La semana pasada, la actriz de Televisa Andrea Legarreta movió las redes sociales poderosamente durante al menos dos días. Por un lado estaba la espesa nube de usuarios que se burló hasta el cansancio de su explicación torcida sobre el efecto de la debilidad histórica del peso sobre la economía de la gente; por el otro, una ola de críticos se preguntó quién escribió tal guión y más: quién lo pagó a la televisora para que saliera una mentira al aire.
Ella confesó que alguien más le había escrito ese guión, tan estúpido como irresponsable. Pero también aceptó que era pagado. Dijo: “El programa [Hoy, de Televisa] como cualquier revista tiene también anunciantes y menciones de TODO tipo y dichas menciones son textos escritos POR LOS ANUNCIANTES y nosotros sólo somos el medio para hacerle llegar al público lo que ESOS ANUNCIANTES QUIEREN COMPARTIR”.
El texto que los anunciantes de la señora Legarreta –y su co conductor, el señor Raúl Araiza– compartieron, en esta ocasión, era básicamente una mentira vendida como verdad. Lo resumo en lo siguiente: que la paridad peso-dólar no afecta en la economía de los ciudadanos y que el Gobierno de México no tiene ninguna culpa de que la moneda nacional se estuviera devaluando.
Una moneda débil da para comprar menos, punto. No hay ciencia en eso.
El tema de fondo es que se trata de publicidad engañosa, pagada con dinero público. No hay ninguna diferencia entre lo dicho por la señora y, digamos, el “pena de muerte a los secuestradores” usado por el Partido Verde, en medio de una crisis de seguridad, para allegarse votos. Es una mentira como la dicha por Luis Videgaray en la campaña de 2012, cuando negó, en vivo, que el PRI utilizara Monex. Es publicidad oficial mentirosa, pagada con nuestros impuestos a un consorcio de televisión que básicamente está acusado de ganar miles de millones en contratos similares que sirven a fines políticos.
“No porque suba el dólar suben los precios de todos los demás productos. ¿Quieren saber por qué? Nuestra economía vende productos a todo el mundo y entonces se vuelve más competitiva. Entonces vende más barato a todo el mundo y genera más empleos ”, dijo ella.
Araiza agregó: “Lo que pasa con el dólar no tendrá efectos negativos en nuestra economía familiar”.
El comentario pagado a Televisa y difundido el jueves pasado, incluía una línea clave: “Uno de los efectos [del desplome de la economía de China] en México es que el dólar cuesta un poco más que antes”.
¿Un poco más que antes? Mentirosos. Mentira tras mentira.
Un día antes, el miércoles, una nota de la periodista Dulce Olvera publicada enSinEmbargo, decía qué “tan poquito” se había devaluado el peso con la llegada del PRI al poder: 42.7 por ciento. Daba otros datos clave: Vicente Fox recibió el dólar en 9.41 pesos y lo entregó seis años después a Felipe Calderón en 10.99 pesos por uno. A su vez, cuando Calderón se fue, el dólar estaba en 12.94 pesos.
Ahora, con Enrique Peña Nieto, la moneda norteamericana alcanzó en enero los 19.10 pesos por uno (aunque tuvo una leve corrección el viernes). En sólo tres años, 6 pesos y 16 centavos más cara. A este ritmo, un cálculo simple permite advertir que en otros tres años, Peña Nieto dejará el dólar otros seis pesos más caro, es decir, el doble de lo que valía cuando asumió el poder.
Culpar a Andrea Legarreta y a Raúl Araiza por sus comentarios irresponsables es infantil. Digo, los dos se prestan para memes, pero nada más hasta allí. El verdadero mentiroso está metido en alguna oficina de Gobierno, y sospecho que es en la Secretaría de Hacienda porque el otro beneficiario de tamaña mentira, que sería el Banco de México (y su titular, Agustín Carstens) no tiene fama de utilizar Televisa o TV Azteca para manipular.
Porque una cadena de mentiras que se fueron así, sin control, fue usada por Peña Nieto para llegar al poder. Dijo, en su último informe de gobierno, que tenía bajo control al crimen organizado y habían bajado los homicidios. Mentira tan irresponsable: ahora, de acuerdo con los mismos indicadores oficiales, el Estado de México es la entidad más violenta del país. Ya mencioné a Videgaray y Monex, y a sus aliados mentirosos electorales: los “verdes”.
En México, todas las mentiras de los políticos (en este caso los priistas) las paga la gente dos o tres veces. La gente pagó con su dinero a Televisa por ese comentario irresponsable sobre la economía. La gente pagará, más adelante, un rebote de la inflación o el encarecimiento de ciertos bienes y servicios. La gente paga por encumbrar políticos mentirosos y la gente se los traga (paga las consecuencias) cuando están en el Gobierno.
Todas esas mentiras son posibles en México porque, a falta de transparencia, los políticos dicen y hacen lo que quieren. Todas esas mentiras, muchas que se difunden a diario, son posibles porque los medios cómplices se ven ampliamente recompensados por un sistema corruptor que contiene el descontento repartiendo dinero.
Bien dice Roberto Saviano, el escritor y periodista italiano: la corrupción es el principal problema este adolorido país.
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