En medio de un ambiente festivo, miles de personas ingresaron desde las 9 de la noche a la Plaza de la Constitución en filas, que en algunas calles se volvieron muy largas.
El desorden para ingresar al Zócalo era tal que, mientras que en calles como 16 de Septiembre, Uruguay y 5 de Mayo había filas kilométricas y expresiones de impaciencia por parte de la gente que quería entrar, en avenida 20 de Noviembre las filas eran mucho más cortas y el paso mucho más ágil.
Para ingresar al plancha del Zócalo capitalino era necesario pasar al menos tres retenes donde policías de la Ciudad de México revisaban las mochilas y pertenencias de las personas, para más tarde desembocar en el arco de detección de metales, donde todavía era necesario pasar por un último cateo a cargo de policías federales.
En punto de las 11 de la noche, Peña Nieto salió al balcón de Palacio Nacional para lanzar las tradicionales vivas a los héroes de la Independencia. Casi al término de la ceremonia intercaló una viva a la solidaridad de los mexicanos con los damnificados por el sismo del pasado 7 de septiembre en los estados de Oaxaca y Chiapas.
Aunque en términos generales no hubo incidentes mayores, un hombre de aproximadamente 50 años, quien se identificó como Bernabé Magaña, comenzó a abuchear al jefe del Ejecutivo cuando éste apareció en el balcón y a cuestionar a gritos su desempeño al frente del país.
Sin embargo, prácticamente de inmediato fue rodeado por personal de seguridad que se encontraba resguardando la plaza. El hombre decía haber sufrido ataques a su libertad de expresión y denunciaba que lo estaban lastimando.
Finalmente fue dejado en libertad por los guardias que lo retuvieron momentáneamente y salió de la plaza sin que ocurriera nada más.
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