viernes, 31 de julio de 2009

Periodistas de EL UNIVERSAL

En el PAN cumplen eso de que vivir fuera del presupuesto es vivir en el error





¿Se acuerda usted de Esmeralda Cárdenas? La recordará, sin duda: Germán Martínez, entonces presidente nacional del PAN, la hizo candidata a la alcaldía de Colima a pesar de que sus hermanos están sentenciados por narcotráfico. Y luego, el 14 de abril, cuando la campaña panista se concentró en utilizar la guerra armada del gobierno federal contra los cárteles, le quitaron la candidatura. ¿La recuerda? Un dato más: Esmeralda regresó a su cargo como legisladora, y el PAN de Martínez inmediatamente negoció para que se quedara como vicepresidenta de la Mesa Directiva en el Senado para la Comisión Permanente. Pues bien, ayer volvió a caerse… para arriba: la nombraron delegada de la Secretaría de Desarrollo Social en Colima. Esmeralda tiene un enorme y poderoso padrino, seguramente. O varios. La máxima priísta se cumple aquí a pie juntillas: vivir fuera del presupuesto es vivir en el error.





El lunes 6 de julio el PRI anunció al presidente que le exigiría cambios en el gabinete. Dio a entender que pediría este “signo de buena voluntad” entre Ejecutivo y Legislativo, ahora que tiene en sus manos la cámara. Nos dicen que ya hay una lista, y la encabeza Gerardo Ruiz Mateos. No es mala la apuesta. El secretario de Economía está desaparecido mientras el país sufre quizá la peor crisis económica de los tiempos modernos. Puede salir sin hacer grandes olas. Es lo más delgado de la cuerda, por decirlo así. Gana el PRI, y Felipe Calderón libera un poco la presión que existe sobre su gabinete. Por cierto, Marcelo Ebrard anunció ayer que se van los secretarios de Obras y Servicios, Desarrollo Urbano y Vivienda, y Educación, Jorge Arganis Díaz, Arturo Aispuro y Axel Didriksson, respectivamente. Y vienen más cambios, dijo. De alguna manera, Marcelo se le ha adelantado a Los Pinos. Ha mostrado, por lo pronto, más sensibilidad.






Hubiera visto cómo recibieron al secretario de la Defensa, el general Guillermo Galván Galván, en Estados Unidos. Máximos honores para el jefe militar en los jardines del Pentágono, con himnos de los dos países y abrazos efusivos de su contraparte, Robert Gates. Galván Galván será llevado por distintas bases militares y se encontrará con Janet Napolitano, del Departamento de Seguridad Interna. Este trato es lo menos que se merecía el secretario: es él quien encabeza la lucha armada contra el crimen organizado que los estadounidenses nunca enfrentaron. Son ellos los que ponen los 25 mil millones de dólares y las armas que alimentan la guerra en México. Así que los honores al general eran lo menos que podían hacer.


Apunte final: El presidente es tan amigo de César Nava como de Santiago Creel, Manuel Espino o Javier Corral, sólo por decir. Lo dijo más o menos así en Costa Rica. Y allá se lo creyeron, cómo no.

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