Hace unos días, un colega dijo que México está de “luna de miel” con Peña Nieto (Ricardo Alemán en el Universal. Nota del Blog ). Yo creo que quienes están romanceando con él son algunos medios de comunicación poderosos que están construyendo un discurso que propaga la idea de que el PRI es un partido de profesionales y ellos sí sabrán gobernar. Sin embargo, para una buena parte de la sociedad que se informa por vías alternativas y sigue los pasos y las declaraciones del mandatario y su gabinete la historia es muy diferente. Estamos en etapa de diagnóstico y por ello es tan importante escuchar y documentar con atención.
Peña Nieto prometió en campaña un cambio radical de estrategia contra el narcotráfico. Declaró que el Ejército ya no llevaría a cabo labores policíacas. Mientras tanto, el secretario de Gobernación, quien desde ya retomó el monopolio del espionaje y de la seguridad nacional al antiguo estilo del PRI, anuncia la creación de la gendarmería. Un gendarme es un guardia civil. Según fuentes de Segob ya están preparando a 10 mil militares como miembros de esta suerte de policía militarizada. Un modelo similar al utilizado en Brasil en las zonas más violentas denominadas favelas; sólo contiene la violencia, a veces la reproducen pero nunca la resuelven ni la transforman. Paradójicamente, a esta suerte de gendarmes se les ha denominado como “guardia pacificadora” aunque son militares especializados en controlar comunidades en situación de guerra. México no vive una guerra, la sociedad no es la enemiga del Estado. Lo que enfrentamos es un serio problema de desequilibrio de poderes entre el Estado y la delincuencia organizada. La propagación de una economía criminal fortalecida por la corrupción, por la debilidad del sistema de justicia y de la maquinaria política.
Lo que las estrategias del nuevo gobierno nos indican hasta ahora es que Peña sí negoció con la Sedena lo que Calderón dejó pendiente: asegurar la permanencia de militares especializados en los cuerpos policíacos, ahorrándole el costo político de los errores o violaciones a los derechos humanos al Ejército. Nadie en su sano juicio debe esperar que en tan poco tiempo esté activada la estrategia de seguridad del nuevo gobierno; sin embargo, resulta preocupante que se haya desarticulado al andamiaje anterior sin una estrategia clara. Los mensajes contradictorios del peñismo tienen en la incertidumbre a la sociedad y dan tiempo a los cárteles para recomponer sus alianzas con miembros corruptos del Estado.
Por otro lado, esta semana el nuevo gobierno federal no entregó una radiografía de sí mismo. Los funcionarios públicos, desde el Presidente hacia abajo, mintieron descaradamente en sus declaraciones patrimoniales, las entregaron incompletas y sin cifras. Esta es evidencia palmaria de la opacidad que rige y regirá el sexenio. Quien espere transparencia del Presidente que ignora el nombre de la instancia que la rige, vive en el engaño.
Lo cierto es que las expectativas de quienes creyeron que Peña y su partido retomarían las riendas del país como quien doma a un caballo, han sido abatidas por la realidad. Peña no es un estadista sino un hombre con grandes limitaciones intelectuales, sociales y culturales, todos los días lo demuestra. Pero su falta de comprensión, liderazgo y capacidad para mandar abre una ventana de oportunidad. Queda claro que (afortunadamente) no se pudo revivir el presidencialismo tradicional priísta, el joven Enrique no tiene la veta intelectual para ello, eso significa que tal vez estemos frente a la posibilidad de construir ciertos equilibrios para la gobernabilidad y que es ahora cuando la sociedad civil podrá retomar su fuerza. Los verdaderos liderazgos se revelan desde ya en el Congreso de la Unión y en la Segob.
Para comenzar hemos de enfocarnos en asegurar que para el 2015, como establece la ley en todo el país se haya aplicado la Reforma del sistema penal, que cambiará drásticamente la forma en que se administra e imparte justicia en México. Si quieres participar en que se logre este proceso en tu estado hazlo directamente en: https://www.reformapenalmexico.org/principal
Una cosa a la vez.
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