La investigación dirigida por Sergio Aguayo, sobre la matanza en Allende, Coahuila, es la probable causa de la demanda que Humberto Moreira presentó contra el académico; empresario denuncia al gobierno coahuilense en la Corte Internacional de La Haya.
Las revelaciones sobre la desaparición de un pueblo entero, Allende, Coahuila, y pobladores de zonas circundantes no terminan.
El testimonio de un testigo es estremecedor, de acuerdo con una amplia información del diario San Antonio Express:
-“Sólo en Piedras Negras, me dijeron que tenían 40 personas arrodilladas y que sólo pum pum pum“, testificó J. Rodríguez. “Las mataron”, dijo.
El cártel de los Zetas, dijo también el testigo, se deshacía de sus víctimas “cocinándolos”, poniendo sus cuerpos en contenedores o barriles con ácido o quemándolos con díesel. Entre sus víctimas había mujeres y niños.
Por otra parte, la investigación que un equipo dirigido por Sergio Aguayo efectúa sobre la matanza en esa zona de Coahuila, es la probable causa de la demanda millonaria que el ex gobernador Humberto Moreira interpuso contra el académico de El Colegio de México.
La demanda por daño moral en su contra, interpuesta por Moreira, es un intento de torpedear la investigación sobre la desaparición de alrededor de 300 personas, presuntamente llevada a cabo por el grupo criminal Los Zetas, en el municipio de Allende, dijo Aguayo a Aristegui Noticias.
Denuncia en La Haya
El empresario coahuilense Armando Guadiana Tijerina presentó este miércoles, ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, una denuncia por delitos de lesa humanidad contra el Gobierno de Coahuila.
De acuerdo con una información del diario Reforma, Guadiana Tijerina fundamenta su denuncia en la desaparición de 300 personas del municipio de Allende y por los hechos ocurridos en el penal de Piedras Negras.
El empresario quiere que, además de esos casos, la Corte Internacional investigue los asesinatos de más de 500 niños, mujeres, ancianos y adultos ocurridos entre los años 2008 y 2013, en el norte de Coahuila.
El origen de la masacre
Cuando un miembro de alto rango de los Zetas repentinamente se separó del cártel y se entregó a las autoridades estadounidenses en 2011, sus jefes respondieron con el secuestro y asesinato de más de 300 personas en el norte de México, según declaró un testigo federal este martes durante el juicio federal de un hombre acusado de ser un sicario Zeta, informó el diario texano.
A continuación, fragmentos de la información del San Antonio Express News:
Los altos líderes de los Zetas enviaron órdenes de reunir a los asociados del desertor, cualquiera que “oliera” como el desertor, dijo J. Rodríguez, un antiguo miembro de Los Zetas. Añadió que el cártel se deshacía de sus víctimas “cocinándolos”- poniendo sus cuerpos en contenedores o barriles con ácido o quemándolos con díesel.
El testimonio de Rodríguez llegó al juicio de Mariano Millán Vásquez, quien según las autoridades se convirtió en comandante de las operaciones de Los Zetas en la ciudad fronteriza de Piedras Negras.
Millán fue arrestado el año pasado mientras vivía supuestamente bajo un pseudónimo en San Antonio y enfrenta varios cargos de narcotráfico, incluyendo asesinatos relacionados con crímenes de narcotráfico, distribución de grandes cantidades de narcóticos y mentir a las autoridades federales acerca de su identidad.
Rodríguez, ciudadano estadounidense de Texas, abrió la parte del juicio del gobierno que se enfoca en lo que sucedió en Allende, un pueblo cerca de Piedras Negras, donde los comandos Zetas supuestamente arrasaron con parte del pueblo y secuestraron numerosos residentes que no han sido vueltos a ver.
Cuando entregaba 1 millon de pesos en drogas a Millán y otros Zetas en 2011, Rodríguez se enteró de que Mario Alfonso Cuéllar, mejor conocido como “Poncho” Cuéllar y su mano derecha, Héctor Moreno, habían dejado el cártel y estaban bajo sospecha de ser delatores.
Rodríguez dijo que además de tener un alto rango, Cuéllar también era padrino de los hijos de Omar Treviño Morales, el “Z-42,”, quien era entonces el tercer líder en importancia dentro del cartel, después de su hermano Miguel Ángel Treviño Morales, conocido como “Cuarenta” o “Z-40.”
Cuéllar, testificó Rodríguez, también era sospechoso de haber robado cerca de 10 millones de pesos de los Treviño. Las órdenes eran “ir y levantar todo lo que oliera como Poncho Cuéllar”, dijo Rodriguez. También declaró que Millán y otro líder de alto rango le pidieron que ayudara dando direcciones donde Cuéllar pudiera ser encontrado.
También mujeres y niños
El asistente del fiscal Russell Leachman pregunto si también habían levantado niños y Rodríguez dijo que no importaba, “niños, mujeres y adultos”. Algunos no tenían nada que ver con el cártel o las drogas, dijo Rodríguez.
“Había mucha gente…más de 300 personas”, testificó Rodríguez, relatando lo que le dijeron los altos líderes del cártel para los que trabajaba.
“Era gente de Allende, Morelos, Acuña, Piedras (Negras), el área circundante”, respondió Rodríguez, enlistando pueblos de Coahuila. Sólo en Piedras Negras, me dijeron que tenían 40 personas arrodilladas y que sólo pum pum pum”, testificó. “Los mataron”, dijo Rodríguez.
Millán personalmente blandió un hacha para matar a una niña de seis años y después ordenó matar a sus padres a machetazos, declaró otro testigo este miércoles durante el juicio de Millán. La identidad de este otro testigo no fue revelada para no exponer a represalias a su familia.
El testigo, un hombre de 39 años aprehendido por tráfico de marihuana, dijo que los Zetas lo obligaron a trabajar para ellos. También testificó que fue trasladado a diferentes ubicaciones alrededor de Piedras Negras después de que el cártel lo acusara de perder una carga de marihuana y lo obligaron a presenciar el asesinato de 18 personas, la mayoría muertas a machetazos.
El testigo describió los asesinatos entre lágrimas, señalando que en ocasiones las víctimas estaban arrodilladas y vendadas de los ojos y él también era obligado a arrodillarse. La venda de sus ojos era removida sólo para que pudiera ver los asesinatos. Las víctimas incluían hombres, mujeres y niños.
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