lunes, 25 de diciembre de 2017

Ejércitos de bots se lanzarán en 2018 a inducir el voto y aturdir a 58.1 millones que usan las redes

Por Efrén Flores


Los ejércitos de bots y de troles en redes sociales han sido utilizados en México, desde 2008, para influir en la opinión pública. El parteaguas de esta estrategia acaeció en 2012, cuando el PRI sistematizó su uso en la elección presidencial en la que Enrique Peña Nieto resultó victorioso.

En la actualidad, refieren analistas consultados por SinEmbargo, el Gobierno federal y los locales, los partidos políticos y diferentes organizaciones contratan equipos de influencers para manipular y limitar la información, con el objetivo de inducir preferencias electorales.

Son millones de cuentas falsas, mentiras y desinformación a los que la gente [58.1 millones de usuarios de redes sociales en México] es susceptible. Un riesgo que, para 2018, implica la posible inhibición de votos y la tergiversación de temas de carácter sociopolítico, apuntan.

Ciudad de México, 19 de diciembre (SinEmbargo).- Cuando Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda en la Alemania nazi dictó una conferencia en 1934, al hablar de los recursos habituales de los medios de comunicación refirió que “una mentira, repetida mil veces, al final termina siendo una verdad”. Goebbles ya veía el impacto de la información en la sociedad, pues como dijo en Nuremberg ese mismo año, “toda propaganda tiene una orientación” positiva o negativa que termina por influir a la opinión pública. Hoy día, las estrategias para posicionar de forma artificial una tendencia social han llegado a las redes sociales. Y los bots y troles son la herramienta perfecta para propagar información que oriente a los internautas a una “verdad” controlada, refieren analistas consultados por SinEmbargo.

El 1 de julio de 2018, cuando México elija a su próximo Presidente de la República, habrá batallas en las urnas y también en las redes sociales, donde partidos y candidatos, por medio de bots y de troles, usarán la Internet para manipular la opinión pública durante las campañas, a través de fake news[desinformación], boicots a la oposición, e inclusive hostigamiento en contra de figuras públicas. Una estrategia que ha venido incrementándose en las últimas décadas, en un país en el que el 83 por ciento de los internautas [58.1 millones de personas] habitúa el uso de redes sociales, según datos del Estudio sobre los Hábitos de los Usuarios de Internet en México 2017, realizado por Estadística Digital.
“De quien sea que venga, [el uso tramposo de bots] habla de una gran intolerancia al ejercicio de las libertades individuales. Todas estas estrategias vienen porque la arena pública está en disputa y se trata de ganar por volumen, a fuerza de muchos comentarios. El uso de perfiles falsos busca dar una versión alterada de la realidad; una visión sesgada. Y el peligro está en que esa visión sesgada tiene repercusiones en la vida real, cuando en efecto la horda de bots logra que halla falta de expresión o altere conductas por temor a una represión. Entonces se convierten en un peligro para la vida democrática sana de un país”, dijo en entrevista José Flores, director de comunicación de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D).
En México, la historia del uso de bots con fines políticos data de 2008-2010, en medio de un proceso de incremento al acceso a las redes sociales, al Internet, a dispositivos móviles, entre otros. Sin embargo, como señala una investigación de la periodista Andrea Noel, su despegue comenzó en 2012, luego de que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdiera dos elecciones presidenciales después de mantenerse por 71 años consecutivos en el poder [1929-2000].
“Es una industria que en un momento nació como necesidad del PRI en 2012 para apoyar a Peña Nieto. Se crearon grupos para llevar a cabo estas tareas, que son tres: crear tendencias a favor de Peña Nieto, atacar tendencias en contra de Peña Nieto y amenazar a opositores, activistas y periodistas”, explicó a SinEmbargo Alberto Escorcia, integrante de @LoQueSigue.
Él calcula que había cerca de 75 mil grupos de bots operando en 2015, y que en la actualidad puede haber más de un millón “porque casi todos los partidos ya los usan, no sólo el PRI”. En el contexto mexicano, señaló el activista digital, “los ejércitos de manipulación y de convencimiento son un brazo más de todo una estrategia” que refuerza y amplifica los ataques de guerra sucia.
Ejemplo de ello fueron las elecciones de julio pasado en el Estado de México, cuando además de ataques en redes, hubo cabezas de puercos cercenadas para intimidar a los integrantes del Movimiento Regeneración Nacional (Morena); o cuando en abril, desde un helicóptero, fueron lanzados mensajes intimatorios en la Feria del Caballo de Texcoco, municipio gobernado entre 2013 y 2015 por Delfina Gómez Álvarez, entonces candidata a la gubernatura mexiquense.
Si todo lo anterior falla, existe la posibilidad de sobornar a los medios de comunicación para generar una “distracción masiva” para lograr un objetivo determinado, explicó Noel en su investigación. Lo primordial para las “ciber tropas” es “ayudar a definir y manejar lo que está en el mejor interés del público”, que suele ser una forma de manipulación utilizada por los gobiernos democráticos, recalcó el estudio Troops, Trolls and Troublemakers: A Global Inventory of Organized Social Media Manipulation, realizado por la Universidad de Oxford en Inglaterra.
Según la prestigiada casa de estudios, en la actualidad existen 28 naciones en donde hay organizaciones creadas para influir al escrutinio público. Entre ellos aparece México, donde hay “evidencia encontrada” del uso de bots y de troles, contratados principalmente por partidos [PRI], ciudadanos y contratistas, con acuerdos por hasta 600 mil dólares [11.4 millones de pesos actuales].
Para Escorcia, en nuestro país ha llegado a haber de dos a tres tendencias falsas por día en las redes sociales, aunque en ocasiones son más -de 10 en adelante-. Esa es la magnitud actual con que los ejércitos de bots actúan para imponer puntos de vista de manera masiva. Y de acuerdo con Erin Gallagher, quien en 2015 analizó el uso de redes sociales en el marco de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, las actividades de bots en México son de cinco tipos: para distribuir spam [correo no deseado o basura], creación de tendencias falsas, propaganda política, campañas de desprestigio y amenazas.

 


La gráfica, presentada por Erin Gallagher en 2015, muestra los ataques de bots [en color rojo] en contra de Rossana Regalillo [en color verde], académica atacada por apoyar a los familiares de los normalistas de Ayotzinapa. Foto: Especial.

Este 2018, los riesgos más evidentes para la ciudadanía serán la manipulación para “inhibir o reprimir el voto”, además de “la tergiversación de temas y reportes falsos sobre acontecimientos y posturas de candidatos”, dijo José Flores de R3D. En ese sentido, afirmó que el problema no sólo radica en el uso de estos ejércitos de mentira, sino también en el hecho de que la gente y los medios no verifican la información, la dan por cierta y la comparten, con lo que generan “esporas” de desinformación.
“Las mentiras empujadas por volumen […] terminan reflejándose en una alteración de los comicios”, refirió Flores. Importante, sobre todo si se considera que en los próximos procesos electorales “las propuestas de campaña serán el ingrediente principal en redes sociales para los internautas”  y nueve de cada 10 ciudadanos estarán pendientes de los comicios a través de redes sociales, apuntó el estudio de Estrategia Digital.
Por ello, urgió a que los medios y la sociedad civil se hagan responsables “porque no hemos sabido ejercer una corresponsabilidad para aminorar el efecto nocivo que pudieran tener estas estrategias”. Escorcia concordó con este punto. A su juicio, “la vacuna” contra la influencia de los ejércitos de bots y troles radica en que “haya mucha gente utilizando las redes” y que haga el esfuerzo por corroborar la información a la que es susceptible.
En 1934, Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda en la Alemania nazi, no sólo anticipó el peso de la orientación deliberada de la información masiva. También advirtió que “la buena propaganda no necesita mentir; de hecho, no debe mentir [porque] demuestra que está al servicio de una mala causa [y] no puede tener éxito en el largo plazo”.
Si no cuidamos la manipulación y la mentira, mencionó Escorcia, podríamos vernos en una situación tan crítica que inclusive, “si hay un resultado polémico, si hay un resultado muy cerrado en las elecciones [de 2018], ellos [el PRI] van a ayudar a forzar la idea de que no hay por qué impugnar como está pasando en Honduras. Lo que está pasando en Honduras, con los bots, con la represión en las calles y con el tema del conteo, yo lo veo como un símil de lo que puede pasar en México”.
Hace unas semanas, desde el destape de la precandidatura de Antonio Meade Kuribreña, el analista aseguró que empezó el ataque de bots con cerca de “siete mil mensajes automatizados que lograron posicionarlo como la primera tendencia en México”. Esta circunstancia pude terminar por inclinar la balanza de una forma que aunque no es ilegal, es sospechosa, sostuvo.
LOS EJÉRCITOS DE BOTS Y DE TROLS EN EL PAÍS
México es pionero en el uso de ejércitos de bots, refirieron los analistas consultados por SinEmbargo. “Aquí empezó en 2008-2009 y en el mundo comenzó a ocurrir en 2011-2012”, recordó Escorcia, para quien los escándalos internacionales apenas “son una muestra de lo que pasa en México […] porque aquí hay ejércitos de miles y miles de cuentas” cuyo efecto es tan nocivo como inconmensurable.
Fue precisamente en 2008 cuando el hacker internacional Andrés Sepúlveda -quien hoy cumple una condena de 10 años de prisión acusado de uso de malware, conspirar para delinquir, violación de datos y espionaje- comenzó a negociar con Juan José Rendón -un conocido consultor ligado a prácticas de propaganda negra- para espiar, manipular y robar estrategias de campaña a favor del PRI y de su candidato -que sería Enrique Peña Nieto (EPN)-, de cara a las elecciones presidenciales de 2012, según una investigación de Bloomberg Businessweek.
De acuerdo con el testimonio de Sepúlveda, le habrían pagado 600 mil dólares para que, junto con seis hackers, establecieran una estrategia para espiar y hundir en las urnas a los abanderados de oposición -Andrés Manuel López Obrador [PRD] y Josefina Vázquez Mota [PAN]-. Rumores, propaganda, guerra sucia, era la labor del colombiano en México, quien reconoció haber participado en la campaña de EPN, en 2012, manipulando las redes “para crear falsos sentimientos de apoyo” e instalar “software de espionaje en las [respectivas] casas de campaña” de Mota y de Obrador.
Sepúlveda narró que contaba con un ejército mayor a 30 mil cuentas automatizadas de Twitter para generar tendencias en redes sociales, desde donde hablaba bien de Peña Nieto y sembraba pánico en contra de López Obrador, distribuyendo información falsa que refería que si el tabasqueño llegaba al poder, el valor del peso mexicano caería. Asimismo, reconoció que durante la noche electoral hacían llamadas de madrugada, a nombre de candidatos de oposición, para generar molestia entre el electorado. Y también logró interceptar los teléfonos y computadoras de la oposición, con lo que tuvo acceso directo a agendas, proyectos, discursos…

Versiones de Bloomberg y de la periodista Andrea Noel, inclusive señalan la posibilidad de que Alejandra Lagunes, coordinadora nacional de la Estrategia Digital de la Presidencia de la República desde el 2012, haya participado en los ataques de tropas de bots en redes sociales, manejando un equipo de trabajo dedicado a inundar la Internet con mensajes favorables para Enrique Peña Nieto.
Inclusive en los comicios del 4 de junio de este año, en los que estuvo en juego la gubernatura del Estado de México, se supo que el candidato priista, Alfredo del Mazo Maza, contrató a la firma Espora para el manejo de sus redes sociales. En su columna en El Universal, Octavio Islas, director del Centro de Altos Estudios en Internet y Sociedad de la Información de la Universidad de los Hemisferios, en Ecuador, mencionó que Sergio José Gutiérrez, director de Espora, “admite ser considerado como uno de los mejores discípulos de quien hoy se desempeña como responsable de la coordinación de la Estrategia Digital Nacional”.
Gutiérrez, conocido como “el Maquiavelo Digital”, es la cara detrás del manejo de redes sociales en al menos 33 campañas de Gobernador en México. Según dijo a la revista Campaigns&Elections, “para 2018, ante la cada vez más marcada debilidad de los medios de comunicación tradicionales, tendrá mayores posibilidades de ganar el candidato que haga mejor uso de la red”. A su juicio, es necesaria una “estrategia efectiva para convencer a los electores que usan el Internet” para ganar las elecciones.
Él, al igual que el hacker Andrés Sepúlveda, reconoció que fue en 2008 cuando su vida profesional dio un giro de 90 grados. Ese año, el PRI lo llamó para crear las primeras campañas de redes sociales a favor de los candidatos Manuel Añorve Baños -quien en 2009 se convirtió en presidente municipal de Acapulco, Guerrero- y de Héctor Astudillo Flores -quien entonces ganó la alcaldía de Chilpancingo, Guerrero-. Según Gutiérrez, manejó cinco de las seis campañas a Gobernador de 2009.
De ahí en adelante, coordinaría las redes sociales del Senado de la República y de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) del PRI, por invitación de los senadores Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa Patrón. Ulterior a ello, refirió en la entrevista, trabajaría para el Comité Ejecutivo Nacional del PRI; en 2012 para la campaña del Presidente Enrique Peña Nieto; y este año en la campaña del priista Miguel Ángel Riquelme, candidato electo a la gubernatura de Coahuila.
La estrategia, supuestamente impulsada en 2008 por el PRI, llegó para quedarse. Sin embargo, sostuvo Andrea Noel, después de lo de 2012 cambiaron el sistema que les había funcionado porque habían “cabos sueltos”: el dinero pagado a las empresas de marketing era rastreable. Por eso, desde entonces, adaptaron un modelo que los partidos adoptaron: contratar empresas que a su vez subcontratan a troles independientes.
En 2015, por ejemplo, el Partido Verde Ecologista de México [PVEM] intentó preparar un ejército de troles, de cara a las elecciones del 7 de junio de ese año. Para ello, contrató a Agavis Digital SA de CV, la misma empresa que en 2012 participó en el equipo de transición del entonces Presidente electo, Enrique Peña Nieto, para el mantenimiento de sus páginas de Internet.
El PVEM pagaría 3 millones 026 mil 800 pesos para que la compañía le generara campañas en redes sociales. Y de acuerdo con un contrato al que tuvo acceso SinEmbargo, Agavis Digital armaría contenidos a través de un grupo de “influencers” [cuentas con el objetivo de influir en la opinión pública] y de troles para generar trending topics o tendencias en Twitter y blogs.
A lo largo de los años, la compañía que ha prestado sus servicios a partidos políticos y al Gobierno federal ha recibido jugosos contratos, muchos de ellos por adjudicación directa. De 2014 a 2017, según aparece publicado en el Portal de Obligaciones de Transparencia (POT), la empresa ha obtenido al menos 106 contratos [93 por adjudicación directa] por montos de entre 250 mil y 1.5 millones de pesos. Sólo este año, celebró siete contratos por servicios de comunicación y de difusión de campañas de diversas instituciones gubernamentales.
La historia de manipulación digital no concluye ahí. En 2017, R3D, junto con Artículo 19 y SocialTIC, documentaron 76 nuevos intentos de infección con el malware Pegasus en contra de periodistas y defensores humanos en México. “Estos ataques, ocurridos entre enero de 2015 y julio de 2016, se suman a los 12 intentos registrados en contra de científicos y activistas de la Alianza por la Salud Alimentaria en 2016”, refiere R3D.
Pegasus es un malware sofisticado de vigilancia “que solamente puede ser comercializado a gobiernos”, señaló la organización. Tan sólo en los últimos tres años, al menos tres instancias del Gobierno federal lo han adquirido: la Procuraduría General de la República (PGR), el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) y la Secretaría de la Defensa Nacional -esta última, hasta antes de la aprobación de la Ley Nacional de Seguridad Interior, carecía de facultades legales para ejercer acciones de vigilancia-.

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