El punto final del Estado fallido
Miércoles, 25 Febrero, 2009
• Confesiones y confusiones
• Vacunas…
Hay dos cosas infinitas, mi estimado, el Cosmos y la estupidez humana. Mientras Chihuahua es hoy epicentro de moda, una vez más es tangible, cierto e irrebatible que, aunque no lo parezca, el crimen organizado enfrenta con mayor inteligencia, estrategia y eficacia a un (des)gobierno cada vez más desorganizado. A un gabinete disfuncional. Desarticulado y descoordinado… que sigue abonando al riesgo del colapso rápido y todo en escasos 26 meses.
Y para documentar el ya clásico catastrofismo que incluye la caída del PIB, el escalofriante desempleo y una devaluación que no depende de factores externos sino conlleva una buena dosis de incertidumbre doméstica, se suman la carestía y el riesgo latente del detonador de un peligroso conflicto cuyos ingredientes se gestan alrededor de la tormenta perfecta, cuyos jinetes cabalgan (embriagados del poder… de no poder) emocionados.
México, my friend, está encendiendo los focos rojos de nuestros inquietos vecinos, que aunados a su monumental crisis económica, vislumbran escenarios alarmantes de violencia que ya traspasa su frontera poniendo en riesgo su seguridad nacional… de por sí veladamente amenazada por las imparables secuelas sociales que sacudirán áreas de los Estados Unidos como consecuencia del colapso de su economía.
A ese previsible contexto se suma que el patio trasero está, literalmente, en llamas y caos. Las alertas para prevenir sobre el peligro de viajar a México, los cintillos internacionales que hacen la nota roja, las señales (o sea, misiles) del gobierno de Obama y los frecuentes reportajes sobre el reverendo desmadre de violencia fuera del control de este inservible Gymboree de vividores incrustados en áreas estratégicas federales son ya botones de
un… Estado fallido.
El fundamental tema sobre la seguridad pública se debate hace… 26 meses, achicado en un batidillo de pendejadas e incontinencia verbal entre la clase política, el minúsculo inquilino de Los Pinos & his dumb squad, cuyos protagonistas regalan la fotografía perfecta de un cerebro... tapado por la estulticia.
Lo que urge es una revisión a fondo de la agenda pública de los problemas nacionales. Es inaplazable el escrutinio de la agenda de todos… todos los responsables de la seguridad pública: basta del síndrome de juntitis del mentado gabinete y de discursos imbéciles que continúan abonando a la confusión (y a la multitudinaria carcajada), que por si fuera poco, abarca el de las atribuciones y el de las facultades (quizá hasta mentales). La confusión sobre la coordinación de los esfuerzos entre la Federación, los estados, los municipios, la SSPF, la Sedena, la Marina, la PGR, la PFP que no acaba de morir y la Policía Federal que no acaba de nacer y la oficina (otra con minúsculas) de la leyenda urbana, perdón, asesor mega chingón presidencial.
La disonancia de si falta presencia o no del (des)gobierno de Felipe en distintos estados, del rechazo a que la violencia sea un fenómeno nuevo (no shit dickhead), de si hubo omisiones en el pasado más las estupideces que se les ocurra escupir, mi estimado, no resuelven la complejidad del contexto, y mucho menos el problema. Fotos de pirotecnia sobre aniversarios, reuniones cupulares (CNSP) y sonsonetes repetitivos de discursos de qué se va a hacer… sin decir el cómo y declarando nuevamente la mal llamada guerra, no están tocando el fondo del divertido asunto.
El proyecto de la fallida estrategia debe replantearse ante los escenarios previsibles —esbozados en este irreverente espacio hace muchas lunas– sobre la escalada en la violencia & its targets. Felipe tiene que entender que el quid del asunto está en su cúpula federal y en lo incorrecto del planteamiento integral cuyos resultados alarman a tirios y troyanos. Nacionales y extranjeros.
La cuenta regresiva ha comenzado para este (des)gobierno encabezado (o será ¿descabezado?) por Felipe Calderón, que ya está rebasado y no sabe con qué paliar los efectos de su ineptitud, ineficacia, incompetencia, inseguridad e inmadurez. El residente de Los Pinos no está funcionando como de jefe de Estado. No está funcionando como líder del país y ni hablar en el interior de su gabinete.
Lo suyo es la evasión, y como consecuencia hay un gobierno desorganizado, desarticulado, disfuncional y atomizado frente a la organizada delincuencia.
Así que como no puede... renuncie. Ése, my friend, es el único punto final.
Por la Mirilla
Vacunas que matan. Conversaciones que vienen y tras bambalinas… again, el par de damas y ¡ah!... un ex funcionario federal.
gomezalce@aol.com
miércoles, 25 de febrero de 2009
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