sábado, 18 de mayo de 2013

¿Catarrito, una vez más?




PIB, a su mínima expresión
Morelos: ¿procura justicia?
Carlos Fernández-Vega
P
ues nada, que de nueva cuenta la sólida economía nacional no soportó su cita con la realidad. Las no pocas advertencias sobre la obvia desaceleración del navío de gran calado, una vez más fueron minimizadas en el México oficial, por mucho que las señales de alerta se multiplicaron a lo largo de los últimos meses. El discurso sobre la bonanza económica se mantuvo sin más.
¿Resultado? El producto interno bruto (PIB) apenas creció 0.45 por ciento en el periodo enero-marzo de 2013, cuando el trimestre previo el avance fue de 3.2 por ciento (una diferencia de siete tantos). Y el balance anualizado tampoco ayuda: en los primeros tres meses del presente año el PIB se incrementó 0.8 por ciento en comparación con el registro de igual lapso de 2012, cuando el avance fue de 4.9 por ciento (una diferencia de seis tantos), el menor, para un periodo igual, desde 2009.
Apenas unos días atrás, funcionarios de la Secretaría de Hacienda afirmaban que no tenemos elementos suficientes para cambiar nuestra proyección de que el PIB crecerá 3.5 por ciento en 2013, por lo cual la mantenemos, pero de la noche a la mañana resulta que sí había elementos y que sí modificaron tal estimación.
Así, ayer al mediodía el gobierno federal ajustó a la baja la expectativa de crecimiento económico para este año, que ubicó en 3.1 por ciento, cuatro décimas menos que el esperado hasta ahora, informó Fernando Aportela Rodríguez, subsecretario de Hacienda y Crédito Público. La revisión de la meta, explicó, tendrá un efecto negativo en los ingresos públicos y, por tanto, en los gastos que tiene programados la administración federal. Un menor crecimiento económico tiene implicación sobre el desempeño de los ingresos, afirmó Aportela en una conferencia de prensa en el Palacio Nacional, convocada de última hora por la dependencia. Lo primero que realizará el gobierno federal es recurrir a los recursos de los fondos de estabilización de ingresos y luego, de ser necesario, realizar ajustes al gasto (La Jornada, Roberto González Amador).
El inquilino de Los Pinos tampoco quedó a gusto, aunque es uno de los promotores de la teoría de la solidez. Tras conocer el informe del Inegi, el presidente Peña Nieto dijo que de ninguna manera son satisfactorios los resultados del primer trimestre, aunque justificó que si la economía no ha crecido más se debe, entre otras razones, a que el resto del mundo tampoco lo está haciendo. Por eso, México tiene que ocuparse de hacer cambios estructurales para fortalecer su mercado interno y de dejar de depender necesariamente de la dinámica global.
Menor crecimiento económico es igual a menor generación de empleo formal (que de por sí no abunda), y menor gasto (léase ajustes) en nada ayuda al sempiternamente deteriorado ambiente social. Pero mientras el gobierno no atienda la realidad económica y mantenga el discurso del México feliz y en progreso permanente, las sacudidas serán regulares (treinta años de historia reciente lo confirman). El problema es que ya todos saben quiénes pagan las consecuencias en eso de losajustes.
El panorama se complica, porque si la Secretaría de Hacienda quiere que su nueva proyección se haga realidad, entonces la economía deberá crecer a un ritmo no menor a cuatro por ciento en cada uno de los tres trimestres que le restan al año, para que al final de cuentas logre un promedio anual de 3.1 por ciento. Y, sin ánimo de apestar la fiesta, nada hay en el escenario que permita vislumbrar un comportamiento de esa naturaleza.
En fin, el Inegi informó que en el primer trimestre de 2013 las actividades terciarias (servicios) registraron un crecimiento de 1.48 por ciento y las secundarias (industria) apenas de 0.15 por ciento. Las primarias (agropecuarias y silvícolas) cayeron 1.12 por ciento, respecto al trimestre octubre-diciembre de 2012. En su comparación anual, las primarias aumentaron 2.8 en términos reales (contra 6.4 por ciento en el primer trimestre de 2012), como consecuencia del incremento reportado en la agricultura, principalmente. Las terciarias avanzaron 1.9 por ciento (5.3 por ciento un año antes), destacando los servicios de información en medios masivos, los inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles e intangibles, el comercio, los servicios financieros y de seguros, los servicios de apoyo a los negocios y manejo de desechos y servicios de remediación, y los servicios de salud y de asistencia social, entre otros.
Las actividades que de plano no la libraron fueron las secundarias, pues reportaron una caída de 1.5 por ciento a tasa anual, resultado de las disminuciones registradas en tres de sus cuatro sectores: construcción; industrias manufactureras y electricidad, agua y suministro de gas por ductos al consumidor final; mientras la minería fue ligeramente al alza (la no petrolera avanzó 3.7 y la petrolera se redujo 0.7). El trimestre previo este sector creció 3.6 por ciento, y 4.9 por ciento en el primero de 2012.
Por si fuera poco, el propio Inegi informó que el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) a duras penas aumentó 0.25 por ciento durante marzo de 2013 frente al mes previo. Por grandes grupos de actividades, las series desestacionalizadas señalan que las actividades terciarias ascendieron 1.03 por ciento, mientras que las primarias cayeron 8 por ciento y las secundarias 0.3”. En fin, a prepararse para elcatarrito,
Las rebanadas del pastel
En eso de procurar justicia, Morelos se pinta solo. Desde aquel estado, la colega Silvia Lozano comparte que en el caso del conflicto al interior del fraccionamiento Granjas Mérida de Temixco, donde un grupo de vecinos interpuso una denuncia por despojo en contra de las personas que se ostentan como dirigentes de la Asociación de Condóminos, en lugar de aplicar la ley la subprocuradora Nora Rebeca Romero y la fiscal especial contra delitos patrimoniales, Irma Nayeli Hernández Mora, hicieron todo lo necesario para emitir un auto de no ejercicio de la acción penal, garantizando así impunidad a esa banda de delincuentes. Inexplicablemente, el expediente de la investigación fue sustraído del MP de Temixco y llevado a la Fiscalía contra delitos patrimoniales, en el sector central de la Procuraduría, donde lo mantuvieron escondido hasta que el veredicto favorable a los denunciados estuvo terminado. Cuando los vecinos pidieron hablar con el procurador Rodrigo Dorantes Salgado, se encontraron con que ya no había nada qué hacer porque la subprocuradora Nora Rebeca y su subordinada Irma Nayeli ya habían exonerado a los acusados.

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