César Camacho, líder del PRI. Foto: Benjamin Flores |
MÉXICO, D.F. (apro).- Como en los viejos tiempos, en sus años de plena hegemonía, así se observaba a los priistas vestidos de traje oscuro, la mayoría, dándose el abrazo sonoro en la espalda, alegres, bromeando y anunciando desparpajados que ganarán la mayoría en las próximas elecciones y proseguirán con el plan de gobierno de Enrique Peña Nieto.
–¿Cómo se siente regresando al PRI? –se le inquiere al sinaloense Enrique Jackson, exdirigente capitalino del priismo.
–Nunca me he ido, aquí estoy, feliz. Yo he estado en los tres edificios y me siento contento –responde el candidato a diputado mientras se toma la foto y camina al auditorio Plutarco Elías Calles, dejando un halo de loción fresca.
Sí, como en los viejos tiempos. En las primeras filas del mítico auditorio que lleva el nombre del creador del partido hace 86 años, los actuales priistas departieron “la grilla” como en sus buenas épocas.
César Camacho, presidente nacional del PRI, celebró el 86 aniversario del priismo con un discurso triunfador, no obstante que el priismo ha perdido 11 puntos en las preferencias ciudadanas, según diversas encuestas.
“Sí se puede”, retumbó en el viejo auditorio, para luego escucharse vítores anticipados de todos los priistas, empezando por el líder nacional César Camacho, hasta los candidatos a gobernadores que, en voz de Ivonne Álvarez Garcia, candidata a Nuevo León, lanzaron el grito de guerra y tomando como estandarte a Peña Nieto:
“Es la hora de reafirmar unidad y refrendar que es el partido de las mayorías y de la verdadera justicia social. El PRI es un partido que sabe gobernar, tenemos la historia de nuestro lado. Somos el partido de las grandes reformas hechas por un hombre visionario, Enrique Peña Nieto”.
César Camacho dijo que buscarán la confianza de la ciudadanía en las próximas elecciones, con base en un gobierno “que sabe lo que hace, que ha puesto tras las rejas a todos los responsables de Ayotzinapa”.
Ante los consejeros políticos y candidatos que abarrotaron el auditorio, César Camacho, también candidato a diputado federal, dijo estar convencido de que ganarán las elecciones con la base militante, el “voto duro”, que es la mayor de todos los partidos.
“Haremos frente a la corrupción y la impunidad. La rendición de cuentas y la transparencia es un asunto de vida”, dijo.
Los priistas estaban eufóricos, exultantes. “Iremos casa por casa, municipio por municipio, estado por estado. Vamos a ganar sin guerra sucia porque no la necesitamos. Se gana por la buena”, sostuvo la candidata neoleonesa Ivonne Álvarez.
“Vamos a ganar sin tortas, matracas y despensas”, aseguró Christopher James Barousse, líder de los jóvenes priistas.
“Vamos a ganar porque tenemos una militancia comprometida, porque tenemos la capacidad de transformar la indignación en la esperanza”, argumentaron.
Al celebrar el 86 aniversario y tomar la protesta de sus candidatos, los priistas reconocieron que tienen el problema de la confianza, “pero todos somos responsables”, sostuvo Joaquín Hendrix, el exgobernador de Quintana Roo.
Los priistas se mostraban renovados. “Con la convicción de siempre, estamos aquí, gracias por estar en la casa del priismo nacional, en el marco de una fecha que nos une, la fundación del partido de la Revolución mexicana, hoy baluarte ideológico de México”, arengaba el jilguero en turno dando la bienvenida a los consejeros y candidatos.
“Vamos a ganar en estas elecciones”, volvió a decir el conductor del evento, al tiempo que lanzaba el grito de victoria anticipada “sí se puede”.
Sí, como en los viejos tiempos, el jilguero anunciaba la nueva etapa del PRI en el poder con “renovada sangre” de los viejos expresidentes del partido de hace décadas: Gustavo Carvajal Moreno, Adolfo Lugo Verduzco, José Antonio González, Jorge de la Vega Domínguez.
“Nuestra será la victoria”, rubricó César Camacho luego de agradecer la presencia de los candidatos a gobernadores: José Ignacio Peralta para Colima; Ivonne Álvarez en Nuevo León; Héctor Astudillo para Guerrero; Claudia Pavlovich en Sonora; Juan Manuel Carrera para San Luis Potosí; Ricardo Barroso en Baja California Sur; Alejandro Moreno en Campeche; José Ascencio Orihuela para Michoacán, y Roberto Loyola en Querétaro.
Al final, se despidieron los 492 consejeros y bajo el grito de “Enrique, Enrique, Enrique”, presagiaron triunfo con la maquinaria oficial, como en los viejos tiempos.
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