Ante la sanción que el Instituto del Fraude Electoral deberá imponer a la empresa GEA-ISA, productora de las falsas encuestas que durante la pasada campaña difundió Milenio con datos inverosímiles a favor de Enrique Peña Nieto –una mentira sistemáticamente repetida que el primero de julio quedó al descubierto y por la cual Ciro Gómez Leyva pidió disculpas a su teleauditorio--, Felipe Calderón tuvo que echarles otra vez la mano a quienes lo ayudaron a robarse la Presidencia en 2006.
Mano que, por supuesto, no fue la suya, pues dada la repugnante naturaleza de la encomienda, ésta recayó en el doctor Eduardo Sojo Garza-Aldape, ex secretario de Economía de Vicente Fox y ahora plomero del hombrecito de Los Pinos. Como presidente de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional de Geografía y Estadística, Sojo tuvo que quitarse el saco y las mancuernillas, enrollarse las mangas de la camisa y meter el brazo hasta el fondo del pozo de excremento, orines y vómitos en donde yace el “prestigio” periodístico de Carlos Marín, Ciro Gómez Leyva y Joaquín López Dóriga.
La digna tarea no persiguió otro fin que remover la cloaca donde se pudren las plumas estelares de Milenio, para comunicarles lo siguiente: “El Instituto Nacional de Geografía y Estadística otorga el reconocimiento Inegi 2012 a Grupo Milenio por el uso de información estadística y geográfica en la difusión de noticias en internet a través del portal milenio.com”.
En Tabasco, un refrán aconseja ponerse el parche antes de que te pique el alacrán. En el valle de México decimos curarse en salud. Esto fue, ni más ni menos, lo que le hizo Calderón a Milenio, luego de que dos días atrás, el Tribunal Electoral ordenó al IFE sancionar a GEA-ISA por haber publicado encuestas fuera de los plazos marcados por la ley.
Como consejero presidente del Instrumento para la Felación Electrónica, Leonardo Valdés Zurita, Vazurira, había desechado una queja del PRD en contra de GEA-ISA, alegando que le tocaba investigarla a la Fepade (Fachada Encubridora para Delitos Electorales). Sin embargo, por vayan ustedes a saber qué motivos, los magistranzas reviraron mandándolo a sesionar con todos sus consejeros, que ganan 400 mil pesos mensuales cada uno para, de algún modo, castigar a GEA-ISA.
Ante eso, Calderón llamó a Sojo y posible (pero no probablemente) le habrá dicho: “¿Recuerdas que la política es el arte de tragar mierda? Pues necesito que me hagas un favor”. Y el Inegi otorgó a Milenio un barquillo como de helado de chocolate, que en realidad no era de helado y mucho menos de chocolate.
Entre tanto, durante los funerales de su primogénito, Humberto Moreira, capo de capos de Coahuila y ex presidenta nacional PRI, se apresuró a negar que el homicidio estuviese vinculado con el ajuste de cuentas que estremece al grupo político que tomará el poder el primero de diciembre.
“Mi hijo viene a ser uno de los muertos de esta guerra”, dijo en la iglesia donde su muchacho era velado, y de inmediato agregó, para precisar que se refería a la guerra de Calderón, no a la de su partido: “Uno de los miles de muertos”.
Pero 10 palabras más tarde soltó algo que podría oler a otra cosa: “Habrá momentos de hablar y espero que se concrete la justicia”. Como a esas alturas ya sabía que Felipe Calderón había ordenado a Marisela Morales que interrumpiera las cirugías estéticas que estuviese haciéndose en ese momento y atendiera el caso Coahuila, Moreira sin duda no pensaba en esa mujer tan inútil, cuando confesó: “espero que se concrete la justicia”. Hoy por eso también estaré en Twitter, en la cuenta @Desfiladero132, por si ocupan.
Jaime Avilés
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