martes, 2 de diciembre de 2014

Mando de la Policía Federal censura protección de la CNDH a manifestantes


#1DMx. Visitadores de la CNDH impiden un enfrentamiento entre granaderos y manifestantes. Foto: Octavio Gómez
#1DMx. Visitadores de la CNDH impiden un enfrentamiento entre granaderos y manifestantes.
Foto: Octavio Gómez
México, D.F., (apro).- El coordinador regional de la zona centro de la Policía Federal (PF), Marco Tulio López Escamilla, censuró la actuación de los visitadores de las comisiones nacional y capitalina de Derechos Humanos (CNDH y CDHDF) durante la marcha de ayer en esta ciudad para exigir la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos.
En su cuenta personal de Twitter @Ciceron9, el exsecretario de Seguridad Pública de Oaxaca acusó a los trabajadores de ambos organismos que formaron un escudo humano para impedir que granaderos agredieran a manifestantes que no tomaron parte en los disturbios.
A las 8:50 horas, López Escamilla escribió: “Y estos presuntos “defensores de dchos humanos” protegiendo a los anarcos después de los destrozos”.
Un minuto más tarde escribió un segundo tuit: “Según ellos, para que no “fueran agredidos por la Policia”! (Sic) Y por qué no evitaron que atacaran los bienes propiedad de la gente?”.
Ayer, alrededor de las 8 de la noche, después de que terminó el mitin en el Ángel de la Independencia, un grupo de encapuchados caminó por la lateral de la avenida Reforma y rompió vidrios de cuatro tiendas Oxxo y Extra, así como de sucursales bancarias, entre ellas una del banco Santander ubicado en la plaza comercial Reforma 222.
Los encapuchados salieron por las calles aledañas cuando centenares de granaderos del Distrito Federal, quienes los seguían a distancia, bloquearon la avenida Reforma a ambos lados del Senado y “encapsularon” con violencia a las personas que ahí se encontraban. A los primeros los dejaron ir.
Tres jóvenes fueron detenidos mientras protegían a Rosalinda Rosas Nieves, una mujer a quienes los policías dejaron con la cabeza ensangrentada.
Originaria de la delegación Tláhuac, Nieves, ya con la cabeza cubierta de vendas, relató: “No los conozco a los muchachos. A lo mucho tendrían 20 años. Se los llevaron y les dijeron que ellos estaban tirando bombas molotov, cuando no es cierto, lo que hicieron fue defenderme para que no me golpearan más. Entre varios granaderos se los jalaron y los llevaron. Ellos no habían hecho nada más que protegerme”.
Al llegar a la avenida Reforma, “acá estaban los de negro. Unos de negro que estaban quemando cosas, unos con las caras tapadas. Y los granaderos a ellos no les hicieron nada. Se nos vinieron a toda la gente de frente, entonces nos hicimos para atrás. A los de negro no les hicieron nada, pero a nosotros sí nos pegaron. A mi hija la empezaron a jalonear, la replegamos a una reja (del Senado) y yo me agarré de la reja para que no se la llevaran”, dijo.
Añadió: “Como veían que no la dejaba, me empezaron a pegar con los toletes y un granadero que tenía una máscara de acrílico y la cara oculta con un pañuelo blanco fue el que me pegó con un tubo en la cabeza y los otros me siguieron pegando. Los tres muchachos que se metieron a defenderme les decían: ‘no le pegues a la madre’. Entre varios granaderos se los llevaron”.
Según la Secretaría de Gobierno capitalina, tres personas de sexo masculino fueron presentadas ante el Ministerio Público a raíz de la manifestación.
Miguel Herrera, director de la Brigada Marabunta, aseveró que todos los encapuchados responsables de los destrozos se fueron cuando los granaderos cargaron contra la gente que caminaba sobre la avenida Reforma.
La Brigada Marabunta es una organización de la sociedad civil compuesta de observadores y defensores de derechos humanos, quienes documentan los abusos policiacos y proporcionan la primera atención a los heridos, según la CDHDF. Se les reconoce por su vestimenta y casco rojos, así como por la bandera que sobresale de sus mochilas.
Sobre los detenidos, Herrera señaló: “Sabemos que no fueron los que provocaron los destrozos”. Y agregó: “La lectura que nos dejan los granaderos sería: ‘Les dejamos que hagan destrozos para criminalizar la protesta social; luego dejamos que la gente que hace estos destrozos se vaya y, finalmente, vamos sobre la gente que se manifiesta en paz’.
“No puedo confirmarlo, pero por la vía de los hechos es lo que pasó”, denunció Herrera.
Cuando los centenares de granaderos cerraron la avenida Reforma y encapsularon a un grupo de más de 50 personas –tanto jóvenes como adultos y hasta personas mayores–, visitadores de la CNDH decidieron de manera espontánea formar un “muro” para protegerlos de los policías.
Se quedaron en la avenida Reforma, a altura del Senado de la República, durante un largo tiempo. Al lado, tres personas heridas recibían atención por parte de los médicos de la CNDH y de la Brigada Marabunta, mientras integrantes de la Oficina del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU en México observaban los acontecimientos y tomaban notas.
Finalmente, el contingente de personas protegidas por los visitadores de la CNDH y cercadas por los granaderos avanzó rumbo al Metro Hidalgo.
Los visitadores formaron un “corredor humano” para permitir a las personas ingresar a la estación en grupos reducidos.
El pasado 28 de noviembre, la CNDH y la CDHDF condenaron cualquier tipo de violencia y exigieron a las autoridades garantizar la seguridad de las personas que ejercen su derecho a manifestarse.
Además, coincidieron con la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su demanda de que los funcionarios públicos se abstengan de realizar declaraciones “que estigmaticen a defensoras y defensores, y que pongan en duda la legitimidad del trabajo que realizan junto con sus organizaciones”.
En un comunicado conjunto, ambos organismos expresaron su más enérgica condena a la violencia, “sin importar de dónde provenga, pues todos tenemos derecho a vivir sin miedo, con tranquilidad, seguridad y paz”.
Asimismo hicieron un llamado a las autoridades para que los servidores públicos, especialmente los pertenecientes a las fuerzas del orden, “lleven a cabo sus funciones en el marco de la ley y en apego a los más altos estándares en derechos humanos, con el fin de garantizar la seguridad de las personas que ejercen su derecho a la libre manifestación”.

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