Dinero. Enrique Galván Ochoa

La mayoría coincide con el catastrofismo de Slim

■ No comparten el panorama rosa de Calderón

■ A una crisis siempre sucede otra

¿Cuál es la visión que mejor se acomoda a tu manera personal de apreciar la situación? ¿La de Carlos Slim, que sin querer ser catastrofista pinta un negro panorama, o la del presidente Calderón, que ve con optimismo que para fin de año comenzaremos a salir de la crisis? El 80 por ciento de las personas que encuestamos esta semana coincide con Slim. Un 19 por ciento sostiene otras opiniones y sólo uno por ciento está de acuerdo con Calderón.

Metodología

Cada semana enviamos alrededor de 3 mil cuestionarios por correo electrónico relativos a los temas del momento: política, economía, problemas e inquietudes sociales. La encuesta de esta semana registraba hasta ayer un 40 por ciento de respuestas. Los participantes tienen la opción de acompañar sus votos con su opinión. Enseguida aparecen algunos fragmentos, el texto completo puede leerse en el foro.

Opiniones

Desde hace más de 30 años hemos estado de catástrofe en catástrofe; no salimos de una cuando ya estamos en otra. Espero que en las elecciones de julio de 2009 sepamos por quien vamos a votar.

Jorge Ángel Tovar/ Distrito Federal

Catástrofe: suceso desgraciado que altera gravemente el orden regular de las cosas. ¿De dónde inferimos que el suceso desgraciado nos llega por que lo dijo el señor Slim? Nos llegó con las promesas incumplidas de campañas presidenciales. Por lo pronto me quedé sin empleo y no sólo yo, toda la empresa en la que trabajábamos más de 1,500 personas.

Féliz Guzmán Burgoa/ Ciudad Mante

Yo propongo que boicoteemos a las televisoras. Dejemos de verlas, no veamos sus programas cargados de ideología conservadora y con una realidad muy distante a la nuestra; no veamos sus nefastos noticieros. Esa es mi catastrofista y catastrófica propuesta. ¿Cómo la ven?

Rocío Valdés Yáñez/ Morelia

Vaya, lo que puede suceder cuando hay conflicto de intereses. Slim diciéndole sus verdades a Calderón públicamente... Ver para creer.

Francisco Hernández Ramírez/ Morelia

Pues le voy un poco más a la opinión de Slim, porque se acerca más a la realidad de lo que nos espera. Sin embargo, no olvidar que él también es uno de los personajes a quienes les debemos la situación por la que atravesamos.

José Muñoz Calvo/ Distrito Federal

Pues el empresario Slim, y el gobierno, sólo buscan hacer negocio con los l06 millones de mexicanos. Ninguno busca el desarrollo nacional. Seguirán vendiendo telefonía cara y servicios públicos caros.

Jesús Reyes Meza/ Querétaro

A Slim le queda una parte de uno de los versos más famosos de Sor Juana: “Sin ver que sóis la ocasión de lo mismo que culpáis”.

Ana Ceballos/ Xalapa

Ninguno de los dos se preocupa por ir a la tiendita de la esquina a comprar leche, pan y huevos.

Luis F Gutiérrez/ Puebla

Cuando el señor Slim anduvo apoyando la campaña del señor del ¿empleo? no hizo nada más que alabarlo, y ahora que dijo su verdad lo atacan desde las esferas gubernamentales usando como ariete al otro señor dizque secretario del Trabajo mejor conocido como “copelas o cuello”, diciendo una sarta de tonterías que sólo él se las cree. Lo que sí creo es que millones de mexicanos incluído yo, por supuesto, tendremos que seguir haciendo magia con el poco dinero que ganamos para dar sustento a nuestras familias.

José Juan Peralta León/ Distrito Federal

Sin duda alguna, Slim sabe de lo que habla, y habla a calzón quitado. Desde su cómoda trinchera es fácil, y ese ánimo de contradecir la posición oficial tiene sólo un mérito y fin palpables; el empujón electoral de este año encaminado, hacia un inminente regreso triunfal del PRIosaurio al Congreso. Así que Slim invierte en su imagen al igual que en la bolsa, por lo que pudiera ofrecerse, un capital político nada despreciable.

Rogelio Díaz Vázquez/ Puebla

Algo debe de saber el señor Slim. Pero, “nuestro gobierno federal” parece libro de Cornejo; piensa que te va a ir bien, y te irá bien. Por favor, no me digan eso. El mejor punto de partida para mejorar es reconocer los propios errores.

Alfredo Jiménez Lagar/ Distrito Federal