lunes, 11 de abril de 2016

Mediante “offshores”, jugaron con la salud de los mexicanos. #PanamaPapers

En 2014 cayó Casa Saba, el gigante de la distribución de productos farmacéuticos en el país. Al arrancar el año, su participación en el mercado –valuada en 15 mil 600 millones de dólares– se derrumbó de 32% a 2%. Sus rivales –Nacional de Drogas (Nadro) y Grupo Comercial e Industrial Marzam– bailaron sobre su cadáver: con Saba fuera de la jugada, esos consorcios controlaron 32% y 17% del sector, respectivamente.
Las oportunidades de negocio se dispararon. A través de su despacho Doporto & Abogados, el abogado Luis Doporto Alejandre diseñó una complicada estructura financiera en el mundo offshore a través de la cual obtuvo un préstamo de 83 millones de dólares –en distintas operaciones– para adquirir una participación mayoritaria en Grupo Marzam.
El esquema, llamado Proyecto Interstellar –en el que se articulaban 12 compañías anónimas, una fundación, un fideicomiso y tres bancos esparcidos entre Holanda, Suiza y Nueva Zelanda– hizo imposible rastrear el origen del dinero. En realidad, los 83 millones de dólares provenían de Marina Matarazzo, heredera de una de las familias más adineradas de Brasil y esposa de Pablo Escandón Cusi, el presidente de Nadro.
El último eslabón de la cadena se llamaba Moench Coöperatief, un fondo holandés constituido como empresa cooperativa y administrado por Doporto y dos financieros suizos: Patrick Wyss Roissier y Karl Frei. En septiembre pasado, Moench Coöperatief adquirió 50% más una acciones de Grupo Marzam por mil 350 millones de pesos. La parte vendedora era la empresa Genomma­ Lab, que había comprado 100% de las acciones menos de un año antes, por un precio 45% inferior.
La Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) autorizó la transacción, con la creencia de que tanto el fondo holandés como sus administradores eran nuevos entrantes en el sector farmacéutico. Cometió dos errores: no detectó que el dinero provenía de la esposa del dueño de Grupo Nadro y tampoco vio que Doporto, lejos de ser un desconocido en el sector farmacéutico, llevaba una relación de varios años con Genomma Lab.
El sábado 2 de abril, Doporto reconoció ante este semanario que Matarazzo realizó el préstamo, pero apuntó que esto no le daba ningún control sobre Grupo Marzam y que ella no tenía interés en participar en los negocios de su esposo.
Un documento de junio de 2015 desmiente al abogado. Ahí, Matarazzo aseveró que su préstamo se destinaría a “contribuir a una empresa holandesa a través de acuerdos de créditos. Esta empresa holandesa, a su vez, adquirirá una empresa en México en la industria farmacéutica”. Su intención era comprar Grupo Marzam.
Lo anterior se desprende de los 11.5 millones de documentos internos de Mossack Fonseca que una fuente anónima proporcionó al Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y otros 109 medios del mundo, entre ellos Proceso.
Luis Doporto Alejandre se mueve con discreción en el mundo de los millonarios y políticos mexicanos. Los documentos de Mossack Fonseca lo destacan como uno de los clientes mexicanos más activos del despacho panameño desde julio de 2012, fecha en la que las firmas iniciaron su relación de negocios. Para diseñar las estructuras offshore, Doporto y Mossack Fonseca se apoyaron en Infintax, un despacho holandés, el cual incorporó las fundaciones y empresas fantasma en Holanda.
En tres años y medio, armó estructuras offshore para decenas de personajes adinerados, ya sean empresarios de renombre (como el magnate del acero Guillermo Vogel Hinojosa), importantes financieros (entre ellos el banquero Ruben Goldberg Javkin), e incluso negoció para Omar Yunes Márquez, hijo del panista veracruzano Miguel Ángel Yunes Linares, aunque en este caso el trato no se concretó.
Genomma Lab
Contrario a lo que hace pensar su nombre, la empresa Genomma Lab no es un laboratorio farmacéutico. Cuando la fundó Rodrigo Herrera Aspra, en 1996, se llamaba Producciones Infovisión y se dedicaba exclusivamente a la venta de infomerciales en las televisoras, especialmente Televisa.
Su entrada en el sector farmacéutico se realizó al amparo de la televisión: basó su modelo económico en la compra de marcas de productos farmacéuticos y de cuidado personal de libre venta –“productos milagro”– que promueve a través de campañas publicitarias televisivas masivas, cuyo carácter engañoso fue señalado y sancionado en repetidas ocasiones.
Según los documentos de Mossack Fonseca, a partir de septiembre de 2012 Doporto & Asociados utilizó el despacho panameño para elaborar estructuras offshore­ a través de las cuales vendió marcas de medicamentos a Genomma Lab.
A petición de Doporto & Asociados, el 12 de septiembre de 2012, el despacho panameño creó un fideicomiso en Nueva Zelanda para Alejandro Martínez Villarreal, director general del laboratorio Selder, que produce el antigripal XL-3 y sus derivados. Nueve días después, Genomma­ Lab anunció su intención de comprar los derechos comerciales del XL-3 en varios países de América Latina por 515 millones de pesos.
A lo largo de los tres años siguientes, Doporto & Abogados, Infintax y Mossack Fonseca llevaron a cabo varios “proyectos” –apodados Despegue, Luz de Luna, Velocidad de la Luz o Gatwick, entre otros– a través de los cuales vendió licencias de medicamentos a Genomma Lab para su distribución en México y América Latina.
En diciembre de 2012, por ejemplo, Doporto & Abogados facilitó un préstamo por 4 millones 600 mil dólares a The Dutch Latem Royalty Company B.V., una empresa incorporada en Holanda por Infintax.
El dinero del préstamo provenía de la empresa Leyco Industries Corp., domiciliada en las Islas Vírgenes Británicas. Ésta recibió fondos de un fideicomiso de Nueva Zelanda y dos empresas domiciliadas en Singapur, detrás de los cuales se encontraban tres clientes de Doporto: Guillermo Francisco Vogel Hinojosa, Guillermo Waisburd Kretinger y Ángel Servando Sosa Hurtado, tres altos ejecutivos del Grupo Collado.­
Waisburd y Sosa tienen una estrecha vinculación con el sector farmacéutico: el primero participó en la entrada de laboratorios a México, como Johnson & Johnson, y el segunde dirige la empresa Octapharma.
Con este préstamo, The Dutch Latem Royalty Company compró las licencias de distribución de las medicinas Xyloproct y Xyloderm al laboratorio sueco Astra Zeneca AB. En septiembre de 2013, Genomma Lab compró un paquete de licencias de medicinas, entre ellas el Xyloproct y el Xyloderm, por 252 millones de pesos.
El vínculo entre el abogado y Genomma Lab no se detiene ahí. Los documentos de Mossack Fonseca muestran que Doporto & Asociados tuvo como cliente a Óscar Villalobos Torres, quien fungió como vicepresidente ejecutivo y director de administración y finanzas de Genomma Lab hasta su salida de la empresa, en diciembre pasado.
Junto con Mossack Fonseca, el despacho manejó los asuntos administrativos de Boom International Investments Inc., una empresa de Villalobos incorporada en junio de 2013 en Bahamas y titular de una cuenta en el banco Edmond de Rotschild, la cual tenía 4 millones de dólares de activos a finales de diciembre de 2014.
Interstellar
En el papel, Luis Doporto Alejandre, Karl Frei y Patrick Wyss compraron el Grupo Marzam a Genomma Lab.
Los financieros Karl Frei y Patrick Wyss tienen mucho en común. Ambos nacieron en Suiza, viven ahora en México, trabajaron durante más de cuatro décadas en el banco UBS y cofundaron en 1987 el Grupo Basilisk, un fondo multimillonario de inversión financiera e inmobiliaria. Entre 2003 y 2013, Karl Frei presidió la Asociación de Instituciones Financieras Extranjeras en México y la Asociación Empresarial Mexicano-Suiza.
En septiembre de 2015, semanas después que la Cofece aceptó la compra de Marzam por Moench, el despacho Infintax abrió una empresa holandesa para Marina Matarazzo. Ella invirtió 1 millón de dólares en esta empresa de su cuenta en Rotschild. Fue la primera aportación a los 83 millones que realizó.
La empresa pidió dos préstamos del Orange Bank, en Suiza, por 78 millones 800 mil dólares y 3 millones 500 mil dólares; y transfirió el dinero hacia otra empresa holandesa, con una cuenta bancaria en Rotschild. A su vez, ésta la transfirió a Abbey Road, incorporada en Holanda a nombre de Doporto.
Los fondos de la brasileña terminaron en una cuenta de Italbank, el último banco de la cadena. Se trata de una institución bancaria en línea establecida en Puerto Rico que pertenece a Carlos Rafael Dorado Fernández, un amigo de Doporto. Dorado es venezolano y lleva negocios en Caracas y Miami, según su currículo.
Es así que Doporto invirtió 10 millones 500 mil dólares en el fondo Moench; Patrick Wyss y Karl Frei otros 350 mil cada uno. Y la empresa holandesa que manejó el dinero de Matarazzo puso otros 78 millones 800 mil dólares; con lo que se adueñó de 87.56% de las participaciones de Moench.
Proceso se reunió una primera vez con Luis Doporto Alejandre el pasado sábado 2 y convino con él que volvería a pedir su versión sobre los hechos antes de la publicación del reportaje. Al cierre de esta edición, el semanario no recibió las respuestas. l

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