30 DE MAYO DE 2014
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Alumnos de una secundaria juegan al "columpio". Foto: Tomada de YouTube |
MÉXICO, D.F., (proceso.com.mx).- Oswaldo Joaquín Correa Romero, de 11 años de edad, fue asesinado el 27 de agosto de 2012 por sus compañeros de la escuela primera “Licenciado Isidro Fabela”, en Jilotepec, Estado de México. Los maestros y la directora encubrieron el hecho. Las autoridades ministeriales y de Educación en la entidad han negado el homicidio. Sólo ahora, a raíz del caso de bullying de Ciudad Victoria que alcanzó visibilidad nacional, los padres han decidido denunciar públicamente.
Oswaldo era “el nuevo” en el plantel. Uno o varios de sus compañeros lo asfixiaron en un baño esa mañana de agosto de 27 de agosto. El menor, delgado, frágil, gritó pidiendo auxilio. “Nadie” escuchó. Nadie intervino. Sólo una niña que estaba en el baño de al lado oyó que varios infantes le hacían bullying a Correa Romero.
El crimen ocurrió en plena clase de Educación Física. Cuando vieron el cuerpo inerte de Oswaldo, los maestros lo llevaron a una farmacia al lado del plantel. La doctora lo revisó. Ya no tenía pulso. En una camioneta color rojo lo llevaron a una clínica del ISSEMYM, en Jilotepec. Los médicos lo recibieron y confirmaron que había fallecido por asfixia.
Ante la contundencia del hecho, la directora del plantel, Angélica Teresa Barrales Polo, decidió encubrir a los profesores responsables y a los menores que participaron en este ritual de bullying que antes se conocía como “novatada” o “bienvenida”.
Barrales Polo, según el testimonio de los padres de Oswaldo, pidió a los maestros y empleados “hagamos una tanda” para entregársela a los policías judiciales de Jilotepec para que ellos “arreglaran” la situación y no inculparan a los responsables de la escuela primaria.
El Ministerio Público alteró pruebas periciales e incorporó versiones contradictorias. Por ejemplo, el promotor de Educación Física, Habacuc Trejo Maldonado, argumentó que Oswaldo pidió permiso para ir al baño en medio de la clase y que “un niño gordito”, sin identificar, le avisó que el menor estaba “desmayado”. La maestra del grupo, Norma Montiel, dijo que acompañó a Oswaldo y que lo esperó “10 minutos en la puerta”, pero no escuchó cómo lo maltrataban los otros compañeros.
Los padres acudieron a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México. El visitador que los recibió les dijo que apenas dos meses antes habían ido los padres de una niña de sexto año en una escuela primaria de San Mateo Atenco. Una de sus compañeras le clavó un lápiz en la yugular. El caso quedó “enterrado” por la PJEM.
Como estos dos casos, decenas de otros han sido “enterrados” o “arreglados” en la entidad gobernada por Eruviel Avila para que ninguno de los profesores responsables de la seguridad de los menores sean llamados a declarar.
En su edición del 29 de mayo, el periódico La Jornada citó cifras de un consejo ciudadano indicando que en 4 años ocurrieron 3 mil 623 casos de bullying en el Distrito Federal y en el Estado de México. El tema fue discutido en la Comisión Permanente. Los legisladores pidieron una “campaña nacional” urgente para frenar esta oleada.
A la defensiva, el titular de la SEP, Emilio Chuayfett, reviró lavándose las manos. El también exgobernador del Estado de México sentenció que “la violencia está en los hogares, en los medios” y no en las escuelas bajo su responsabilidad.
“Es un fenómeno mucho más complejo, cuya respuesta no corresponde sólo a la SEP. Debemos velar porque la escuela no sea espacio de violencia y cuando esto ocurra, que sea adecuadamente castigada”, afirmó Chuayfett, sin comprometerse a investigar casos denunciados en su propia entidad.
La denuncia en redes sociales
La diferencia en el caso de Oswaldo es que sus padres han decidido denunciar públicamente a través de una página de Facebook titulada “¿Dónde Estaba Dios cuando Asesinaron a Nuestro Pequeño Oswaldo?”. La página tiene apenas 800 seguidores, pero ha incrementado a raíz del caso de Ciudad Victoria, Tamaulipas que desató una ola de indignación, a partir de la amplia cobertura mediática en televisión abierta, en redes sociales y en medios impresos.
Los padres de Oswaldo han subido a la misma página de Facebook fotos de su hijo y documentos para acreditar que falleció como consecuencia de un homicidio y no de un infarto, como han tratado de encubrir las autoridades ministeriales y escolares.
“La necropsia de la Doctora Santoyo reafirma el infarto del menor y por lo que hace al Dr. Sergio Guzmán concluye que fue una presión toraxo abdominal, es decir, lo convierte en homicidio”, señala un párrafo firmado por el maestro Pedro Gutiérrez.
El mismo documento indica que Gutiérrez habló con el fiscal de Homicidios reiterándole el caso como homicidio. El fiscal le comentó “que lo iba a exponer con el fiscal Mario Salas y que estuviéramos al pendiente para cualquier comentario”.
Los padres no dudan en responsabilizar a la directora de la escuela, al secretario de Educación Raymundo Martínez Carbajal y al gobernador Eruviel Avila de encubrir éste y otros casos.
“Apostaron a ocultar a que nadie diga que en el Estado de México ocurren muertes de niños por bullying”, sentenciaron.
Los padres aclaran que, a raíz del caso de Ciudad Victoria, decidieron circular su testimonio en Facebook. En Youtube hay un video de fotos con el título “Oswaldo Joaquín Correa Romero”.
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