domingo, 10 de mayo de 2009

La versión correcta del escándalo. Carlos Monsiváis

Lancemos, por decir algo, una hipótesis. Se publica un libro de escándalo que denuncia malos manejos, aceptaciones de sobornos, organizaciones de complots contra un candidato presidencial, escenas de fraternización entre un ex presidente de la República y una dirigente de la izquierda democrática, en fin, lo que ustedes imaginen y gusten.
El libro, perniciosamente, provoca comentarios, satura las líneas telefónicas, distrae del ocio a los políticos, se vuelve un tema inevitable porque no hay mayor dolor, lo dijo Dante, que no tener nada de qué escandalizarse. Y los medios, la mayoría de ellos al menos, se lanzan a preguntar a los involucrados en el libelo: “¿Usted qué opina de lo que dicen de usted? ¿Está de acuerdo en la descripción? Si naciera de nuevo, ¿volvería a juntarse con el autor de ese diabólico panfleto?”.

¡Qué cosa tan triste! En la hora de madurez de la República hay quienes aportan confusión, calumnias, dolo. Por eso, he acudido con varios de los atrozmente mencionados para obtener la versión fidedigna de lo ocurrido. Las versiones difieren, desde luego, pero para mí tienen algo de lo que, en abundancia, sólo goza el régimen actual: credibilidad. A continuación, algunas escenas de lo que sí tuvo lugar:


Un altísimo funcionario del estado de México

—¿Que si conocí a ese sujeto? Oigan, señores, ¿por quién me toman? Por supuesto que no, y tampoco, desde luego, nunca le entregué dinero a cuenta de unos videos que un señor me pidió le diera a su nombre… ¡Por favor! Jamás lo haría, yo soy de una pieza y muy bien amueblada, soy congruente con mis ideales que me han llevado hasta aquí, hasta la más alta magistratura (pero de aquí) y que me llevarán hasta allá, si no en 2012 sí en el año siguiente a 2011. Y con todo ese porvenir que me sigue dócilmente, ¿voy a dar dinero o excusas a un delincuente? ¿Por quién me toman? Bueno, pasemos a lo importante: en abril de 2013 presentaré al Congreso mi plan para pavimentar las presas de riego… ¿Que las presas no se pavimentan? Yo jamás diría eso, debe ser otra intriga del difamador ése en su libro.


Escena en casa de un ex jefe nato de las instituciones. Presentes: el autor de las calumnias, el patriota incomprendido fuera del periodo 1988-1994 y la ex dirigente. Doy fe: lo que viene a continuación es lo que pasó, la neta.

Ex presidente: ¡Ah, chispiajo! ¿Y qué es lo que traen con tanto sigilo?

Autor del libelo: Es un refrigerador y allí están los videos.

Ex Prez: ¿Y qué contienen esos videos?

Autor: Son grabaciones de las agonías de personajes de la historia de México: Guadalupe Victoria, Vicente Guerrero, Benito Juárez, Porfirio Díaz, Venustiano Carranza. Allí hablan de su pasión por México y cuentan lo que van a hacer después de muertos.

Ex Prez: ¡Ah, qué interesante! ¿Algo como mi programa de Solidaridad? Recuerden: “Repartimos 434 camas en seis años y rifamos departamentos para ubicar al menos tres de ellas”.

Dirigente de la hoz y el sablazo: Licenciado, usted se las sabe de todas todas y además algunas. Dígame, ¿cómo le hizo para mantenerse tan bien en su sexenio luego de la victoria transparente y legal de 1988?

Ex Prez: ¡Qué buena pregunta! ¿Estás cómoda? ¿No quieres que te preste la Silla que usaba en Palacio Nacional?

Dirigente: ¿A poco se la trajo? ¿Y a pie?

Ex Prez: ¡Qué buen humor!

Dirigente: Es el humor de las mujeres incorruptibles en la política, es el humor que va a tono con la dignidad de las fuerzas progresistas, es el humor autorizado en la asamblea 14 mil 244 de mi partido, un humor que denuncia las injusticias laborales en Wal-Mart.

Ex Prez: No hagas publicidad que están grabando y me van a multar. Déjenme ver los videos… ¡Ah, caray! A Guerrero lo van a fusilar y sin embargo se da tiempo para despedirse de mí y felicitarme por mi sexenio. ¡Caramba! Me interesa. Y aquí está don Porfirio haciendo jogging en París. ¡Qué bien se ve no obstante la silla de ruedas! Este material me cuadra. ¿Cuánto quieren por él?

Autor: Señor, nosotros no somos mercaderes. El material se lo regalamos, pero el refrigerador cuesta 430 millones.

Ex Prez: ¡Caramba! Ustedes sí son patriotas… ¿Quieren probar las delicias de mi cava? Aquí tengo esta botella de sidra comprada en una barata de Ciudad Neza.

Dirigente: Licenciado, usted fue un gran gobernante de la burguesía parásita, como decía yo de niña, y por eso me atrevo a hacerle una pregunta: ¿qué se siente cuando a uno le ciñen por vez primera la banda presidencial?

Ex Prez: La emoción no cabe en las palabras, así que voy a rentar un departamento para que quepa.

Dirigente: ¿Ya ve la diferencia entre el humor ramplón de la burguesía y el mío fresquecito y regocijante?

Ex Prez: ¡Ah, chispiajo! Tú siempre haciendo que se rectifique el rumbo de la República. ¿No quieres probarte la banda presidencial?

Dirigente: No, licenciado, porque a mí desde niña me enseñaron el valor de los símbolos, y nadie ni usted me va a despojar de ese patrimonio.

Ex Prez: ¿De cuál patrimonio?

Dirigente: De haber sido niña… Pero recapitulo y le afirmo: este autor que me acompaña piensa traicionarnos y por eso le pido me traiga un ejemplar de la Constitución para que jure sobre ella (el Ex Prez va por la Constitución).

Dirigente y Ex Prez: ¡Jura que nunca serás desleal!

Autor: ¡Lo juro!... Cae un rayo, lo reduce a cenizas, y los sobrevivientes se van a leer la obra completa de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.




Escritor

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