"No seamos bestias"
“Una guerra fratricida sería irresponsabilidad brutal e imperdonable”
Si la mujer mexicana ha parido humanos
Marco Antonio Aguilar Cortés
Independientemente de los opositores de tiempo completo (quienes arrojan sombras y excreciones sobre todo acto gubernativo proveniente de sus enemigos favoritos) existen graves fallas en el sistema mexicano y en los manejos de los gobiernos actuales, respecto a cómo enfrentar los problemas de México.
Los medios masivos de comunicación del mundo han dado a conocer una fotografía demoledora, angustiante, que nos deja abatidos. Un joven campesino de 18 años protestó contra la justicia mexicana empapándose de gasolina y prendiendo fuego a su propio cuerpo. Agustín Gómez Pérez es su nombre.
Chiapaneco de origen, quien exasperado por la injusta, a su parecer, aprehensión de su tío Florentino Gómez Girón, líder agrario, lanza así un pavoroso grito al mundo, denunciando que “el gobierno fabricó el delito de abigeato para acallar sus denuncias políticas”.
Su impotencia ante un poder público desafecto, soberbio y torpe lo condujo a un acto de locura que lo tiene, hasta el momento, cerca de la muerte.
Ojalá ése fuera un hecho aislado, pero, en realidad, en el fondo de la vida cotidiana del país subyace una inconformidad en ebullición creciente y peligrosa, con variadas causas.
Nadie desconoce que uno de los grandes ingresos para nuestra nación sigue siendo el petróleo, ahora, tan dramáticamente a la baja que nos anuncia un año 2015 de escasos recursos económicos.
A lo anterior hay que sumar que las reformas a nuestro sistema, tan cacareadas en varios rubros, no han podido avanzar; que las inversiones extranjeras, tan esperadas, no han llegado; y, en cambio, los capitales que se encontraban aquí han empezado a huir a mejores paraísos, por su naturaleza golondrina.
Para colmo, el desempleo ha ido en aumento, y nuestra moneda, el peso mexicano, va en picada frente a las demás divisas extranjeras, sobre todo en relación con el dólar, moneda de un país del que dependemos en porcentaje elevado y que, además, sigue constituyendo un instrumento de intercambio financiero y comercial en el mundo, con todo y las implicaciones que esto conlleva. Más la inseguridad y violencia que persisten, y que junto con otros males indexados integran un coctel muy poco conveniente para el México actual.
Ante ese futuro inmediato lo más torpe es dividirnos. Y generar una guerra fratricida sería irresponsabilidad brutal e imperdonable. Como sería idiota dedicarnos en exclusiva a echarnos la culpa los unos a los otros.
Éstos son momentos que exigen la unidad nacional y el esfuerzo de todos, reconociendo con sinceridad la realidad en que nos encontramos, teniendo claro qué somos y qué deseamos ser.
Los mexicanos somos fuertes ante la adversidad, responsables para actuar con eficacia, y tenemos conciencia de que somos superiores a nuestros conflictos.
No nos volvamos bestias, los vientres de las mexicanas han parido, y seguirán concibiendo, seres de gran calidad humana.
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