ÁLVARO DELGADO
Diego Fernández de Cevallos irrumpe en la actual disputa por la Presidencia de la República para combatir a Andrés Manuel López Obrador, a quien describe como autoritario, intolerante y lépero
A sus 77 años de edad, casi un cuarto de siglo después de haber sido el candidato presidencial del PAN, Diego Fernández de Cevallos irrumpe en la actual disputa por la Presidencia de la República para combatir a Andrés Manuel López Obrador, a quien describe como autoritario, intolerante y lépero.
“¡Es un enfermo mental, un corrupto y un bribón en toda la extensión de la palabra! Jamás voy a aceptarlo como el presidente que merece México”, enjuició en la amplia entrevista de tres horas que tuve con él, publicada en Proceso, y en la que el único prócer vivo del PAN advierte que López Obrador “facilísimamente puede llegar” a ser el presidente de México.
–¿Qué explica el éxito de López Obrador? –le pregunté, una parte no publicada.
–El comportamiento de la otra parte de la política –admitió–: Los desvíos, los desórdenes, los abusos y las corrupciones que están en muchas otras partes.
El propio panista desaprueba la herencia de Vicente Fox, un “hombre que está mal de la cabeza”; a Felipe Calderón, a quien cataloga de desleal y malagradecido con el PAN, y el saldo de su amigo Enrique Peña Nieto que, pese a las reformas, es “oprobioso en el ámbito de la corrupción, de la impunidad y por supuesto de la pobreza”.
Pero el protagonismo de Fernández de Cevallos no es sólo para combatir a López Obrador –articulado con su amigo Carlos Salinas–, sino para levantar a Ricardo Anaya, el candidato de la alianza PAN-PRD-Movimiento Ciudadano de quien no escatima elogios –“un hombre de verdad excepcional” –, pero cuya campaña no prende.
En reuniones internas en el PAN, con el presidente nacional Damián Zepeda y el estratega electoral Santiago Creel –su principal consejero y quien lo vinculó a Fernández de Cevallos–, Anaya se queja de que su equipo no está a la altura y busca un consultor que lo haga ganar.
Para él trabajan Ulises Beltrán, de BGC; Jorge Buendía, de Buendía y Laredo; Roberto Trad Hasbun, del Instituto de Artes y Oficios para la Comunicación Estratégica –que tradicionalmente han trabajado para el PRI y el Partido Verde–, y Carlos Varela, de Varela y Asociados.
Y es que el crecimiento que Anaya dice tener no lo registra ni la encuesta de Buendía quien, sin aclarar el conflicto de interés que esto implica, publica en El Universal sus estudios. En la de enero, divulgada este lunes, obtiene 26 puntos por 32 de López Obrador y 16 de José Antonio Meade, y en la de diciembre le asignó 23, mientras que el tabasqueño tenía 31% y el priista los mismos 16%.
La distancia entre Anaya y López Obrador se ha acortado, entonces, en sólo dos puntos en un mes, según Buendía (quien trabajó también para Fidel Herrera y Javier Duarte, así como Miguel Angel Osorio Chong) y quien el día de la elección de 2012 dijo que Peña ganaría por 17.1% de ventaja, pero la diferencia fue de sólo 6.5%.
Pero más que un consultor, quizá lo que Anaya necesita es resolver lo que Fernández de Cevallos le critica a él y a su grupo que tiene despedazado al PAN: “La falta de trabajo político para conciliar…”.
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