CIUDAD DE MÉXICO (apro).- En mayo de 2017 asesinaron en Ciudad Universitaria a la joven Lesby Berlín Rivera. Ante los indicios de presencia de crimen organizado y de feminicidio, las autoridades de la Procuraduría capitalina se apresuraron a afirmar que se trató de un suicidio y negaron cualquier relación con narcomenudistas.
El crimen provocó protestas de grupos feministas y una airada reacción del Centro de Investigaciones de Estudio de Género de la UNAM que manifestó “una profunda preocupación e inconformidad” ante las conclusiones de la Procuraduría de la Ciudad de México.
Sin importar los múltiples testimonios y hechos, el 22 de junio del mismo año, Miguel Angel Mancera negó que en la UNAM hubiera disputa entre cárteles de la droga, pero en menos de un mes, el 20 de julio, elementos de la Secretaría de la Marina abatieron en un operativo a Felipe de Jesús Pérez, El Ojos, presunto jefe del cártel de Tláhuac y que estaba involucrado en la venta de droga en la principal universidad pública del país.
El segundo episodio definitivo que prendió los focos rojos en toda la UNAM ocurrió el pasado 23 de febrero. Una balacera ocurrida en el anexo de la Facultad de Ingeniería y de Contaduría provocó dos muertos. Mancera volvió a negar que se tratara de un enfrentamiento entre cárteles rivales. Y el comisionado nacional de seguridad, Renato Sales contradijo la versión del jefe de Gobierno señalando que sí existe una disputa entre grupos del crimen organizado.
En medio de este juego de mentiras y de versiones fallidas, el rector de la UNAM, Enrique Graue, decidió dar un salto frente a las autoridades e inició una campaña en las redes sociales y en la Gaceta Universitaria con el lema: “No es tu amigo. Es un narco”.
En la cuenta oficial de Twitter de la UNAM se distribuyó el siguiente mensaje:
“Cada vez que compras droga en la UNAM, todos la pagamos”.
“El problema es complejo. En nuestras manos está trabajar en equipo para mejorar nuestras vidas. ‘Conectar’ nos pone en riesgo. Usa y comparte los hashtags #DefendamosAlaUNAM y #NoEsTuAmigoUnNarco”.
Junto con esta campaña, el rector Graue afirmó que él autorizó el mensaje que se desplegó en el campo de futbol de Ciudad Universitaria en el partido entre Chivas y Pumas: “Fuera narcos de la UNAM”.
Graue insistió en que, pese a la operación de cárteles de venta de drogas en la máxima casa de estudios, este problema sea la puerta de entada para el ingreso de las fuerzas policiacas o militares.
“Hay detenciones. Hay más de tres decenas de narcomenudistas capturados. Los hechos del viernes (la balacera que provocó dos muertos) deben interpretarse en este contexto. No es una violencia entre universitarios, pero sí sucedió en la casa de estudios”, afirmó Graue el lunes 26 de febrero.
Asistimos a un primer ejercicio de determinación y defensa de la UNAM desde la rectoría ante las reiteradas negativas de Mancera y su disputa con el gobierno federal por la versión de la criminalidad que ha permeado en toda la Ciudad de México y especialmente en el campus universitario.
La apuesta de Graue es importante porque implica una convocatoria a la propia comunidad universitaria para frenar no sólo la violencia de los narcos sino la de cuerpos policiacos que, en muchas ocasiones, han representado la verdadera puerta de entrada a la guerra entre cárteles.
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