El diferencial anual entre la inflación y el incremento de los salarios mínimos es mayor a dos puntos porcentuales. Esto es un robo en despoblado. De por sí, haber igualado un aumento con otro hubiera sido un atraco, pues la inflación, durante el año, va carcomiendo el salario y esa disminución mensual real del ingreso no se compensa nunca. Pero bajar los salarios en el saldo anual es una verdadera grosería.
¡Qué sangre tan fría puede tener un gobierno al imponer una disminución de los salarios! Y que no se diga que el mínimo sólo opera para menos de la cuarta parte de los trabajadores, ya que todos los salarios están calculados con la misma base, incluso los llamados profesionales. Al cabo, también los contractuales se comportan de la misma forma ya que éstos van a tomar en la práctica el tope porcentual de los mínimos.
La inflación está al doble de lo esperado por las autoridades, lo cual no es nuevo. Pero esto tampoco justifica el robo a los trabajadores.
Las cosas están mucho peor si se analiza el incremento de los alimentos —13.4 por ciento en el año—, ya que la mayoría de los asalariados utiliza su ingreso en comprar principalmente comida. Medido así el problema, la disminución salarial alcanza 10 por ciento en términos reales. ¿Qué hace una familia cuando tiene que comer una décima parte menos que antes? Pero, el gobierno, frío. Eso sí que es no tener madre.
Cuando iniciaba el año que ahora agoniza vimos a nuestros insignes periodistas de la derecha burlarse de la afirmación de los legisladores del PRD en el sentido de que el llamado gasolinazo iba a traer consecuencias graves. En enero, dijeron que tal afirmación había sido alarmista y sin fundamento alguno. Durante el año, los precios de la gasolina y el diésel han seguido aumentando, aunque en el extranjero han venido disminuyendo. Ahora, el combustible es más caro en México, pero el gobierno no toma ninguna decisión porque está manipulando el monopolio del Estado, pero no Pemex, sino la Secretaría de Hacienda, la cual impone los precios de los bienes públicos de la manera más arbitraria y desconsiderada. ¿De qué se burlaban aquellos periodistas? Pues de ellos mismos. Vean cómo está hoy la inflación y cómo están los salarios.
Ahora, el Banco de México nos dice que hay que apechugar las pérdidas salariales y esperar que el año próximo la inflación no rebase 3 por ciento. Es la tesis de la cúpula patronal en el sentido de que los incrementos salariales deben hacerse según la inflación esperada, pero nunca con base en los aumentos de precios anteriores. Esta retrógrada tesis pretende justificar el robo en despoblado, más aún cuando el pronóstico oficial de la inflación suele ser menor que la real.
En Estados Unidos hay una fuerte tendencia hacia la deflación de precios. En México, la recesión se presenta junto con el flagelo de la inflación. Es decir, que no era cierto aquello que dijo el gobierno de que la pulmonía estadunidense iba a ser un catarro en México. El próximo año no habrá crecimiento de la economía mexicana y la inflación será una superganancia de los grandes capitalistas: la defensa de los poderosos y la ruina de los creadores de la riqueza, los trabajadores.
pgomez@milenio.com
viernes, 26 de diciembre de 2008
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