Sin duda que con buen juicio y mejor voluntad se pueden alcanzar acuerdos en cualquier diferendo por más duro e insalvable que parezca, y eso es precisamente lo que hacen el empresario Joaquín Vargas y la periodista Carmen Aristegui en la última audiencia a la que ambos acudieron hace unos días.
El “ofendido” dueño del grupo MVS se encontró hace unos días cara a cara con Aristegui en el juzgado donde se ventila la acusación por difamación que interpuso el empresario en contra de la periodista, y en beneficio de ambos acordaron posponer la audiencia en donde se realizaría un tortuoso interrogatorio de más de 100 preguntas a Aristegui -que más que respuestas lo que buscan los abogados en ese procedimiento judicial es que el interrogado caiga en alguna contradicción o mentira para poder agregar en la causa el delito de falsedad en declaraciones- a fin de sostener un encuentro privado y alcanzar un acuerdo que permita terminar con ese juicio persecutorio que vulnera la libertad de prensa.
Vargas presentó la demanda por daño moral en contra de la periodista por el prólogo de 43 páginas que escribió del libro La Casa Blanca de Enrique Peña Nieto, en donde según el empresario es difamado porque Aristegui “ha llegado al extremo de alimentar con mentiras su fantasiosa tesis sobre las razones que motivaron su salida, es por esas mentiras que procedí hace dos meses a presentar la demanda por daño moral, de la que hoy se duele. Sé que tengo la verdad, por ello promoví la demanda que en su parte esencial invita a la conductora a probar sus afirmaciones o a que se retracte públicamente. Si a ella lo que le preocupa es el dinero, a mí lo que me preocupa es el prestigio. Estoy consciente que la buena fama es uno de los pocos bienes que puedo llevarme a la tumba”.
El empresario sostiene que la relación entre la empresa y la periodista no acabó por intrigas ni ‘maquinaciones’, sino porque la periodista “abusó de la confianza depositada en ella”. En carta publicada el 25 de julio en el periódico Reforma, Vargas afirma que el abuso de confianza se generó porque comprometió a MVS “en alianzas con terceros, sin siquiera, consultarlo con la administración de la empresa”. “Este es el motivo del rompimiento no el contenido de sus investigaciones”.
En respuesta, Aristegui considera que su salida de MVS fue el resultado de que “construyeron artificialmente una crisis con Mexicoleals”, en referencia al argumento inicial que dio la empresa para despedir a dos de los trabajadores del equipo de Aristegui.
Al parecer, esa riña mediática y legal podría llegar a su punto final cuando Aristegui y Vargas se reúnan para finiquitar el diferendo. Ya el empresario había dado muestras de cual era su pretensión con la demanda, que la editorial Penguin Random House retire el prólogo del libro en cuestión en sus próximas ediciones, pero ahora personas cercanas al proceso aseguran que el dueño de MVS pretende que se incluya un derecho de réplica en el mismo espacio en donde ahora está el prólogo y con eso culminaría un largo litigio y confrontación que nada le hace bien a la libertad de prensa y al derecho a la información.
Con esta negociación puede concluirse que antes de insistir en demandas por difamación y daño al honor en contra de periodistas, que sólo hacen perder tiempo, dinero y somete a una fuerte presión, se debe privilegiar el diálogo y el derecho de réplica para que todos los involucrados digan lo que en su beneficio y derecho convenga.
AMLO toma el camino de la demanda
Y ya que hablamos de demandas contra periodistas, en los últimos días el presidente de Morena y precandidato presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, informó que presentó una demanda por difamación y daño moral en contra de reporteros del diario estadunidense Wall Street Journal, que lo acusaron de ocultar bienes inmuebles en su declaración llamada 3 de 3.
“Hoy presentamos la demanda por daño moral contra el Wall Street Journal. Aunque parezca increíble o soberbio, la honestidad es lo que estimo más importante en mi vida”, escribió en Facebook.
Quien se dice republicano, demócrata y honesto se equivoca y opta por el fácil camino de la demanda en contra de periodistas para poner a salvo su “honor”, acaso no basta exhibir la falta de ética de los reporteros y del diario gringo que publicó sólo una parte de la historia y omitió, premeditadamente, la versión del tabaqueño y de su jefe de prensa.
El mismo López Obrador reconoce que parece “increíble y soberbio” haber presentado la demanda, pero lo hace para salvar su honor y honestidad. Nadie puede negar el bien preciado de ambos valores, y eso no está en cuestión, el problema es que políticos, empresarios y líderes corruptos utilizan su poder económico para atacar a periodistas por la vía judicial mediante demandas e inhibirlos a que sigan investigando lo que está mal en la sociedad y e podemos resumir en corrupción, abuso e impunidad.
Para el exjefe de gobierno capitalino bastaba denunciar en conferencia de prensa la falta de ética de los periodistas y del diario y, entonces si, erigirse como un demócrata y republicano que privilegia las principales libertades de la sociedad que son las de expresión y de prensa sobre cualquier otra cosa. Aún más, en una verdadera democracia es preferible los excesos de la prensa a la censura y represión en contra de los periodistas, pero esto seguramente lo ignora López Obrador.
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