández López
Basado en los códigos de enfurruñamiento y chantaje que le guían como secretario federal del trabajo, Javier Lozano Alarcón se ha permitido declarar la virtual inutilidad de la esperanza en la justicia formal. Actuando más como si fuera miembro de esos despachos ríspidos de cobranzas que se especializan en amenazar y aterrorizar lo más que les es posible a deudores para que salden sus cuentas, el melómano poblano, especialista en asuntos de telecomunicaciones y, obviamente, en negocios de fibra óptica, avanza cual tanque alemán de la segunda guerra mundial sobre las legítimas expectativas sindicalistas de que los agravios que consideran se han cometido en su contra puedan ser reparados mediante vías judiciales, cuyo recorrido debería ser impulsado por funcionarios públicos aun cuando éstos tuvieran convicciones absolutamente distintas a las de esos trabajadores, pues justamente para la resolución de esos litigios es para lo que se supone que existen tales renglones legales ahora, según la nada sana doctrina del licenciado Lozano, no sólo susceptibles de ser torcidos sino, incluso, de ser declarados lesivos al interés de quienes a su ánimo justiciero se arriman, recursos y esperanzas sentenciadas de antemano como contraproducentes en términos prácticos. Las leyes, pues, un peligro para los trabajadores.
Las andanzas dominicales del licenciado No Sano produjeron dos joyas sin desperdicio. Primero dijo, convertido por sí mismo en retén jurídico-militar, que tenía “la obligación de hacerles la advertencia” a los miembros del SME en resistencia legal “...de que no van a proceder ni la controversia constitucional ni los amparos para restaurar todo lo que están pidiendo; es una decisión tomada, un hecho consumado...”. Es decir: coopelan con el proceso de desmantelamiento de Luz y Fuerza del Centro y el SME, o cuello resolutivo judicial anunciado. Luego, con involuntario humor negro practicado desde el contento de las alturas donde los vivillos moran, el mencionado secretario escribió una tardía calavera sin rima ni métrica en lo que asegura es la lápida de aquella empresa y sus trabajadores: “cuando una persona fallece, aunque todavía no esté el acta de defunción expedida, la persona ya está muerta...”
Los desfiguros fúnebres del antedicho funcionario forman parte del elenco descompuesto de un calderonismo que no ha tenido una pizca de pudor institucional a la hora de usar los peores recursos para tratar de doblegar a quienes han resistido a la maniobra fascistoide con la que de un golpe armado se despojó a decenas de miles de mexicanos de su fuente de trabajo, limpiando así el camino a proyectos empresariales de uso de la red de fibra óptica que conforme pasa el tiempo van quedando cada vez más visibles. El enojo y la desesperación del equipo Feli(z)Pillo han crecido ante la decisión de una juez federal, Guillermina Coutiño Mata, que suspendió provisionalmente la pretensión de que la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (dependiente de Lozano y Calderón) declarara (para usar la terminología lozanista) “muerta” a Luz y Fuerza del Centro. Esa determinación preventiva deberá confirmarse o desecharse en estos días, previsiblemente hoy, y aun cuando el primer resultado ha significado para muchos una señal de que es posible confiar en los mecanismos institucionales de impartición de justicia, a nadie debe asombrar que las presiones e incluso amenazas no sanas a que ha sido sometida la mencionada juez pudieran hacer que la luminosidad preliminar se convierta en oscuridad forzada.
Con esas prevenciones respecto al comportamiento pendular del aparato judicial es posible asumir que, siendo muy importante esta resolución (pues de ella dependerá el curso formal de un proceso que si en esta fase es resuelto a favor de los trabajadores podrá ser largo e imprevisible), lo más importante, lo esencial, lo que marcará el rumbo, será la capacidad de protesta de los electricistas a los que se han sumado diversas organizaciones sociales, al grado de que para este 11 se organiza un paro nacional en el que trabajadores como los telefonistas practicarán faltas masivas y en el que participarán grupos de universidades públicas y ciudadanos en general.
Mientras el felipismo se ensaña con quienes creen que le es posible hacerlo, los priístas avanzan en el tendido de una camita anunciada al felipismo que, en aras de sacar adelante su propuesta fiscal meramente recaudatoria, ha cedido el control del presente y el futuro a los líderes del partido de tres colores que ahora tratarán de arrebatar al felipato el manejo de los programas de asistencia social para entregar buena parte de ellos a los gobernadores, que son mayoritariamente priístas y que, como se vio en los pasados comicios intermedios, tienen habilidades superlativas para convertir los recursos públicos en votos en favor de sus candidatos. El poder legislativo priísta apretará al calderonismo donde le duele, es decir, en el gasto corriente y otros rubros en los que la administración federal actúa con desparpajo presupuestal, para así quedarse en los estados con las Oportunidades electorales 2012.
Astillas
Lo que se busca en San Pedro Garza García es ratificar un cogobierno municipal con los Beltrán Leyva que erradique a los Zetas. A Mauricio Fernández Garza se le están yendo encima los panistas calderónicos porque el empresario neoleonés se ha opuesto abiertamente a decisiones de Felipe y su grupito de amigos... Vicente Reyes de León propone: “aprovechando que Calderón anunció el fin de la recesión; Acuña, el del chayote; Lozano, el de Luz y Fuerza del Centro, y el secretario de Agricultura, el de la industria porcina nacional, que Calderón anuncie el fin de su sexenio y ya que se vayan él y todo su gabinete antes de que acaben con lo que queda del país”... Y, mientras Slim ajusta cuentas con el calderonismo anunciando que estudia la posibilidad de aumentar las tarifas del servicio telefónico que proporciona (Todo México sería inflación), ¡hasta mañana, en esta columna calavera!
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