Por: Redacción (@revistapolemón)
24 de agosto de 2017.- Ricardo Anaya, el actual dirigente del PAN, ha logrado impulsar la bonanza de su familia política. Su esposa, sus suegros, sus cuñados, todos pasaron de ser, digamos, gente de clase media, a verdaderos empresarios inmobiliarios que cuentan en millones sus riquezas.
Este proceso, que abarca ya 17 años, coincide con el ascenso de Ricardo Anaya como una figura importante del PAN.
En 2003, un Ricardo Anaya muy joven, fue seleccionado por el gobernador de Querétaro, Francisco Garrido Patrón, como su secretario particular. Ahí fue donde comenzó el ascenso económico e inmobiliario de su familia política.
El suegro de Anaya, Donino Ángel Martínez Diez, era administrador de un modesto hotel y de un restaurante, y conforme ascendía su yerno en la política, él compraba propiedades, se llenaba de lujos y se hacía rico.
Hoy, la fortuna del suegro del dirigente del PAN asciende, según El Universal, a 308 millones de pesos en propiedades. En 2003, entre propiedades y empresas, era solamente de 21 millones. Esto es, creció en dicho periodo 304%.
Ricardo Anaya se defendió de la información publicada, indicando que todo era una estrategia para desprestigiarlo porque él estaba en contra de la corrupción y por el bien de México.
Algo así como: me pegan los malos porque yo soy bueno.
Este escándalo del actual líder del PAN no es el primero. Hace poco más de un año se supo que él viajaba a Atlanta, Estados Unidos, prácticamente todas las semanas a visitar a su familia (su esposa y sus hijos), que allá habitaba en una lujosa casa en un (no podía ser distinto) lujoso barrio. Este estilo de vida no coincidía con los ingresos que, como dirigente del PAN, obtenía.
Anaya se defendió en esa ocasión indicando que él, además de ser un excelente político, tenía unos pequeñitos locales que alquilaba, y que de ahí sacaba los ingresos para andar visitando a su familia, alquilando lujosa casa en Estados Unidos, pagando millonarias colegiaturas de sus hijos, etcétera.
Hoy queda claro que esos “localitos” no eran tan pequeños, y que en realidad, la riqueza de Anaya y su familia política es un verdadero emporio, que creció al amparo del ascenso del propia Anaya en la política queretana y nacional.
Eso sí: el dirigente del PAN dice que, además de enriquecer a su familia, él lucha contra la corrupción y por el bien de México.
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