Dos hermanos originarios de Tunancingo, Tlaxcala fueron sentenciados por tener una red de explotación sexualen los Estados Unidos; con tan sólo dos testimonios se armó el caso para procesar a los acusados.
(Foto: Cuartoscuro)
Los hermanos Isaías y Bonifacio Flores Méndez, ambos originarios de Tenancingo, Tlaxcala, jamás volverán a ver la luz del día en Nueva York o Nueva Jersey, lugares donde por cerca de una década dirigieron una “depravada” y “abominable” red de prostitución forzada de mujeres mexicanas.
Tan bestial fue la explotación sexual a la sometían a sus víctimas que la juez federal Katherine Forrest, del distrito de Manhattan, los condenó a cadena perpetua, algo poco común para este tipo de delito.
Al anunciar la sentencia el mes pasado, la juez Forrest manifestó que, “No hay castigo realmente suficiente para hacer justicia”.
Forrest calificó la red de 16 tratantes, entre ellos dos mujeres, de “fábrica de sexo degenerado” que obligaba a sus víctimas a hacer “cosas indescriptibles”. El resto de los 16 se declaró culpable y recibió 5 años de cárcel.
Capital Mundial del tráfico sexual
Los tratantes de esta red de prostitución, como muchos otros que operan en Estados Unidos, son originarios de Tenancingo, Tlaxcala.
Tenancingo es un pueblo de 10,000 habitantes, a 128 kilómetros de la ciudad de México, conocido entre las agencias de procuración de justicia de Estados Unidos como la “capital mundial del tráfico sexual.” Aparentemente es una actividad que data de hace medio siglo.
Tan fuerte es la “tradición” que el 3 de junio el diario Daily News de Nuevo York reportó que los niños de Tenancingo sueñan crecer para ser tratantes. Según el diario en el pueblo la trata es considerada un negocio familiar.
Los fiscales dijeron que entre 2005 y 2013, Isaías Flores Méndez, el líder indisputable del grupo, hizo presas a “cientos, si no “miles” de mujeres jóvenes de Tenancingo, algunas menores de edad.
Los tratantes las incitaban a cruzar la frontera ilegalmente bajo promesas de falsos romances y de una mejor vida. Cuando llegaban, se les coaccionaba contra su voluntad a tener sexo en departamentos y burdeles en Nueva York y Nueva Jersey hasta 35 veces al día. Los tratantes cobraban 30 dólares, por 15 minutos de sexo, de los cuales ellas recibían 15 dólares.
Los tratantes daban a sus víctimas condones o pastillas anticonceptivas y si sospechaban que estaban embarazadas eran obligadas a abortar ingiriendo substancias químicas que provocan hemorragia. Las mujeres seguido eran golpeadas, amenazadas con daño físico, atacadas, abusadas verbalmente y privadas de alimentos.
En la acusación de más de 60 páginas, bajo el subtítulo Red de tráfico sexual Tenancingo-Nueva York, se dice que los tratantes se encargaban de enviar a sus familiares en Tenancingo parte de las ganancias de sus víctimas para poder chantajearlas con amenazas contra ellos.
A pesar del alto número de víctimas, la mayoría no quiso colaborar por temor a represalias. Sin embargo, bastó el testimonio de dos para armar el caso. Para protegerlas, sus nombres no aparecen en el expediente. Son identificadas como víctima número 1 y víctima número 2.
En su declaración escrita víctima1, de 17 años de edad, dijo que Flores‑Méndez arregló su entrada ilegal a California de donde voló a Nueva York. Declaró que Isaías la obligó a dormir con su bebé en el suelo de la cocina bajo una mesa, por lo que tenía que pagar mensualmente 200 dólares de renta y 50 dólares por alimentos.
Cuando víctima 1 se rehusó dar servicios sexuales, Bonifacio Flores Méndez la corrió y obligó a pasar la noche a la intemperie en el fuerte invierno de Nueva York para que aprendiera a no desobedecerlo. Fue así que se le obligó a tener sexo en burdeles en Manhattan, Bronx, Yonkers y Brooklyn hasta 25 veces al día. También la forzó a tener sexo contra su voluntad en los estados de Maryland, Connecticut, New Jersey y Pensilvania.
Cuando Isaías Flores Méndez erróneamente creyó que víctima 1 estaba embarazada “la aventó contra la pared, golpeó repetidamente y forzó a ingerir píldoras” para que abortara.
Víctima 1 declaró que Juana Lucas Sánchez, también parte de la red, la forzó a tener sexo mientras menstruaba y a practicar ciertas formas de sexo.
Por su parte, víctima 2 fue chantajeada por su ex novio, quien trabajaba de chofer para la red, a tener sexo hasta 25 veces al día por 15 dólares. Cuando víctima 2 trató de convencerlo que la dejara abandonar la prostitución, éste la golpeó y amenazó con decirle a su madre enferma en Tenancingo para provocarle un ataque al corazón. También amenazó con quitarle su hijo. Al cabo de dos años, víctima 2 dejó la prostitución cuando el ex novio fue arrestado y deportado a México en 2008.
Ambas víctimas podrían recibir algún tipo de estatus migratorio para víctimas de explotación sexual en Estados Unidos.
A continuación los documentos de la justicia estadounidense, con los testimonios, para la sentencia (en inglés):
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