Comunicado a nuestra fiel y querida comunidad lectora de Revista Polemón, semanario mensual que sale todos los días a veces.
En términos de una de las mayores aficiones de nuestro director, podríamos decir que en la faena de hoy Jaime Avilés cortó orejas y rabo.
La intervención quirúrgica a la cual se sometió nuestro director fue larga. A eso de las 10 de la mañana, con notable lucidez, Jaime daba indicaciones para el próximo comunicado que debería publicarse en nuestro portal: pensaba en palabras precisas, descripciones nítidas y mensajes certeros.
La operación se visualizaba complicada, pues el grado de profundidad del tumor y la cercanía con el tallo y bulbo raquídeo así lo indicaban.
Llegó al preoperatorio. Sus hijos, Juncia y Julio, lo acompañaron. Después hablaron con el cirujano para que éste les explicara con detalle el proceso que se seguiría en el quirófano.
La operación comenzó pasadas las dos de la tarde, y se esperaba una duración entre cuatro y cinco horas. Y así fue, tardó más o menos eso.
Como si se tratara de una elección cerrada, los primeros resultados comenzaron a aparecer a mitad de jornada. Su hija Juncia se comunicó con la redacción de Polemón para indicar: “Acaban de hablar por parte del neurocirujano. Todo bien, están terminando y empiezan reconstrucción; esperan cerrar en hora y media. Todo bien”. Eran las seis con cuarenta y cinco minutos pé eme.
Pasadas las ocho de la noche, el neurocirujano se comunicó con los familiares de nuestro director general, y manifestó que la operación había sido exitosa. Se retiró prácticamente todo el tumor y el tejido ya está en patología. El pronóstico, indicó el médico, era mucho más alentador que el que se había dado antes de la operación.
En estos momentos Jaime Avilés se encuentra en terapia intensiva, en recuperación. Todo indica que mañana será trasladado a piso.
Los médicos mencionan que habrá que poner mucha atención a las próximas 48 horas, para evitar sangrado e hidrocefalia (cuestiones que son cuidadas después de una intervención quirúrgica de este tipo).
Fue un día de nerviosismo. Jaime Avilés es, sin duda, el alma de Polemón. Esperamos que su recuperación no tenga sobresaltos, y que pronto estén (estemos) leyendo Desfiladero. Nos hace falta.
Pedimos que difundan este segundo comunicado sobre la salud de nuestro director general. Agradecemos a quienes han estado al tanto de la intervención quirúrgica.
A México le hace falta periodismo como el que siempre ha practicado Jaime Avilés. Por eso hoy, podemos decir, estamos contentos que haya librado una batalla. Aún faltan más, pero somos optimistas.
Gracias por las buenas vibras. Por las palabras de aliento. Por las menciones. Gracias por estar.
Atentamente, La Redacción.
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