MÉXICO, DF (apro).- Michoacán representa para el crimen organizado un banquete de 31 mil millones de pesos anuales, cantidad que hace dos años, se estimó, generaba en ganancias el negocio de la venta de drogas, extorsiones, secuestros y el derecho de piso en la industria minera y la producción de aguacate conocido también como el “oro verde” a los Caballeros Templarios.
Esta entidad que nuevamente vive una marejada de violencia y asesinatos, ha sido uno de los estados donde el gobierno federal ha implementado vanamente la mayor cantidad de acciones militares, policiacas y de presupuesto para controlar al crimen organizado y hasta ahora siempre han fallado.
Las razones del fracaso, sin embargo, tienen un trasfondo político y económico más que de seguridad pública pues hay grandes intereses de grupos de poder a los cuales les interesa tener controlada esta zona estratégica para la producción y trasiego de droga, así como las ganancias extraordinarias de la industria minera.
Cuando hace casi tres años, el 24 de febrero del 2013, aparecieron las autodefensas en la zona de tierra caliente, se llegó a pensar que por fin se pondría un alto a la expansión del crimen organizado en todo el estado.
La caída del gobernador Fausto Vallejo junto con los líderes de los Caballeros Templarios ofrecieron señales de un posible cambio, sobre todo por la presencia de este grupo de hombres fuertemente armados que llamaron la atención a escala internacional pues se consideró que era la expresión legítima de los michoacanos de autodefenderse.
Tiempo después tendríamos la información de que el propio gobierno de Enrique Peña Nieto apoyó con armas, dinero y logística el nacimiento de los autodefensas de Tierra Caliente a través del general colombiano Oscar Naranjo quien fue visto en noviembre del 2012 en los pueblos de Tepalcatepec y La Ruana donde emergieron las autodefensas, donde se reunió con personajes cuestionados por sus vínculos con el cártel de Jalisco Nueva Generación, los hermanos Juan José y Uriel Farías.
El general Naranjo, uno de los responsables de la formación de las autodefensas en Colombia que posteriormente se convertirían en un nuevo cártel, fue asesor en seguridad de Peña Nieto por un par de años.
Antes de regresar a su país a principios del 2014, Naranjo fue el encargado de ayudar a la organización de las autodefensas en Tierra Caliente de Michoacán, donde algunos de los líderes de este grupo armado pasarían a formar parte de los nuevos grupos criminales que controla la zona estratégica de esta entidad.
Ahora que ha iniciado un nuevo gobierno en Michoacán con el perredista Silvano Aureoles, la situación de violencia y la presencia del crimen organizado también han regresado.
Michoacán sigue siendo una plaza muy redituable para todas las organizaciones criminales y políticas.
Según la información que se desprende de documentos requisados a Los Caballeros Templarios y de declaraciones del exgobernador priista Fausto Vallejo, así como de líderes de distintos sectores económicos, las ganancias obtenidas por el crimen organizado entre 2013 y 2014 se estimaron en 31 mil 460 millones de pesos por la vía de extorsiones a los mineros, productores de aguacate, empresarios y comerciantes grandes, medianos y pequeños, por “cuotas”, venta de drogas y secuestros.
Ahí es donde se centran los verdaderos intereses por gobernar y controlar esta entidad que seguirá siendo el gran negocio para el crimen organizado, para los grupos políticos o para los dos juntos como ha sido desde hace más de una década.
Twitter: @GilOlmos
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