Federico Berrueto
2009-10-25•Al Frente
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Muy poco le duró el buen discurso que pronunció Manlio Fabio Beltrones en la ceremonia conmemorativa al legislador Belisario Domínguez. De estadista de miras elevadas y amplios horizontes, pasó a la condición de vil reventador del acuerdo fiscal. Ahora, fuera del escenario parlamentario, al amparo del populismo rampante, externa su preocupación por las familias mexicanas por los efectos del IVA.
Si se concede razón a Salvador García Soto, periodista con buena comunicación con el senador Beltrones, lo que tiene enojado al priista no es la torpe declaración del dirigente del PAN, César Nava, sino el que haya sido excluido de las negociaciones para la reforma fiscal. Lo que está de por medio no es que el presidente Calderón, al menos para el tema fiscal, ya cambió de interlocutor. No le importa si la reforma es buena o mala, menos que el PRI ya había acordado una posición y votado en consecuencia. La dirigente del PRI y los mandatarios estatales, según la crónica de la infidencia, fueron el factor para lograr una votación sin precedente en un tema altamente polémico y costoso. Así, el inaudito desacierto de Nava sirvió de pretexto para revertir el acuerdo.
El desenlace sobre la reforma fiscal es incierto, no así lo que ocurra dentro del PRI. La lucha de ahora es continuación de la de hace seis años, también con los diputados y el tema fiscal. Pero ahora la situación es distinta: hay mesura y sensatez en el coordinador tricolor de los diputados, además, el margen para posponer un cambio fiscal no existe; o IVA o gasolinas; los gobernadores del PRI ya no están luchando contra su dirigente, sino contra quien se ha impuesto en el Senado a partir de un proyecto personal. Los gobernadores de ahora no son los timoratos del pasado, son un grupo más articulado, con alianzas más sólidas y más decidido a luchar por el poder. Peña Nieto y Fidel Herrera, los mandatarios de los dos estados más importantes, hacen diferencia respecto a Montiel y Miguel Alemán.
Lo que acontece es la consecuencia necesaria del triunfo de los gobernadores en la elección federal y que ahora son el factor en el Congreso. Manlio lucha por preservar su rentable condición de bróker con el Presidente; el problema es que con la salida de Gamboa perdió control de la Cámara. Quienes dentro y fuera del PRI le sigan el juego, no sólo endosan lo peor del pasado y todo el desprestigio que le acompaña, sino que se oponen y confrontan con los poderes locales y con la opción priista mejor encaminada a ganar el poder nacional. Es simple: seguir con Manlio es abrir la grieta para que el PRI sea derrotado en 2012.
Peña Nieto le ha ganado la partida y lo hizo en el terreno más difícil, incierto y adverso: el fiscal; pero también es un tema en el que se gana credibilidad y confianza, atributos tan preciados como escasos en la política. El mexiquense decidió salir a defender el voto de los diputados y a cuestionar frontalmente al dirigente del PAN. Aunque a Peña le endosaran el costo del incremento de impuestos, fue mucho más lo que ganó. No fue el político medroso o elusivo, tampoco el figurín vacío y superficial, estereotipo que suscribe Manlio y sus exégetas mediáticos. Lo hecho por el gobernador es consistente con la razón que explica su inesperado arrollador éxito electoral.
Manlio pierde la batalla política porque en el PRI quedan decantadas las opciones: el pasado o el futuro; la manipulación y el chantaje o el acuerdo público; el centralismo autoritario o el federalismo; el deterioro y quiebra virtual de las finanzas municipales y estatales o su recuperación; el 21% de los votos de la campaña presidencial de 2006 o el triunfo de 2009; el sometimiento o la dignidad en el acuerdo y el disenso.
Como con Madrazo, las condiciones de eficacia de Manlio Beltrones están en el miedo de su interlocutor. Enfrentarle es, ahora, inevitable. El país no ha podido avanzar, precisamente porque estos personajes del pasado han despojado al Poder Legislativo de su iniciativa y capacidad para cambiar las leyes y mejorar las instituciones; porque envilecen y corrompen a la oposición; porque hacen de la trampa y el engaño virtud. La diferencia que habrá de desahogar el PRI este domingo no es sobre la reforma fiscal, sino sobre su papel histórico frente al país. Si se continúa por la senda de la extorsión y chantaje o si se hace de la política un espacio para la responsabilidad y el compromiso con el país.
La estulticia del presidente del PAN no da para que el PRI se entregue al peor de los sobrevivientes del pasado autoritario. Nava, el tonto útil del senador Manlio Beltrones.
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