lunes, 12 de octubre de 2009

Atención, enemigos de Televisa y Tv Azteca



Ojo por ojo
Álvaro Cueva
2009-10-11•Acentos
.Los enemigos de Televisa y Tv Azteca están felices con lo que acaba de pasar en Argentina, porque suponen que aquí, tarde o temprano, va a pasar lo mismo.

¿Y qué es lo que acaba de pasar en Argentina? Que se acaba de aprobar una nueva ley de medios propuesta por la presidenta de aquella nación, Cristina Fernández de Kirchner.

¿Qué tiene esa ley de especial como para haber provocado la felicidad de los enemigos de Televisa y Tv Azteca? Que se supone que es una ley que rompe con los monopolios mediáticos.

A partir de ahora, las grandes concentradoras de medios, en Argentina, van a tener que soltar frecuencias de radio y televisión, y ya no van a poder tener, al mismo tiempo, por ejemplo, periódicos, cableras, radiodifusoras, televisoras ni telefónicas.

Por si esto fuera poco, van a estar obligadas a sostener un determinado porcentaje de producción nacional y se van a tener que someter a una nueva figura que las va a estar vigilando.

Suena revolucionario. Imagínese que el control de los medios pase de un puñado de empresarios a un vertiginoso conjunto de fuerzas integrado por empresarios, instituciones públicas y privadas, comunidades de todos los tipos y tamaños, y jóvenes emprendedores.

Suena a venganza, a nunca jamás una televisora va a estar por encima de un presidente, de la ley ni de nadie.

El problema es que esta ley es sólo un juego de apariencias y que lejos de beneficiar el esquema de medios de Argentina, va a provocar una de las mayores catástrofes que la radio y la televisión hayan conocido en toda América Latina.

Para empezar, lo que la señora Fernández está buscando con su ley no es que exista un marco mucho más amplio de competencia y diversidad mediática en su país.

Lo que quiere es tener el control absoluto de todo lo que se haga y se diga en todas las estaciones de radio y en todos los canales de televisión de Argentina. Divide y vencerás.

Luego, ni los empresarios, ni las instituciones, ni las comunidades ni los emprendedores argentinos tienen la experiencia, la tecnología ni la capacidad para convertirse, de la noche a la mañana, en concesionarios de radio o de televisión, en cableros o en proveedores de telefonía o de internet.

No, pero espérese, todavía falta lo peor. El mercado argentino no da para sostener ni la décima parte de las estaciones de radio ni los canales de televisión que van a tener que aparecer.

Van a ser frecuencias condenadas al fracaso económico, al subsidio y a la corrupción, trabajadas por empleados mal pagados con base en esquemas que, lejos de generar riqueza, la van a aniquilar.

El más perjudicado con esta ley va a ser el que se suponía que iba a ser el más beneficiado, el público, porque en lugar de ver una programación más rica y competitiva a nivel mundial, va a ver programas cada vez más pobres y amarrados a un nacionalismo mal entendido.

Ahora, esto es sólo el principio. A lo mejor usted no lo sabe pero Argentina era, hasta su nueva ley de medios, un caso ejemplar del éxito que puede llegar a tener la televisión de paga.

Allá toda la gente veía televisión de paga o producía televisión de paga.

Por tanto, las grandes casas productoras internacionales como MTV, Fox, Disney, The History Channel, HBO y Discovery Channel invertían con particular entusiasmo en Buenos Aires.

Con esta nueva ley, que las obliga a cambiar su posición de compañías internacionales por la de casas productoras nacionales, que les va a robar una espeluznante cantidad de impuestos que antes no pagaban y que sólo les permite trabajar con talentos locales, todas, antes o después, van a salir corriendo.

Y no, no se van a venir a México, se van a ir a Brasil porque aquí las condiciones son escandalosamente infames y porque las que se queden en la nueva Argentina van a vivir un infierno igual o peor que el que viven las casas productoras que se quedaron en la Venezuela de Hugo Chávez.

A propósito de México, aquí también va a haber problemas porque nuestras televisoras ya no van a poder comprar y grabar telenovelas allá como lo habían estado haciendo. Les va a costar más, en todos los sentidos.

¿Éste es el cambio que queremos para nuestro país? ¿Ésta es la ley de medios que miramos con tanta ilusión? No, pues cuidado, porque entonces, la cosa se va a poner peor, mucho peor.

¡Atrévase a opinar!

alvarocueva@milenio.com

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