8 de julio del 2014
Por Teódulo Pineda Bahena
UNIÓN DE SAN ANTONIO, Jalisco.- La brutalidad policíaca se puso de manifiesto al final de un partido de fútbol el pasado 6 de julio en el pequeño poblado del municipio Unión de San Antonio, Jalisco, con resultado de varios lesionados y detenidos, así como niños afectados con gas pimienta.
Los hechos ocurrieron al concluir el juego de fútbol entre los equipos de dos comunidades tradicionalmente rivales en el que se disputaron el campeonato del torneo de la presente temporada. Dichas poblaciones son Estación Pedrito y San José del Caliche, distante un kilómetro y medio una de otra pero que, por motivo de ser un encuentro de campeonato por disposiciones de la Liga Municipal, debieron de jugar dicho partido en la cabecera municipal, distante ocho kilómetros de San José del Caliche.
El partido terminó con cinco goles a favor de Estación Pedrito y en tanto se hacían los preparativos para la ceremonia de premiación a cargo del presidente municipal José de Jesús Hurtado, un joven aficionado del equipo ganador dio motivo para que se diera el inicio de la gresca al ofenderse por que un aficionado del equipo perdedor pasó y lo miró con fijeza a los ojos.
El estadio municipal contaba para salvaguardar la seguridad y el orden con un gran número de elementos de la policía preventiva y en cuanto se dio esa desavenencia, se pusieron en guardia y a favor del agresor, quien es hijo de un ex delegado municipal, situación que inconformó al resto de los integrantes de la porra del equipo perdedor que protestaron por esa acción.
Los elementos de la policía municipal, de inmediato actuaron utilizando toletes, varillas de descargas eléctricas (llamadas chicharras) y tubos de spray de gas pimienta los cuales fueron dirigidos indiscriminadamente entre aficionados, ancianos, señoras y niños que estaban en la tribuna.
La primera víctima de estas acciones fue una joven de nombre Blanca García Serrano, quien tiene deficiencias auditivas y de lenguaje y al parecer no supo cómo y por qué los policías atacaron a los presentes.
Los policías recibieron y dieron golpes, pero con la superioridad de recurso de defensa lograron replegar a la porra del equipo derrotado en tanto, en el empastado el presidente municipal hacía esfuerzos por contener tanto a sus elementos como a los aficionados indignados por los hechos de violencia a los cuales respondían con similar violencia.
El acto de premiación fue en estas circunstancias, en la tribuna el enfrentamiento y en campo se premiaba a los participantes.
Alguien a gritos reclamó que en dónde estaba la seguridad y a esto, a través del micrófono el edil respondió que los responsables de lo que les ocurriera a los niños y a otras personas indefensas era de los padres o de quienes los hubieran llevado al encuentro dado que, de todos eran conocido los riesgos que estos eventos podían ocasionar.
El asunto no paró allí. En ese escenario los policías se llevaron a tres detenidos, pero saliendo de allí, fueron en persecución de otros presuntos que en motocicletas o camionetas habían tomado rumbo a El Caliche.
A uno de ellos lo alcanzaron a unos tres kilómetros. Lo intimidaron con disparos de arma de fuego que le tronaron una de las llantas de su moto y al darle alcance lo derribaron a golpes de tolete. Una vez en el suelo, lo patearon en la cara y en diversas partes de cuerpo, lo lanzaron sobre la patrulla y aún arriba siguieron golpeándolo. Este joven de nombre Luis Javier Moreno Antimo fue internado en el Hospital Regional de Lagos de moreno.
Poco después, habiendo solicitado el apoyo a municipios vecinos, se llevó a cabo un operativo en San José del Caliche en el que participaron patrullas y elementos de los municipios de San Diego de Alejandría, Lagos de Moreno, San Juan de los Lagos y San Julián. A la altura del kilómetro ocho de la carretera Unión-San Francisco del Rincón establecieron por algunos minutos un retén en el que se revisaba a cuanto vehículo pasara procedente de El Caliche. También hicieron al menos dos recorridos por la calle principal intimidando los policías a los habitantes con palabras obscenas.
Tan sólo por la pura sospecha, en la localidad detuvieron a Gabino Trujillo, quien efectivamente estuvo en el estadio pero sin participar en el enfrentamiento dado que lo más que pudo hacer fue proteger a su esposa, y a sus dos hijos, uno de ellos de brazos al que envolvió en una sábana para evitar el efecto del gas pimienta. Una vez en su comunidad fue detenido cuando iba a un estanquillo.
La situación de los lesionados, los niños gaseados, el internado en el hospital regional de Lagos de Moreno y hasta de varios de los habitantes de la comunidad reprimida es incierta. Viven bajo la constante amenaza de ser levantados y acusados de cualquier falta y sin esperanzas de poder defenderse ante la prepotencia policíaca que, como pudo observarse en este evento, sólo atiende y obedece a su autoridad pues, a pesar de los llamados que hizo el presidente municipal para que actuaran con cordura y responsabilidad, pero en el fragor del enfrentamiento los guardias del orden no hicieron caso.
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