Periodistas de EL UNIVERSAL
Bajo Reserva
20 de septiembre de 2009
Justo lo que nos faltaba: ser vulnerables a las formas y modos que decidan los que se sienten iluminados. Resulta que Luis Felipe Hernández Castillo, el sujeto que disparó y mató a dos personas en la estación Balderas del Metro, rindió su declaración preparatoria y, sin ningún dejo de arrepentimiento, dice que nos hizo un favor, que es un asiduo lector de la Biblia, casi un admirador del secuestrador del avión de Aeroméxico, Josmar Flores, y que a balazos nos advierte de problemas de hambruna y cuestiones que pueden afectar a toda la humanidad. Al procurador general de Justicia del DF, Miguel Ángel Mancera, le dio la impresión de que el homicida se considera una suerte de mensajero. Qué país.
En la Secretaríade Hacienda velan armas. Nos cuentan que los chicos de Carstens emprenderán en las próximas semanas una batalla más para lograr que los legisladores avalen la iniciativa para modificar la Ley del Amparo Fiscal y lograr así que sus efectos sean generales. Hace poco más de seis meses lo intentaron, pero el asunto quedó congelado en la vieja casona de Xicoténcatl. En aquella ocasión, funcionarios de Hacienda reconocieron (en privado) que el agresivo cabildeo de los grandes corporativos había finalmente inclinado la balanza a favor de los intereses del empresariado, que logra vía amparos eludir el pago de impuestos. A ver cómo les va en esta ocasión.
Y si de batallas se trata, hay otra que se gesta a propósito del relevo en el Banco de México. Los que afirman que saben de estas cosas dan por seguro que la frialdad y distancia que siempre caracterizaron la relación entre Guillermo Ortiz y el presidente Felipe Calderón tendrán consecuencias. Dicen que desde Los Pinos en lo último que se piensa es en proponer la reelección de Ortiz, y que en el mazo de sus barajas sólo queda una carta que reúna los requisitos de respeto y buena fama en las esferas internacional y financiera: la de Agustín Carstens. Las mismas voces juegan a las anticipadas, a que el actual secretario de Hacienda tiene por encomienda sacar el presupuesto y luego hacer maletas para irse a Banxico. Veremos.
Apunte final: hay por ahí una papa caliente que vale más de mil millones de pesos. Resulta que esa cantidad es precisamente el presupuesto del que goza el Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana para asegurar el éxito de los festejos por el Bicentenario, pero es la hora en que nadie sabe en qué se gastarán esos recursos y mucho menos los mecanismos para la rendición de cuentas. II. En medio de la tormenta política por el control de Iztapalapa y, por cierto, de sus 3 mil millones de pesos de presupuesto, Juanito fue a echarle porras a su equipo del alma, el Cruz Azul. Tan relajado estuvo que hasta unas chelitas se tomó. Por qué no.
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